26 febrero 2012

Cinco muestras de Marie Colvin

Sri Lanka, 2001.
El Gobierno quiere silenciar a la valerosa Marie Colvin, empotrada con los rebeldes tamiles. Los soldados del país asiático le disparan y le arrojan una granada. Sufre cuatro impactos de metralla: hombro, pecho, pierna y cara. No recibe tratamiento durante 10 horas y acaba perdiendo su ojo izquierdo. Pero la reportera, como de costumbre, transforma la desgracia en una ventaja: a partir de entonces su parche negro se convierte en parte de su imagen de marca.

"¿Fui una estúpida?", se preguntará luego en su reportaje sobre lo sucedido. "Me sentiría estúpida si escribiera una columna sobre la cena en la que estuve anoche. Lo que me gusta es el terreno intermedio entre un trabajo de oficina y que te peguen un tiro, dicho con todos mis respetos para las oficinas. En mi próxima guerra, me admirará todavía más la valentía de los civiles que soportan cosas peores que yo. Ellos tienen que quedarse donde están. Yo puedo volver a Londres".

Timor Este, 1999.
Marie Colvin está atrapada junto a 1.500 mujeres y niños en un edificio cercado por tropas indonesias. Los demás periodistas (22) deciden huir, pero ella insiste en quedarse para informar del acoso a los civiles. Y tal es el escándalo internacional que provocan sus denuncias que, al cabo de cuatro días, todos son puestos en libertad.

Los habitantes de Timor no olvidan a su heroína. Su artículo sobre el cerco concluye con una confesión:
"Lo que más me apetece, cuando salga del hospital, es un dry martini y un cigarrillo". Días más tarde, la despierta el servicio de habitaciones de su hotel en Nueva York. El camarero le entrega una botella de vodka y todos los ingredientes de su bebida predilecta. "La encargó, dios sabe cómo, la gente de Timor", explicará después.

Trípoli, 1986.
El gran salto periodístico de Colvin llega una madrugada de abril. A las tres de la mañana, los hombres de Gadafi llegan a su hotel y la invitan a visitar al tirano en su búnker. Allí se topa con un hombre aislado del mundo exterior, estrafalariamente vestido con una camisa de seda roja, pantalones de pijama y pantuflas de piel de lagarto.

En la conversación, la periodista despliega uno de sus talentos: conquistar a los dictadores en persona para luego despedazarles en sus textos. Es la primera de una larga serie de entrevistas con él a lo largo de un cuarto de siglo. En 2011, la periodista regresa al búnker, ahora invadido por los rebeldes libios que acaban de tumbar al dictador. Luego publicará un libro de revelador título sobre sus encuentros con Gadafi: El perro loco y yo.

Londres, 2010.
La reportera pronuncia un discurso en la Iglesia de St Bride, lugar de culto del periodismo anglosajón. En unos minutos, condensa toda la sabiduría acumulada en toda una vida de reporterismo ante una audiencia de selectos periodistas.

"Muchos de los aquí presentes nos hemos preguntado si nuestro trabajo merece la pena", admite. "Yo me enfrenté a la pregunta cuando me hirieron. Mi respuesta entonces, igual que ahora, es que sí merece la pena... Nuestra misión es decir la verdad a los poderosos. Enviamos a casa el primer borrador de la Historia. No puedes conseguir la información si no vas a los sitios donde están disparando a la gente, o donde la gente te dispara a tí. Lo verdaderamente difícil es creer que suficiente gente (sea el gobierno, el ejército o el ciudadano de a pie) se emocionará cuando tu información llegue a la página impresa del periódico".

Homs, 2012.
Como siempre, Marie Colvin es de las primeras en llegar al frente de guerra. Desde allí, escribe una desgarradora crónica, publicada el domingo en The Sunday Times: "Lo llaman el sótano de las viudas...", arranca el texto, ambientado en un hospital de campaña de Homs repleto de mujeres y niños. El martes, unas horas antes de su muerte, entra en directo en las televisiones para denunciar el sufrimiento de la población a manos del régimen sirio. Su tono airado demuestra lo desesperado de la situación.

Justo después, responde a un comentario en un foro de internet que la felicita por haber escapado de Siria. Es el último texto que escribirá en su carrera: un inmejorable epitafio para toda una vida dedicada al reporterismo de guerra.

