10 noviembre 2009

Esos chicos y una señora-señora


Conozco, desde hace tiempo, a una señora que tiene a los niños criados y al marido ocupado en sus cosas, y la suerte, ella, de no tener que trabajar para ganarse la vida.

Es una de esas mujeres afortunadas con posición económica cómoda, dentro de lo que cabe, que dispone de tiempo suficiente para dedicarlo a sí misma. Como todavía está de buen ver –fue muy guapa y todavía lo es–, no necesita dedicar horas a mantenerse en forma, pues tiene una forma estupenda.

De maruja calza lo mínimo: no es de mucha tele –excepto los debates políticos, que se los zampa–, sino del tipo lectora. Devora libro tras libro; sobre todo, novelistas rusos y centroeuropeos, en ficción, e historia, ensayo y memorias sobre la primera mitad del XX.

De bolcheviques, revoluciones y ocaso de la monarquía austrohúngara, entre otras cosas, sabe más que nadie. Disfruta con todo eso, sin otro objeto que el conocimiento en sí mismo. Saber y pensar. Ni se le ocurre escribir novelas, ni nada.

Sólo tiene una profunda curiosidad por la vieja y zurcida Europa. Por comprender, a la luz de la memoria escrita y la cultura, el mundo que fue y el que es. El pasado que explica el presente y los seres que lo pueblan.

Tiene tiempo libre, como digo. Y hace un par de años, en vez de meterse en un gimnasio o estirarse la piel, decidió hacer una segunda carrera universitaria. Volver a las aulas, estudiar de nuevo, asistir a clases que abrieran nuevas puertas a sus ganas de saber, a su mirada curiosa y lúcida.

Empezó temiendo ser la abuelita Paz de su clase, pero se integró bien. Intercambia apuntes, hace trabajos en común. El año pasado, estudiando como una leona, aprobó el primer curso de una carrera de humanidades. Está encantada. Feliz. Sobre todo, como ella dice, porque es maravilloso aprender sin otra ambición que el conocimiento.

Y también porque, afirma, su respeto por los jóvenes es mayor desde que los trata cada día. Estamos equivocados con ellos, sostiene. La mayor parte de mis compañeros de clase son chicos cultos, de una tenacidad admirable. Con ganas de aprender. Con vocación, inteligencia y coraje. Nunca he vuelto a hablar despectivamente de un joven universitario desde que estoy de nuevo allí. Deberías decirlo en uno de tus artículos, Reverte. Es de justicia.

Porque sólo es otro mundo, afirma mi amiga. El que viene. Chicos orientados hacia una manera diferente de ver la vida, nacidos en un territorio hostil, más desesperanzado que el de sus padres y abuelos.

Con un futuro incierto, peligroso. Pero eso no mata su entusiasmo. Es cierto que muchos llevan impresa la mirada del soldado perdido: de quien sabe que el combate tiene pocas posibilidades de victoria. Sin embargo, es admirable verlos levantar la mano en clase para plantear preguntas o iniciar una discusión; la energía valerosa con que defienden lo que creen saber y se adentran en lo que les interesa. Su tenacidad, su sensatez.

Una chica con piercings y la tripa al aire, un pasota desastrado, pueden hacer de pronto una observación o formular una pregunta que te hacen mirarlos, asombrada.

Fascina observar cómo se afirman intelectualmente, adentrándose en su vocación. En sus sueños. Y no creas que van engañados: saben lo que les espera. Perfectamente.

Su generación creció con la certeza del paro irremediable, del triste paisaje que les dejamos como herencia. Y sin embargo, es conmovedor verlos perseverar, tenaces, en lo que les pide el cuerpo. Persiguiendo lo que aman. Estudian hermosas carreras, en apariencia inútiles, porque la utilidad que persiguen es otra. Va más allá del simple ganarse la vida.

Hay pedorros, claro. Muchos. Descerebrados e imbéciles. Simple carne de botellón: borregos listos para el matadero. Pero ésos siempre los hubo –haz memoria, Reverte–.

En cuanto a mis actuales compañeros de clase, te sorprendería ver los libros que llevan, mezclados con los de Stieg Larsson y Ken Follet: clásicos griegos y latinos, o literatura de altísima calidad. Los hemos visto crecer pensando que son una generación irresponsable, analfabeta funcional, que poco sabe y menos quiere saber. Sin darnos cuenta de que las necesidades y el modo de aprender han cambiado, pero las ganas siguen.

Si piensas en lo que a nuestra generación le enseñaron y lo que aprendió por su cuenta, comprenderás que es lo mismo. Estos chicos hacen idéntico esfuerzo al que hicimos nosotros; más admirable en su caso, pues ahora las interferencias son mayores.

Los juzgamos con dureza al verlos todo el día con el ordenador y la tele, sin darnos cuenta de que ése es otro modo de formarse, que nosotros no tuvimos. Una herramienta útil, adecuada al tiempo que viven y a lo que les espera, que ellos manejan como nadie. Que los lleva más allá de donde a nosotros nos llevaban nuestros simples libros.

