Cae la tarde del día 24 de agosto. El joven capitán de las Fuerzas Regulares de Alhucemas nº5, Lorenzo Carbonell Muntó, ordena a la mitad de sus hombres fortificar la posición. La otra mitad, de guardia. Tal es la inseguridad.
Los soldados, afanosos en las labores de parapeto, no reparan en que, a escasos veinte metros, doscientos moros avanzan entre el espesísimo monte bajo. Sigilosos y fríos como culebras. Pacientes. Diez metros les separan ya de los nuestros cuando se escucha, más que un grito, un rugido estremecedor. Es la señal. Los moros se yerguen. Muchos de los nuestros nunca supieron que ocurrió, murieron antes. Un aguacero cruel de granadas de mano iluminaba todo el sector de Uad-Lau. La vida se va a fogonazos.
Los cuerpos vuelan por los aires y caen, como fardos, para no volverse a levantar. Amputados deambulan intentando, penosamente, recuperar la orientación. Las piedras sustituyen a los explosivos en una suerte de plaga Bíblica que, a base de violentísimos golpes secos, se llevan a los españoles. Desconcierto.
Un primitivo instinto de supervivencia les grita que huyan, les grita que vivan. Cuando la posición parece irremediablemente perdida, una voz estruendosa, rotunda, se eleva por encima de las demás: ¡Al parapeto y a ellos!.
El griterío ininteligible cesa por un segundo. Con una serenidad pasmosa aparece la figura del Capitán Carbonell que, pistola en mano, avanza entre el caos. Sin desviar la mirada del enemigo, y sin parar de disparar, va levantando españoles del suelo, ¡arriba!. Se mantiene imperturbable entre el silbido de las balas.
La escena es esperpéntica. ¡Vamos!, ¡a ellos!.
El Capitán acaba por contagiar su grotesca seguridad. Algunos que marchaban presa del pánico, vuelven. Otros buscan munición por los suelos, con las manos temblorosas. Carbonell recibe un disparo en el pecho que le hace retroceder varios metros, pero no cae al suelo. Esa bala rifeña acaba de obrar el milagro: los soldados recuperan súbitamente la moral. O ellos o nosotros. Y se lanzan al combate cuerpo a cuerpo.
El desconcierto cambia de bando. Carbonell es de nuevo herido, esta vez en el brazo. Ha perdido su arma, ya sólo da órdenes. Se agarra la herida. Algunos de los suyos abandonan el combate para socorrerle. Los rechaza: ¡Adelante!.
La lucha es salvaje, casi medieval. La pólvora deja paso al frío acero. Machetazos, y que el diablo reconozca a los suyos. Acaba de ser alcanzado por tercera vez, ahora en el estómago. Una herida abierta, mortal de necesidad. Él mismo se contiene los intestinos. Se niega a ser evacuado hasta que no se haya restablecido por completo la situación. Amaina el combate.
Cuerpos humeantes, algunos aún gimientes, piden agua. A los pocos minutos ya sólo se oyen grillos. Se ha defendido la posición, se ha rechazado al enemigo. Cien muertos pone el Rif.
Amanece. El Capitán Lorenzo Carbonell Muntó fue ascendido a Comandante por el propio Alfonso XIII y le fue concedida, a título póstumo, la más alta condecoración militar, la Cruz Laureada de San Fernando.
El aún Teniente Coronel Francisco Franco bautizó con su nombre las lomas de Yebel-Cobbú. También el callejero de su ciudad natal, Alcoy, honró durante algunos años al héroe que unió para siempre el nombre de Alcoy al de la exigua relación de laureados.
En el año 1989, el Ayuntamiento, en manos del partidos socialista, cambió la denominación de la calle. Hoy no existe plaza, parque o monolito que honre su memoria.
Por R. Nuñez
REGIMIENTO DE REGULARES ACTUAL |
capitan olvidado
¿A cuantos otros héroes hemos olvidado? Menos mal que a este capitán lo ascendieron a comandante a título póstumo, pero se merecía, al menos, tener una calle o una plaza con su nombre.
ResponderEliminarLa decisión de los socialistas en Alcoy es típica y no me extraña.
DON BWANA
EliminarDebe de haber miles de soldados que merecen una estatua, y pocos que hayan obtenido una Laureada, pero este país siempre ha sido así. Del MadriZ o del Barcelona, partidarios de militares y curas o lanzadores de piedras contra ellos.
Quizá cuando nos hagan súbditos de su Majestad Benevolente de Marruecos, dejemos de ser tan sectarios y nos pongamos todos mirando al mismo lado : a la Meca.
La casta, como siempre, ágrafa y repugnante. Es curioso que siendo ignorantes de su propia historia, tengan siempre a bien joder y eliminar a heroes que dieron su vida por España y los españoles.
ResponderEliminarNormal de esta izmierda amante de dictadores y continuadora del socialismo genocida y paleto.
SEÑOR OGRO
EliminarSospecho que la acción de los sociatas en Alcoy te ha cabreado mucho. Y es como para linchar a los miembros de aquel ayuntamiento que eliminaron la calle al capitán Carbonell.
Esta izquierda tiene un problema cerebral de visión : todo lo que huela a militar no estalinista es MALO. Al parecer, para ellos sólo son "buenos militares" los asesinos aquellos de Lister, El Campesino, etc. que disparaban a todo prisionero e incluso a los propios soldados que eran derrotados.
¿ Qué mal hacía la calle con su nombre?.
ResponderEliminarEs lo único que saben hacer, cambiar las cosas sin razón alguna
además de trincar, claro.
DON MAMUNA
EliminarMal ninguno ya que un militar que murió luchando contra moros no podía causarles dalo a los sociatas, salvo que ellos son más amigos de moros que del resto de españoles. Fíjate en la mansión estilo y tamaño de la del rey de Arabia que tiene Felipe Gonzalez en Casablanca.
¿Y si todo ese esfuerzo en vidas, haciendas y dineros se hubiera empleado para reconquistar Gibraltar que queda más cerca?
ResponderEliminarDON ULTIMO DE FLIPINAS
EliminarBueno, la diferencia era notable ya que intentos militares de tomar Gibaltar lo ha habido variados y muchos.
Por un lado, en Marruecos, sólo había moros cabrones con viejos fusiles dirigidos por Adel-krin. mientras que Gibraltar tenía el inconveniente de que en en unas horas se presentaba allí la NAVY ROYAL, la flota de guerra más poderosa del Mundo en aquel entonces.
Pa que veas cómo está el patio Tella, ayer dije que después del croisantito me pasaría... y me paso ahora, pero lo peor es que no sé de qué iba el post.
ResponderEliminarEn fin, un catalán que lucha por España y su memoria la pisotean los putos sociatas, eso es la reescritura del la historia y la memoria esa de la que hablan ¿no?.
Sentencio: sociatas apañoles gentuza y basura
DON ISRA
EliminarTú siempre cumples y por eso eres fiable al 100%. Tampoco yo me acuerdo de qué iba lo de ayer pero da lo mismo.
Los putos sociatas odian lo militar salvo que sus criminales jefes militares sean como Lister y pandilla, de los que nunca hacían prisioneros porque era más barato pegarles un tiro en la nuca.
Confirmo : SOCIATAS APAÑOLES GENTUZA y BASURA.