"Creo que las noticias de mi supervivencia son exageradas. Estoy en Bam Amr. Espeluznante, no puedo entender cómo el mundo no hace nada. Acabo de ver morir a un bebé. Metralla, los médicos no pudieron hacer nada. Su pequeña barriga se hinchó y se hinchó hasta que paró... Me siento inútil... Seguiré tratando de sacar información de aquí".


NOTA DEL BLOG
Fue asesinada el 22 de Febrero de 2012 en Siria. Una periodista estadounidense de 56 años, delgada y rubia, que inició su carrera en 1984 en París, como jefa de la agencia de prensa United Press International.

Considerada por medios británicos como la mejor periodista de guerra de su generación, arriesgó en varias ocasiones su vida por mostrar “la maldad de los tiranos y el sufrimiento de las víctimas”, según Rupert Murdoch, propietario del diario británico Sunday Times, al que Colvin se enroló en 1986 como corresponsal en Medio Oriente.



22 comentarios:

  1. Esta mujer merece ser condecorada!!Sí había leido su historia y lo ví también en la televisión.Una pena que ni los reporteros puedan hacer su trabajo y tengan que arriesgar la vida para mantenernos informados.Aún recuerdo a Couso,hay está su familia dando guerra y...na de na.Millll besitos don tella!!!!!!!!
    p.d.¿¿De donde sacas tú esas primas???ya quisieran muchos ser primos tuyos jajajjajajajaja

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    1. DOÑA MIDALA

      La Colvin era una brava mujer y una valiente persona. Con la bisectríz bien puesta.

      Amplia parentela que tiene uno y con abundancia de yogurinas. Para envidia de algunos. Además son casi tan cariñosas como tú, dificil de por sí porque las galeguiñas en eso soís las reinas.

      Un cariñoso abrazo

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  2. Que valor y honestidad le echaba esta gran Dama.A la vida y y a contar la verdad de lo que otros medios omitian.Un saludo.

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  3. Esta vez no, esta vez no pudo esquivar a la parca. Esas situaciones en las que en realidad no existe el frente de guerra son las peores para esto. Pocos periodistas tienen lo que hace falta para meterse en esos avisperos pero gracias a ellos y hoy a la tecnología ya no pueden cometer esos crímenes sin que de una forma u otra nos enteremos. Son personas como ella quienes me interesan y a las que doy valor. Uno de los nuestros se metió allí por Turquía, pero fue entrar, fotografiar y salir y aún así estuvo acojonado todo el tiempo, no recuerdo su nombre. Espero que Asad lo pague con la vida y aquí, lo siento no hay color, al enemigo ni agua.
    Saluditos.

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    1. DON ZORRETE

      Así es, lo peor debe de ser estar en el medio de una guerra oculta y no visible en la permanencia. Decía P. Reverte en un artículo que lo que harta y aburre a los reporteros de guerra es la frecuencia con que, tras estar en un punto esperando recibir un bombazo en cualquier momento, se graba algo importante y se sale echando leches para que llegue a la sede tu TV para la hora del Telediario, y en el interín se produce un suceso político local, ya no publican el reportaje de guerra que tanto les ha costado grabar.

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  4. Al empezar a leer la entrada, no conocía el fatal desenlace, pero a mitad de la lectura, uno ya intuía que esta mujer no iba a morir placidamente en una cama.

    Lamento haya muerto tan joven, pero todo reportero de guerra sabe que se la juega de verdad, y que en no pocas ocasiones son blancos preferenciales.

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    1. SEÑOR OGRO
      Pues hace poco más o menos una semana que apareció la noticia del balazo que le metieron en Siria a ella y a su fotógrafo francés.

      Sí, estos reporteros se la juegan de verdad. No todos. En España ahora mismo tenemos una que también se la juega y se llama Mercedes Gallego.

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  5. Es por desgracia el fin de muchos corresponsables de guerra, sobre todo de los buenos, por ello más arriesgados.

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  6. A poca cosa le llamas tu hacer periodismo Tella, el periodismo de verdad es el colosal trabajo que hacían los "periodistas" del tristemente desaparecido (para la progresía patria inculta) diario Público...Azaña le tenga en su regazo (RIP)

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    1. DON CAROLVS
      Es posible que algunos rústicos como yo estemos equivocados de tanto cantar el Cara al Sol y no entendamos el valor de PUBLICO, tan del gusto, como dices, de AZAÑA.

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  7. Pues vaya, he de reconocer que desconocía el desenlace (tan reciente) de la historia, de todos modos por mucha admiración que nos puedan causar y lo necesario de su trabajo no es menos cierto que la posibilidad de morir va en el sueldo de un corresponsal de guerra, y cuanto más te mojas más peligro.