Así que no te equivoques con ellos, amigo. Y deja de gruñir. Durante algún tiempo seguirá habiendo justos en Sodoma.

ARTURO PEREZ REVERTE



12 comentarios:

  1. Se suele decir que pagan justos por pecadores, y es cierto que el futuro de nuestros universitarios muchas veces acaba en trabajos asquerosos y contratos temporales. Pero, y lo siento por la amiga de Reverte, viendo a los/las jovenes que han llegado en los últimos años a la política, el futuro no se presenta muy esperanzador para España, por que si Soraya fue la número uno de su promoción, quisiera que me entendiera la señora.

    Que estén más preparados puede que sea cierto, otra cosa es que sepan aprovechar esa preparación.

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  2. JAVIER

    Desde luego el ejemplo de los que han llegado a la Política sólo nos sirve para calibrar que para hacer POLITICA no sirven.

    O que esos inquietos y cultos universitarios serán "buena gente" pero para otros menesteres diferentes que el de ocupar cargos públicos.

    En cualquier caso, lo cuenta REVERTE y no sé si él está muy convencido de lo que le cuenta su amiga.

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  3. No estoy muy de acuerdo con este artículo de Pérez Reverte, es evidente que hay mucho joven deseoso de aprender, de consolidar sus proyectos de futuro, e Incluso algunos están incentivados pese a tener un futuro oscuro. Después debemos descender a la realidad y reconocer que son los menos, sinceramente la mayoría de la juventud da pena.
    Saludos

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  4. CABALLERO ZP

    Sí, ya somos tres que discrepamos de esa visión que una señora le cuenta a Reverte, sobre la actual juventud.

    Yo no veo TV apenas, sólo noticieros, y a veces se cuela gentío de este tipo y la impresión que tengo, oyéndoles hablar, es que son analfabetos funcionales. Y lo mismo me pasa con algunos comentaristas de variados blogs.

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  5. Tellagorri, no me convence tampoco la señora estudiante universitaria.

    La realidad es que nuestros universitarios al finalizar sus estudios aspiran a ser funcionarios, en España no se les preparan para ser futuros empresarios, por eso en la política hay tantos mediocres.

    Muchos jóvenes con carreras importantes se van al extranjero, están más valorados que aquí, un ejemplo lo tenemos en Medicina, una carrera de seis años, para conseguir la especialidad tienen que superar unas oposiciones(MIR) y trabajar como médicos residentes en un hospital de cuatro a cinco años, unos mileuristas y al final de nuevo a la calle.

    En Andalucía hay "celadores a dedo" que ganan más que un médico, ¿os recuerda todo esto a un régimen?. Prefiero que se vayan al extranjero.

    Escribo desde el portátil, je,je, Tellagorri no me siento aludida, pero eso que dices sobre algunos "comentaristas", no seré yo, una hace lo que puede y sabe. Saludos.

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  6. Esa señora sólo conoció a unos pocos de los que sí pasaron la criba.
    Debería ver a la otra parte que no la pasó, y no por no poder, sino por no querer.
    Mi hija mayor acaba de empezar su carrera universitaria.
    Yo he seguido el transcurso de los estudios de sus compañeros, de todos aquellos que empezaron junto a ella Educ. Infantil con 4 años, y que se han ido quedando por el camino. Conozco a sus padres (a la mayoría) y tanto los que tienen más recursos como los que tienen menos, han dado la oportunidad a los chicos, los han animado... casi los han obligado a estudiar, y a pesar de ello, han preferido aparcar los libros con 15 años. Están viendo a diario que se puede "tirar palante" dando unos días en el campo o en la obra y cobrando el paro. ¿Para qué esforzarse más? No tienen mayores inquietudes; creen que ya lo saben todo o simplemente les da lo mismo no saber.
    Esa señora sólo ha visto una parte de jóvenes que no reflejan del todo la realidad.
    Durante los años de instituto, muchos han acudido a clase obligados (como lo dicen las siglas: ESO educ. secundaria obligatoria), y como carecían de interés y los profesores de autoridad, se han dedicado a reventar las clases, a enturbiar el ambiente, a dificultar el aprendizaje de los que sí tenían interés.

    Por mi propia hija sé que cuando empezó bachillerato (que no es obligatorio), las clases cambiaron mucho. Había mejor ambiente estudiantil y hasta más respeto a profesores y entre compañeros, porque ahí la criba empezó a funcionar: ya sólo acudían a clase los que de verdad querían hacerlo.

    Hace poco oí que querían prolongar la obligatoriedad de los estudios hasta los 18 años, o sea, hasta las mismas puertas de la universidad, y por todo lo que he dicho anteriormente, yo no estoy de acuerdo.

    En todos sitios hay de todo, como en botica, pero todos los jóvenes actuales no se reflejan en el espejo de esta amiga de Reverte.

    Un saludo.

