A los 55 años, el Rey de España y emperador Carlos de Alemania, desdentado y con la apariencia de un hombre de setenta años, decidió abdicar y retirarse a Cuacos de Yuste (Extremadura) en busca de su particular refugio del guerrero y de un clima propicio para la gota. Corría el año 1555.
Cuenta César Cervera que El emperador Carlos, con un pequeño séquito donde se incluía el III duque de Alba, se vio obligado a huir por los Alpes en medio de una fuerte tormenta de nieve y con el enemigo siguiéndole de cerca.
Enfermo, cansado y completamente desdentado, el hombre más poderoso de Europa decidió dejar las cosas del imperio en manos de su hermano Fernando, archiduque de Austria, y "la Corona de las Españas" a su hijo.
El 28 de septiembre de 1555, el emperador desembarco en tierras españolas y, tras franquear la Sierra de Gredos llegó a Jarandilla, donde recibió, entre otras muchas personalidades, a su amigo Francisco de Borja, III General de la Compañía de Jesús.
La elección de Yuste respondía a la benevolencia de su clima y a la ubicación de un Monasterio de la Orden de San Jerónimo.
En Yuste, su servidumbre quedó reducida a 50 personas que, en parte, se alojaban en los pueblos cercanos.
Allí le eran enviados toneles de cerveza alemana y flamenca, sus predilectas; ostras de Ostende; sardinas ahumadas; salmones; angulas; truchas; pasteles enviados por su madre Juana "la loca"(todavía recluida en Tordesillas); salchichas picantes; magros chorizos, etc., que no hicieron sino empeorar el estado de salud del emperador hasta el punto de tener dificultades hasta para vestirse solo.
El emperador tuvo tiempo de conocer a un niño de 12 años llamado Jeromín, al que un año después le sería revelado su auténtica identidad: era el futuro don Juan de Austria, hijo natural del emperador, y a la postre héroe en la batalla de Lepanto.
¿Aquellos matasanos no sabían que para el ácido úrico lo más nefasto eran todas esas morcillas picantes, chorizos curados, cervezas, salchichas, sardinas, etc? Con esa dieta se hubieran cargado hasta al rocoso Aznar, aún sin tener gota. Ese es régimen exclusivo para monjes navarros. Que aguantan como robles todos los potajes más fuertes del Monasterio de Leire.
emperador cargaron
Hola, Javier:
ResponderEliminarSi hubiese tomado ostras de Arcade,en la ría de Vigo, o sardinas de la de Pontevedra, que ya en época de los Reyes Católicos se enviaban a la Corte, mejor le hubiese sido. Pero, bueno, yo sé de quien tuvo que permanecer en el hotel de Treviso mientras el resto del grupo íbamos a Venecia..., por un ataque de ácido causado por el tomate agregado a la pasta... Ah, parece que Carlos V no necesitaba tantos asesores como ZP o Rajoy.
Un cordial saludo
DON XESÚS
EliminarAquellos matasanos no sabian ni de oídas lo que provoca el ácido úrico y por ello le permitian comer justo los alimentos que más dañan la enfermedad de la gota.
Si hubiere comido muchas alcachofas, cebollas, manzanas y fresas en vez de carnes y alcoholes, no hubiera sufrido.
Sin duda que tenía muchísimos menos "asesores" que los mamelucos que ahora dicen que dirigen un país y lo único a lo que se limitan es a verlas venir.
A ver qué médico le dice a todo un emperador, aunque esté prejubilado, que no puede comer lo que quiere una vez que ha decidido dedicarse a la buena vida. Si hubiera hecho algo más de ejercicio. De todas maneras la esperanza de vida de la época tampoco daba para mucho más.
ResponderEliminarDON ÚLTIMO DE FILIPINAS
EliminarBueno, en parte tienes razón en que los sanadores no se atreverían a prohibirle tomar lo que le gustaba, por ejemplo los litros de cerveza y las salchichas picantes. Pero es obligación de los matasanos AVISAR. Lo que pasaba es que no tenían ni la más remota idea de porqué se formaba la gota.
Hasta hace poco ( 30 años) las gentes se morian de viejos a los 60 porque no se preocupaban los sanitarios de controlar los colesteroles de los pacientes. Y en esa época morian también de ESCORBUTO muchos marinos, como Juan Sebastián Elcano, por no llevar en el barco limones. Algo que ahora nos parece simple.
No solo los monjes navarros, cualquier sindicalista podria aguantar el doble de marisco, carnes y nobles vinos sin que le temblara siquiera el rolex de la mano.
