05 febrero 2009

Slobodan Ibarreche o Pachi Cascabelero


El próximo día 1 de marzo están los vascos convocados a las urnas para designar a quienes vayan a gobernarlos durante cuatro años. Desde hace treinta años lo viene haciendo el Partido Nacionalista Vasco o PNV, tiempo en el que ha instaurado una sociedad adoctrinada, sumisa como la germana de Adolf en 1936, y con un cuarto de millón de habitantes desterrados por no comulgar con el "Partido Unico".

Según indican todos los movimientos judiciales, parece que en estas elecciones al Parlamento vasco, a diferencia de campañas anteriores, la Fiscalía no va a dejar ninguna grieta por donde pueda colarse esa izquierda abertzale que justifica la existencia de ETA y, en consecuencia, apoya al terrorismo.

Cuando el ministro Rubalcaba asegura que no puede haber tapaderas de la banda en los próximos comicios es para dejar claro que esta vez no va a haber 'coladero'. Porque en las elecciones autonómicas de 2005 lo hubo.

Pero esta vez parece que el entorno de ETA no va a tener facilidades para presentar sus candidaturas. Porque el Gobierno parece que ha empezado a poner todos los impedimentos que le reclamaban, en su día, desde la oposición en tiempos de tregua.

Los afectados protestan porque creen que el juez Garzón, al llamar a declarar a 13 miembros de D3M y Askatasuna en calidad de imputados por presunta integración en ETA, quiere eliminar las opciones independentistas.

Nada que ver con la realidad.

Porque, aparte de los que jalean al terrorismo, existen otras opciones independentistas que se atienen a las normas democráticas formalmente y que, por eso, pueden hacer política en las instituciones. Aralar, por ejemplo, aunque tan sólo tiene un escaño en el Parlamento vasco; o Eusko Alkartasuna, que tampoco es un compendio de mayorías electorales, pero ahí ha estado: en los gobiernos de Ajuria Enea.

Al Gobierno peneuvista de Ibarreche no le gusta que el entorno de ETA no pueda concurrir a las elecciones. Como tampoco le gustó en su día la Ley de Partidos que permitió desenmascarar la red de complicidades institucionales que había tejido el entramado de ETA. Porque se le quita el "brazo ejecutor de los miedos a infundir a los no nacionalistas".

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Cabe suponer que Ibarreche (un iluminado de esencias filofascistas estilo a la Servia de aquel Slobodan Milosavljevic) abogará en su campaña por la exigencia de la igualdad de oportunidades, incluso para los que no se apartan de la violencia.

Todavía no lo confiesan públicamente pero, desde que ven la posibilidad de que el patio quede limpio de candidaturas contaminadas, todos los partidos han empezado a hacer cábalas en el reparto de escaños.

Puede que ya no estén los sucesores de Batasuna en el hemiciclo. Y puede que entre UPD. Pero están los votantes de EA (Partido escindido del PNV y más próximo a Eta que a los constitucionalistas).

¿A dónde irán los votos que depositaban su confianza en Otegui, jefe de los batasunos o afines a Eta? La incógnita se despejará en el curso de la campaña.

ZP está convencido de que va a barrer al PNV e instaurar el socialismo en Vasconia. Por ello algunos empresarios y comerciantes están pensando en votar, tapándose la nariz, a Psoe, con el fin de desalojar a los totalitarios del PNV. Ante la ausencia de un partido liberal y no secesionista.

Lo cierto es que la ciudadanía media, la no adoctrinada, aprobaría cualquier gobierno que supusiera la desaparición de los nacionalistas (todos) de los centros de Poder.
Sin embargo, nadie lo dice, nadie lo comenta. Aquí se vive como en Moscou en tiempos de Joseph Stalin : acongojados y disimulando.

Y con un censo en el que de 1.800.000 habitantes faltan 250.000 exiliados y sin voto.

Por Tellagorri

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