26 mayo 2007

LA FALACIA del "EUSKERA"


LA FALACIA DEL EUSKERA

Si es cierto que los derechos históricos forales vascos son innegables y su fuerte carácter regional otorga un derecho histórico a la autonomía de su gobierno local como la que se ha logrado y hoy disfrutamos (a diferencia de Cataluña y del catalán), con la lengua vasca no había ni hay nada que hacer "renacer" porque no hay, ni ha habido nunca, nada que merezca llamarse "literatura vasca".

Los derechos forales vascos se escribieron en castellano.
El primer libro escrito y publicado en lengua vasca vio la luz, con la rareza de un fósil en 1545, (cuando el quechua, el aymará, el nahua, el tolteca, el maya y el guaraní -que eran y son lenguas más ricas, expresivas y desarrolladas- eran vertidas al alfabeto fonético castellano y transcritas o traducidas sus expresiones literarias a la lengua de Castilla y vaciadas en ellas los catecismos y leyes del nuevo orden hispánico de América), nada de eso sucedió en el País Vasco, porque no era necesario.

Las crónicas históricas de Castilla y Cataluña se escribieron por orden de sus monarcas en el siglo XIII en castellano y catalán.
Las primeras historias regionales de las provincias vascas, son una artificialidad propia del siglo XIX, y no una genuina expresión de realidades.

La primera sistematización de la lengua vasca, que no merece el nombre de gramática, fue la del jesuita Manuel de Larramendi, del siglo XVIII.
El enigma de su origen llevó en 1815 a Juan Bautista Erro al disparate mayúsculo de afirmar que el euskera era la lengua de Adán.

El innegable hecho que no existen expresiones literarias vascas ni nada en lengua vasca que se parezca ni remotamente al Cantar del mío Cid o al Quijote en castellano, a Os Lusíadas en Portugués, ni a la colosal obra del formidable Ramón Llull, las Crónicas de Muntaner o al Tirant lo Blanc de Martorell en catalán o al Popol Vuh de los mayas, se intentó contrariar creando una literatura artificial e indigestible para nadie por lo fea, tosca y dura e ilegible para la mayoría de los vascos.

La verdad es que si no hay, ni ha habido literatura vasca escrita en lengua vasca, sí ha habido y hay una riquísima literatura vasca escrita en castellano. En esa literatura vasca se expresa con el poder, la riqueza la belleza y la universalidad del castellano, la fuerte personalidad e idiosincrasia del pueblo vasco.

El carácter vasco se manifiesta en la vida y la obra de un Iñigo de Loyola. Su ascetismo, su disciplina, su fervor, su autoritarismo, son vascos, ¡vasquísimos!

Si Iñigo de Loyola hubiera escrito sus Ejercicios espirituales o los Estatutos de la Compañía de Jesús en euskera, ni los jesuitas habrían sido lo que fueron, ni Ignacio de Loyola, habría sido el vasco más famoso e influyente de la historia.

Y el que no lo escribiera en vasco, no le resta un gramo al vasquismo de la vida y la obra de Loyola. Ni uno.
El carácter y la vida de los vascos se expresa torrencialmente en las obras del vasco Pío Baroja -para mi gusto- el más grande novelista español del siglo XX.

Ninguna obra escrita en la tosca y pétrea lengua vasca podría jamás expresar lo que Baroja trasmite de los vascos en sus Trilogías de la tierra vasca, "La casa de Aizgorri", "El Mayorazgo de Labraz" o "Zalacaín, el aventurero".
Los agridulces personajes barojianos, unos desequilibrados, otros aventureros de alma generosa y noble, todos de un humor y una conducta lógica y a la vez absurda, son lo más vasco que pueda darse.

1 comentario:

  1. Es como decir que lo de Nícola Tesla fue una falacia, porque no ha quedado registrado ninguno de sus inventos y poner como un héroe a Thomas Alba Édison, por la cantidad de inventos de los cuales existe docuentación. Un inventor debe dejar constancia de sus inventos para ser inventor.
    En fín, lo que hay que leer......

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