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  7. PASION

    En efecto es una verguenza que un médico tenga que pasar tantos años para conseguir una plaza de....funcionario de Sanidad.

    En Vasconia aún es peor porque ese MIR sólo lo aprueban quienes además certifican que tienen el título de traductor de vascuence (no basta con demostrar que sabes hablarlo), con lo que los médicos, los ingenieros, etc. emigran a Madrid o a Murcia, da igual.

    Por favor, Pasion, no me vengas con susceptibilidades de alusiones que en ningún momento he pensado de tí.
    Un cariños saludo

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  8. DÑA. ADELAIDA

    Tu comentario merece un post completo con lo que dices, y cubre todo lo que podría decirse sobre este tema.

    Ya veo que las cosas son como pensabamos muchos y que al bueno de Reverte le han colado un gol.

    Que no pongan enseñanza obligatoria hasta lo 18 años, porque entonces tendrán que suprimir las Universidades por ineptos para acceder a ellas.

    Hace tiempo que sabía que en la Universidad, por dos hijos que hace mucho terminaron, hay una criba importante o había, y que al final llegan pocos y esos terminan de oficinistas en cualquier cía. de Seguros, porque no dan la talla para ejercer la Abogacía, las Ingenierías o cualquier carrera seria, de las de siempre.

    Como ahora son universitarios hasta los peluqueros (estilistas les llaman) y los pedicuros o los masajistas (Fisioterapetas, los llaman), el ser "universitario" es poco menos que en mis tiempos ser BACHILLER. Nosotros hacíamos 7 años de bachillerato, Preu, y cinco o seis años de carrera en las que si suspendías una, no pasabas de curso.
    En primero de carrera quedaban fuera muchísimos que aspiraban a ser arquitectos, ingenieros o abogados.

    Un cordial saludo

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  9. Pues hombre, no me queda muy lejos mi época universitaria y te puedo decir que éramos bastante mejores que lo que hay ahora (al menos sabíamos escribir nuestro nombre sin faltas de ortografía).

    Hay un gran problema, TITULITIS, y es que todavía no se han dado cuenta que en España eso no sirve para nada.

    Ayer ví un papel higiénico muy mono con motivos navideños en una tienda CASA, podrían hacer uno con titulaciones universitarias españolas.

    Los títulos una mierda, los programas de estudio francamente mejorables, los estudiantes en su gran mayoría impresentables y el "cuerpo docente"... he visto tanta mierda pasando un par de horas al día en la facultad que me imagino la escoria que tiene que haber ahí metida.

    Parece mentira que esto lo haya escrito Reverte (salvo que haya tenido algo más que palabras con esa "atractiva" estudiante madura9.

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  10. ISRA
    Sí, todo es buscar un título y muchísimas veces, como dice Adelaida, ni eso. Pasan de estudiar y de aprender.
    Les da lo mismo llegar a ser médicos que ser simples repartidores de pitza.

    Al Reverte, como presumes, esa señora le ha encaramelado y lo ha metido en el bosillo.

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  11. Es posible que los jóvenes o la mayoría de ellos estén mas y mejor preparados intelectualmente que nosotros, es probable que la vida se ahora mas complicada que entonces y que resulte complejo salir adelante, pero de lo que estoy seguro, pongo la mano en el fuego, es que nuestra juventud es una caterva de adoctrinados de cabezas repletas de memoria histórica y educación para la ciudadanía, adictos al fútbol y al botellón. La falta de valores y el pasotismo conjugado con la ausencia de ideales y compromiso social, a no ser el de manifestase para quemar contenedores, esta condenando a una generación entera, los esta convirtiendo en esclavos de un interés oculto pero perfectamente definido, orquestado por los políticos y poderosos para su propio beneficio. Y lo que es peor, cuando los que en otro tiempo fuimos jóvenes tengamos que vivir bajo la dirección de estos siervos del desinterés y la complacencia, sufriremos la cruel tolerancia de estos que solo ven personas cuando se ponen ante el espejo.
    Hace falta una profunda reflexión y una completa remodelación del sistema. Hay que recuperar los valores y las virtudes perdidas y comenzar a educar. Hay que ser pares y no amigos, adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta. Sin lugar a dudas, es importante desarrollar la mente de los hijos. No obstante el regalo más valioso que se les puede dar, es desarrollarles la conciencia. Enseñarles, o mejor recordarles y de paso recordar nosotros mismos, lo que está bien y lo que está mal, la justicia, la compasión, la solidaridad, el respeto, el honor y la amistad son pilares fundamentales en la construcción de una mente sana. Un buen padre vale por cien maestros.

    SEMPER FIDELIS

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  12. BELLOTARIX

    me ha gustado tu comentario y creo que coincidimos en todo.

    No creo que a esta generación de jóvenes se las pueda recuperar en los tradicionales valores que citas de sentido del bien y del mal, de respeto al ajeno, de lo que es amistad y solidaridad, etc.

    Y no lo creo porque sus padres carecen de esos valores.

    Gracias por el comentario.
    Un cordial saludo

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