22 enero 2019
Norilsk, la ciudad extrema
Norilsk, la ciudad más al norte del planeta y donde murieron 16.000 prisioneros en campos de trabajo soviéticos, sobrevive hoy de los minerales con que se fabrican los teléfonos móviles. Esta región es la productora más grande del mundo de paladio y de allí sale el 20% del níquel que se extrae en todo el mundo.
La ciudad situada más al norte del planeta: 30 bajo cero durante el invierno, 40 bajo cero si "empeora el tiempo", 45 días de noche permanente al año, vientos de 72 kilómetros por hora cuando el día se pone rebelde y ninguna carretera o vía férrea que enlace con alguna otra ciudad.
Norilsk es una fortaleza, sobre todo para los extranjeros, que tienen prohibido visitarla sin un permiso del Servicio Federal de Seguridad de Rusia, el sucesor del KGB.
230.000 vecinos son los protagonistas de una lucha diaria contra los elementos. Los pisos tienen por fuera el aspecto de una vivienda prefabricada.La ciudad cobra sentido porque a un kilómetro de profundidad, tienen un tesoro mundial en forma de níquel, cobre, cobalto, platino y paladio. Una razón para durar en un lugar donde nadie querría estar.
Es una ciudad parida por el Gulag, los campos de trabajo soviéticos. 16.000 prisioneros murieron en esa zona: los trabajos forzados, el frío y el hambre hicieron una criba inhumana en este lugar.
Es la productora más grande del mundo de paladio, un mineral difícil de encontrar que se usa en los teléfonos celulares. Ironías de la vida, pese a ser la cuna de los smartphones, sólo recientemente han logrado un servicio de internet decente.
Cada coche, baldosa, tubería, tomate, plátano o zapato ha llegado en rompehielos o en avión.La única salida de esta ciudad al límite es el aeropuerto, donde los vuelos sufren cancelaciones por el temporal y aterrizar es una odisea.
La oscuridad del mineral no tolera bien las distracciones en las minas de una de las últimas regiones que habitaron los mamuts. Los huesos de estos imponentes mamíferos siguen apareciendo entre los cimientos de algunas casas, mezclados con restos de prisioneros.
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Yo mandaría a vivir ahí a los kurkullus, korkorekas y Torras.
ResponderEliminarDebe impresionar irse a semejante paramo, la vida interna de esa ciudad debe ser un microcosmos muy diferente a lo que conocemos, y es que vivir en esas condiciones debe producir unos transtornos serios.
ResponderEliminarComo vitoriano me solidarizo con una ciudad que aun tiene un tiempo mas asqueroso que el mio xD