    De todos modos no creo que la tengan como ejemplo a seguir en la redacción del diario independiente de la mañana y sus informaciones contrastadas.

    Precisamente hoy (y los genios vuelven a coincidir en la temática) hablo algo de nuestra prensa escrita (escrita con el rabo viendo la cantidad de faltas de ortografía existentes... no valoro el contenido porque oscila entre la mentira, el absurdo y la basura).

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    1. DON ISRA
      Sí, la posibilidad de morir va en el sueldo al igual que la obligación de MANTENER EL ORDEN entra en el de los gobernantes, y pocos cumplen salvo los batasunos.

      Este tipo de periodistas no gustan en los PRAVDAS de ninguna parte porque cuentan la verdad y la realidad.

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  8. Que luego dices que no te digo na... pero es que ya sabes que no emito valoraciones hasta que compruebo la retaguardia.

    Espero "noticias" de Adelfina.

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    1. DON ISRA

      Pos, Adelfina es aquella prima tuya y mía que se nos fue a Colombia a aprender a cantar "Santa Marta tiene tren, pero no tiene tranvia...", y ha vuelto hecha un bellezón, con poderosos pitones y enorme sonrisa.

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  9. Creo que era viuda, a su marido, también periodista, lo mataron hace años, ahora no recuerdo dónde.

    Me impresionó mucho la noticia de su muerte, aunque para los corresponsales de guerra cada día que le ganan a la vida es un triunfo. Supongo que le valió la pena, pero a mí me entristece pensar la facilidad con que digerimos la muerte y las noticias de un frente de guerra, desde un cómodo sillón, delante de nuestros televisores. Al final no valoramos nada de esto hasta que uno de estos periodistas muere, acentuando el dramatismo de todo aquello que nos habían venido transmitiendo.

    Espero que ese infierno se acabe muy pronto.

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    1. S, sí todo eso de que no valoramos las guerras retransmitadas por TV, DOÑA CANDELA, es cierto y casi nos han adoctrinado a que seamos de esa forma. Cuando la información no estaba globalizada al instante ni emitida en pantallas, sino en prensa, es cuando más valorabamos los hechos.

      Ten en cuenta que hace 50 años se sabía que había descarrilado un tren en Japoón con 300 muertos, por poner un ejemplo, y nos parecía una barbaridad. Ahora escuchamos el cómo mueren cientos cada día ametrallados y nos parece lo más normal.

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  10. Pues esta vez no volvió.

    Una digna sucesora de Oriana y otros. Descanse en paz.

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    1. DOÑA MARIBELUCA

      Perfectamente definido : una digna sucesora de ORIANA FALLACI. Y con muy parecida trayectoria porque aquella también se dedicó a entrevistar monstruos como el entonces Jefe Terrorista Mundial Arafat.

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  11. Matar al mensajero, la maxima aspiración de todo sátrapa que se precie y en esta caso con triste exito por su parte.
    Muertes así deberian de ofendernos todavia mas, -no solo por injustas, que tambien-, si no por que se producen para asesinar la verdad e impedir al mundo que sepa la realidad de ese pais llamado Siria.
    Quizás el asesino Asad, no lo parezca menos por su impecable aspecto de funcionario de alto rango; pero no olvidemos que es un dictador, heredero de otro dictador; como no de izquierdas; dictaduras de las que solo se sale a sangre y fuego.
    Lamento de verdad la muerte de cualquier persona; la de esta señora la lamento mas de lo comun, por que con sus noticias a tiempo, seguro que evitó muchas muertes y esa seria su idea al acudir a Siria.

    De Adelfina solo decir que con primas así estoy pensando en la forma legal de hacerme de su familia, para poder disfrutar de tamaña parentela. Con la vista se entiende, que los años no perdonan.
    Salud

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    1. DON JAIME
      Completamente de acuerdo con lo que comenta. Estos tiranos camelleros son los peores y van cayendo por el hartazgo de sus pueblos ante tanto desmán.

      La Colvin era una mujer brava y lo demostró sobradamente, y como dice Ud. gracias a gente como ella nos enteramos de las barbaridades de los sátrapas.

      Me alegra saber que algunas primas le gustan y trataré de ir trayendo a otras más o menos "simpáticas". Creo que mañana me llegan unas que se metieron en el convento muy jovencitas. Veremos si le parecen bien.

      Cordiales saludos

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