17 febrero 2009

Las maravillas de Caja Madrid




MARTIN PRIETO

En una de esas cenas de gala en Palacio donde son obligadas las conversaciones banales mi comensal Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, me comentaba jugando con la cubertería que en un armario blindado de su entidad habían encontrado unas cucharas de plata maciza con el escudo real.

Se supone que durante la II República alguien las hurtó empeñándolas en el Monte de Piedad.Blesa las devolvió al Patrimonio con un tarjetón. Buen funcionario.

El domingo de hace ocho días nevó masivamente en Madrid desde las 10 de la mañana colapsando dos autovías nacionales. A las 11.59 el Servicio Meteorológico alertó a la Comunidad que en un minuto comenzaría a nevar copiosamente, cuando la maquinaria de despeje ya estaba atorada. Hipnotizados por los ordenadores no se molestaron en mirar por la ventana.

Las empresas de sondeos de opinión son hermanas de la meteorología, y una de ellas nos informa que el PSOE y el PP han perdido dos millones de votos por el frívolo bamboleo con el que afrontan la crisis por antonomasia.Que no se satisfaga Rosa Díez porque aseguran los demoscópicos que esa masa se refugiará en la abstención.

Si no es verdad, está bien contado porque el paisaje invita a no salir de casa en las próximas elecciones ante el descaro irresponsable de los políticos, y Miguel Blesa (un amigo de Aznar) lo es.

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Blesa, incapaz de otro cargo aún más suculento, pretende poco menos que ser presidente vitalicio de Caja Madrid y está organizando un escándalo inasumible en tiempos bonancibles y rabiosamente vergonzoso en estos días de infamia, autoconcediéndose créditos de favor y otorgándolos a consejeros socialistas para convertirlos en tránsfugas a su favor.

Asimismo, a sus traidores y a sus amigos el alcalde de Madrid y el grupo Prisa (que compara a la presidenta madrileña con Hugo Chávez), aplica la caricia del pétalo de la rosa (pútrida) y a los demás clientes el rigor (rigor mortis) de la angustiosa ortodoxia bancaria que tan poco tiene que ver con aquel Monte de Piedad del dictador Miguel Primo de Rivera. Miguel Blesa es de la raza de los banqueros neoyorquinos que encendieron la mecha de la crisis.

Esperanza Aguirre le ha tomado la medida al margen de su trenza con Ruiz Gallardón. El uso del dinero público para comprar voluntades y satisfacer rencores no lo habían previsto ni Marx ni Hegel. Para este viaje hacia el dinero para uso de sus intereses personales, no sé para qué Blesa devolvió las cucharas de plata al Rey.

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3 comentarios:

  1. Espectáculo vergonzoso.
    Este sr Blesa carece de dignidad y se agarra al sillon como una lapa dispuesto a arrastrar a quien sea en su caida.
    De todas formas esto sucede por la peculiar naturaleza de las Cajas.
    Prefiero un Banco, que no disimula su caracter capitalista y no disfraza su voracidad por el beneficio con pretendidas obras de beneficiencia sin saber nadie de verdad donde van los excedentes y se supone que hay mucha M debajo.

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  2. Muchas gracias Javier por agregarte como seguidor de mi blog, hago yo lo mismo.

    Saludos

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  3. No olvidemos que Blesa pasó de hacer los recados en una Vespa, a tener el control de una de las principales Cajas de España, es normal que no quiera dejar el sillón bajo ningún concepto.
    Saludos

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