26 julio 2013

Asesinato de Pancho Villa

En una emboscada que le habían preparado sus adversarios en Hidalgo del Parral (Chihuahua), cae abatido el revolucionario mexicano Pancho Villa, tras recibir el Dodge en el que viajaba más de 100 impactos de bala.
Su asesinato puso fin a una larga trayectoria de lucha revolucionaria, que había comenzado al lado de Francisco Madero en la década de 1910. Al pasar Villa  tripulando un automóvil Dodge, que él mismo manejaba y acompañado de cinco personas más, fue atacado desde el interior de una casa, disparándose sobre él una descarga cerrada de fusilería. (…).

Villa quedó muerto en su automóvil recibiendo cinco balazos y tres hombres de la escolta terminaron también muertos y dos heridos. En un hotel de Hidalgo del Parral se dispuso la capilla ardiente, a donde acudieron muchas personas para comprobar que realmente había muerto, ya que eran muchas las veces que se había corrido el rumor de su muerte.

Desde junio de 1920, Doroteo Arango Arámbula (que era su verdadero nombre) se había retirado a la Hacienda del Canutillo (Durango), que el Gobierno de Adolfo de la Huerta le había entregado en propiedad, junto a 50 hombres de armas como escolta, por los convenios de Sabinas, firmados tras el asesinato de Venustiano Carranza en Tlaxcalantongo .

Villa convirtió la Hacienda del Canutillo en su proyecto de vida y creó una colectividad agrícola, convirtió la iglesia en almacén, sembró trigo, frijoles y maíz, compró nueva maquinaria agrícola, fundó un banco, abrió talleres de carpintería, creó una escuela para niños y construyó casas dignas para los trabajadores.
Aunque había abandonado de la lucha revolucionaria y estaba retirado de la primera línea de la política, a principios de la década de 1920 Villa concedió varias entrevistas a periodistas norteamericanos, en las que afirmó que se “volvería a levantar en armas si Estados Unidos atacaba México”. A fines de 1922, en otra entrevista al periodista mexicano Hernández Llergo, confirmó sus simpatías por Adolfo de la Huerta, quien mantenía un enfrentamiento con el presidente Álvaro Obregón, y en esa misma entrevista Villa realizó una amenazadora declaración: “Los políticos me temen porque podría levantar un ejército de cuarenta mil hombres en poco tiempo”.

Y no era una afirmación baladí, porque el prestigio y la popularidad de Villa seguían siendo muy grandes entre el pueblo mexicano, aunque su nómina de enemigos también era más que considerable.

Según todos los indicios que se manejaron desde el principio, fueron dos de sus máximos e históricos rivales, el presidente Álvaro Obregón y el general Elías Calles quienes ante el temor de una vuelta a las armas del antiguo revolucionario, ordenaron el asesinato de Villa, aunque los autores materiales del mismo fueron Melitón Lozoya, el administrador de la Hacienda del Canutillo antes de que fuera entregada a Villa, y el diputado por Durango Jesús Salas Barraza. Este último se declaró culpable y fue encarcelado, aunque salió de prisión en 1924. 

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. DON MAMUNA
      Y tan latente como ahora aquí, si hubiera porque no se sabe si los hay, milicos populares capaces de barrer a los políticos corruptos.

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