ResponderEliminarAy que chungo tenia que ser llegar en esas condiciones a esas edad y en esa epoca.
SEÑOR OGRO
EliminarMira, no me acordaba de los "acorazados" sindicalistas. Capaces de comerse una ballena con toda su grasa y sin sufrir ningún menoscabo.
En esos siglos anteriores al XX resultaba muy chungo hasta constiparse. Y lo de la GOTA, enfermedad habitual de los que comian carnes, chorizos y morcillas además de abundante vino, al parecer los matasanos no lo relacionaban con nada, y para colmo sangraban a los enfermos con sanguijuelas, Para joderlo antes.
También estoy con El Último de Filipinas, porque supongo que, en parte, era ignorancia de los médicos sobre las consecuencias de aquel régimen alimenticio, pero si alguno atisbaba algo, seguro que pensó que más valía su cabeza sobre los hombros que llevar la contraria a todo un emperador que, por ese camino, iba a durar poco.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarEs casi seguro que los matasanos ignoraban la causa de la GOTA y por tanto se limitarian a lo de siempre : a sangrar al enfermo, con lo que lo jodían más.
No sé si un emperador infundía mucho pánico a los médicos pero tengo datos de que reyes muy quisquillosos y crueles, como Pedro I de Castilla a los únicos que respetaba era a los sanadores árabes por ser los más entendidos en la materia. Y hablo de los años 1350.
Al fin y al cabo, 55 años de emperador comiendo a dos carrillos todas las maravillas culinarias de la época tampoco debió ser tan malo. Peor lo pasaban sus súbditos que muchos no llegaban ni a la mitad de esa edad, ni a una milésima parte de lo que trasegaba este hombre en una cena.
ResponderEliminarEl post me ha recordado el chiste del médico que prohibía el alcohol, el tabaco y otras expansiones para alargar la vida.
DON CSC
EliminarClaro, pero no se trata de comparar. La plebe o pueblo además de hambre soportaban toda clase de enfermedades y calamidades físicas. Lo que está claro es que los labradores que trajinaban de sol a sol no podian tener GOTA.
En aquella época los que más entendian de este tipo de enfermedades eran los médicos judios y árabes, pero su abuelo ya se había encargado de expulsarlos de España.
El chiste del médico es para responderle que con una "vida así es mejor no vivir".
Precisamente esa era la respuesta del paciente, el médico al fin y al cabo no garantizaba nada, acababa diciendo: Con esto no se si vivirá más años, pero le aseguro que se le van a hacer muy largos.
ResponderEliminarDON CSC
EliminarEra esperable que la respuesta fuera esa o parecida.
Por lo visto le dio la puntilla un mosquito del estanque que le transmitió fiebres palúdicas, pero sólo debió ser la puntilla a semejante dieta pantagruélica.
ResponderEliminarGran personaje, acaban de descubrirse también las cartas a su hijo adolescente para prevenirle de los entresijos cortesanos y el arte de gobierno.
DOÑA MARIBEL
EliminarGran personaje, sí. Y los españoles en general no creo que lo hayan valorado casi nunca en su inmensa complejidad de ser emperador de Europa y rey de España, dos títulos diferentes y ajenos que se unieron en su persona.
Lo curioso es que su madre, Doña Juana, La Loca, sobrevivió a su hijo y casi a su nieto Felipe II. Creo que sólo una vez fue el emperador a visitarla. A ella le pasaba como a Don Quijote : que en no hablándole de caballerías ( de marido muerto) era más cabal que el común de sus contemporaneos.
Ese mosquito que picó al emperador era un cabroncete con alma de torero malandrín.
El confiar en los médicos no es buena cosa para mantener la salud a flote; mejor receta es poco plato y mucho zapato.
ResponderEliminarLos labriegos que tarbajaban con la azada de sol a sol, ni gota ni colesterol, ni casi nada, quizas desgase y agotamiento, pero si estaban bien alimentados disfruaban de mejor salud que los ricos.
Salud
DON JAIME
EliminarEstoy de acuerdo. Mucho zapato y poco en el plato.
Los labriegos de aquella época especialmente, igual que los posteriores y anteriores, estaban fuertes de salud pero un mal constipado o un parto en ellas se los llevaban al cementerio por falta de atención sanitaria.
Hoy, afortunadamente, nos dan píldoras que remedian la tensión arterial, el colesterol, la próstata o una neumonía. Los que no me dan ninguna pena son los que sufren de GOTA.