Gonzalo Fdez. de Córdoba |
Los españoles se impusieron, pese a la escasez de fondos, destinados a cuentagotas por la Hacienda real, a fuerzas mejor armadas y avitualladas. Por eso mismo sorprende que el Rey Fernando "el Católico" pidiera al final de su servicio a don Gonzalo cuentas del dinero gastado, sospechando que había guardado parte a su beneficio.
La inconfundible respuesta de un español de la época hizo inmortal aquella anécdota.
"Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados",contestó el Gran Capitán ofendido por la ingratitud del Rey.
Al fallecimiento de Isabel "la Católica", el Rey Fernando se vio liberado para arremeter contra Fernández de Córdoba debido a su notoriedad adquirida, lo que determinó su destitución del mando.
Fernando fue señalado como el ejemplo perfecto de astucia y frialdad política por Maquiavelo en su famoso tratado de "El príncipe", y encaja a la perfección en el papel de rey cruel y desconfiado. No obstante, el aragonés no fue un Rey especialmente ingrato, como Felipe V con Blas de Lezo, ni desconfiado, como Felipe II con su hermanastro Juan de Austria o con el Gran Duque de Alba,
Don Gonzalo en Ceríñola -1503- y dueño y señor del Reino de Nápoles |
dos hispanos
Las Cuentas de Gran Capitán, uno de mis pasajes preferidos de la Historia, clara demostración de la soberbia (y racanería) de los monarcas que desean recibir loores, prebendas, fama y demás inciensos, pero que pague Rita.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarLo describes a la perfección, el modo de ser de los monarcas de todo tiempo.
A mí me encanta el valor chulesco del general ante la prepotencia del rey Fernando. Fernandez de Córdoba fué el innovador de los métodos de batalla vigentes al priorizar en el combate de los ejércitos el papel de la INFANTERÍA frente a la pesada Caballería que entonces se estilaba.
Y de ahí nacieron los famosos Tercios que luego arrasaron a todos los ejércitos europeos.
Otro genio militar lo fue el Gran Duque de Alba, el Tercero, de nombre Fernando, y que mantuvo a raya a moros de Argelia, a italianos, holandeses, belgas y portugueses. Pero Felipe II no le perdonó nunca que se casara sein pedirle permiso real para la boda.
De entre todos los militares de prestigio en la historia de Europa y desde Julio Cesar a hoy me quedo con esos DOS citados.
Ya por entonces nuestros gobernantes eran de estas formas, enemigos del mérito y enamorados de la sumisión, aunque fuera de parte de inutiles. Nuestros males vienen de lejos.. solo que se van agravando en vez de ir cicatrizando.
ResponderEliminarQue lamentable.
SEÑOR OGRO
EliminarSí, es, al parecer, innato en nuestros gobernantes despreciar los méritos de sus más esforzados defensores siempre que ello suponga menoscabo de su gloria in mente.
Para mí el peor tratado por un monarca, y ser el único militar capacitado para tener a casi toda Europa bajo la soberanía española, fué el Tercer Duque de Alba. Felipe II lo desterró a Extremadura después de que el Duque pacificara Italia, Flandes y Portugal. Todos ellos alzados en armas contra España.
Teniendo en cuenta la mentalidad de la época que el Don Gonzalo osara escribir al rey esa nota que figura arriba, es de héroe griego homérico.
Enhorabuena, una nueva lección de Historia.
ResponderEliminarPor cierto tu prima tiene un mirada encantadora.
Gracias, DON MAMUNA
EliminarLa mirada de prima Adriana encandila hasta al más despistado. Y supongo que a tí te habrá mirado con cariño.
Yo creo que el rey Fernando más que buscar que el explicaran en que se habían gastado las magras soldadas y el bajo presupuesto que tenía el gran Capitán, lo que buscaba era recibir una parte mayor del botín, que se supone sería magnífico ya que en Gaeta se rindió el ejercito francés al completo sin presentar batalla y en él había más de 10.000 soldados de caballería que en la época serían nobles y por tanto pagarían buenos rescates.... seguramente que al rey le convencerían de esto algunos cortesanos pelotilleros de esos que no iban a las batallas pero que eran buenos políticos, cosas de la envidia que es nuestro deporte nacional.
ResponderEliminarDON CSC
EliminarSin duda o lo más probable es que sucediera lo que comentas. De aquellas batallas contra el francés, se apoderó de Gaeta, Castel Nuovo, Ostia y principalmente del reino de Nápoles en donde actuó de VIRREY durante 4 años. Plazo en el que otros se hubieran forrado.si hubieran podido ocupar su cargo.
También es el que trajo a España a un Cesar Borgia prisionero para que fuera encerrado en Chinchilla.
La puñetera envidia, tanto de aristócratas como de la plebe, destroza siempre lo mejor.
Lo cierto es que la corrupción era algo en cierto modo institucionalizado y permitido entre las clases dirigentes del Antiguo Régimen. La venalidad de cargos, los regalos al valido o su familia, el escaso control de las cuentas reales (que no públicas) o aquello que el profesor Álvarez-Ossorio Alvariño dio en llamar la "república de las parentelas" estaban a la orden del día y fue así hasta bien entrado el siglo XIX. Es muy difícil entender la política de la época renacentista y barroca con nuestros ojos y muchos se llevarían las manos a la cabeza, pero en aquel entonces era así y el historiador debe ver la historia con ojos objetivos. Las acusaciones corrupción o los desfalcos al final eran un arma pública para hacer caer a algún personaje importante (el Gran Capitán, Lerma, Olivares, Oropesa...), pero no es que el acusador no las practicara en igual modo.
ResponderEliminarDON CAROLVS
ResponderEliminarEstupenda información sobre costumbres históricas y muy típica de aquella Europa recién salida del feudalismo o señores de la guerra, tan acostumbrados a no ser controlados por nadie. Y muchísimo menos por la plebe.
Me hace gracia, a tenor de los personajes que citas, que todos ellos cayeron por acusaciones de corruptos y cada de uno de ellos se sucedía a cual más corrupto. Incluso el propio Felipe II, tan austero él, promovía esa corrupción para mejor tenerlos cogidos a todos los que deseaba en cada momento sustituirlos. En eso le copió Franquito quien estaba perfectamente al tanto de los choriceos de falangistas como Girón de Velasco o de cristiano-demócratas como Arburua, etc. etc.
Hace años leí una de las mejores biografías sobre el Conde-Duque y se refleja todo eso que comentas.
Un cordial saludo