18 mayo 2012

Galeón Juncal

Considerado el mayor tesoro hundido de la flota imperial española, el 'Juncal' transportaba desde América oro y plata valorada, a fecha de hoy, en 3.000 millones de euros. El lugar donde reposa el barco de Felipe IV acaba de ser localizado.

 Frente a las dos horas y 40 minutos que duró la agonía del Titanic, el Juncal tardó en hundirse tres credos. Ante lo inevitable, el almirante de la flota, la más ahíta de tesoros de cuantas habían sido en la carrera de Indias, don Andrés de Aristizábal, se vistió con su hábito de Santiago, que es como se amortajaba a un caballero para la sepultura. Porque a eso sabían ya que iban todos aquel 31 de octubre del año del señor de 1631. Tres credos, dos minutos y medio escasos bastaron para que la nao viajara en vertical al fondo del Caribe, allá por el banco de Campeche, en el sureste del Golfo de México, frente al Yucatán. Y allí sigue.

Sepultura de 361 hombres. De oro como nunca se había visto. De plata. Piedras preciosas y el botín capturado en Extremo Oriente por corsarios españoles a una embajada del legendario reino de Siam (hoy Tailandia).

 Al Nuestra Señora del Juncal, galeón de tres palos y 24 cañones de bronce (un auténtico Titanic para la época), se lo tragó el mar en lo que se rezan tres credos. No logró salvarse ningún soldado de los 140 que iban a bordo; tampoco las personas de calidad que viajaban, incluidos el propio almirante y el marqués de Salinas.

Sólo marineros, artilleros, tres pajes de unos 10 años y dos clérigos, a las órdenes del contramaestre Francisco Granillo, escaparon en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre. En total, 39 vivos, 361 muertos.

En los momentos de confusión, se desató la ambición, el deseo incontrolado de apoderarse de los metales preciosos antes de que se los engullera el mar. Aparte de algunas sacas pequeñas de oro, los supervivientes cargaron en el batel (la lancha de servicio del navío) 50.000 duros de plata (1.350 kilos). Pero el riesgo de zozobrar les obligó a arrojar a las aguas el botín, no sin haber deliberado antes sobre el dilema de deshacerse de uno de los frailes o, en su lugar, de las monedas acuñadas en la ciudad de México.

La tragedia parecía cernirse sobre ellos hasta que el 1 de noviembre, día de Todos los Santos, el patache de la capitana de la flota, rescataba a la diezmada tripulación. Varios días después arribaban al puerto de San Francisco de Campeche.

El Juncal está considerado el mayor tesoro hundido del imperio español. Su valor hoy en el mercado superaría los 3.000 millones de euros, entre siete y ocho veces superior al tesoro de La Mercedes. Una montaña de plata y oro de unos 120.000 kilos, haciendo un cálculo pesimista. Y mucho más, pues en el valioso cargamento también iban depositadas las esperanzas y el futuro de muchos mercaderes, en forma de cajas del cotizado chocolate, sedas, valiosísimas tinturas (grana fina y salvaje, cochinilla, palo del brasil, entre otras) para la industria textil de lujo del viejo mundo.

De la flota de 13 naves que zarpó de Veracruz rumbo a La Habana el Juncal era, a efectos de transporte de caudales, el auténtico navío insignia, por más que cerrara la comitiva. Desempeñaba el puesto de comandante en jefe el capitán general Manuel Serrano de Rivera, a bordo del Santa Teresa, a quien seguía el resto de las embarcaciones en media luna, formación de navegación característica según las ordenanzas. 

La armada se disgregó tomando diferentes rumbos. No se volvió a saber nada más de la Santa Teresa. El 22 de octubre, el Juncal acusó una segunda tanda de temporales, por lo que se decidió enfilar las costas de Campeche con la intención de embarrancar. Las vías de agua eran incontrolables. Aristizábal ordenó lanzar por la borda parte del cargamento y piezas de artillería. Se vieron obligados también a cortar el palo mayor para lograr estabilidad.

De poco sirvió que el almirante don Andrés de Aristizábal, que accedió al puesto por muerte del general Miguel de Echazarreta, en Veracruz, animara a sus hombres en la contienda contra las fuerzas de la naturaleza. Durante 10 extenuantes jornadas, todos los tripulantes, soldados y pasajeros mantuvieron una titánica batalla contra el agua que invadía el casco.  Se achicaba agua con las bombas, con vasijas, con botijas; día y noche, por turnos. Estamos ante uno de los grandes desastres de la carrera de Indias,  muy superior a los casos del Atocha, del Margarita (1622), o del Maravillas de 1656. Mitos de la época aún hoy en pie.

Cuando la noticia llegó a Madrid, cinco meses después, la desolación se apoderó de la Corte y el monarca quedó tocado, desesperado, ante la situación derivada del desastre. Casi 400 años después, el codiciado cargamento del Juncal podría convertirse en motivo de una pugna legal tan controvertida como la del Odyssey.

La sentencia dictada recientemente por la Corte de Apelaciones de Atlanta, que obligó a Odyssey a devolver las 17 toneladas de oro y plata de La Mercedes, supone un precedente en la protección de los cientos de pecios bajo pabellón español que se encuentran tanto en aguas internacionales como en las territoriales de terceros países.

De aflorar el oro del Juncal, ¿a quién le correspondería en esta ocasión? ¿Al Estado español o al mexicano?

Hasta este momento, quien mayor interés parece tener en rescatarlo no es ningún país sino Odyssey. La empresa de Greg Stemm lleva años solicitando permisos al Gobierno de México para el buceo y expolio del navío de Aristizábal, utilizando para ello a políticos y otros individuos cercanos al poder. La falta de recursos de muchos países o el desinterés hace que muchas veces los gobiernos pongan en manos de empresas privadas depredadoras la explotación del patrimonio sumergido.


13 comentarios:

  1. Otra de tus magistrales lecciones de historia.Impresionante. Lo de los dos credos te puedo asegurar que me encantó!!:):):) Milllll besitos don tella, me voy al otro blog a leer la última de tus historias. La de Otto Skorzeny me encantóoooooo!!!!!

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    1. DOÑA MIDALA
      Halagas mi vanidad bloguera con esas frases. Uno es un simple escribidor de viejas historias.

      Lo de los credos era, como ya imaginas, el modo automático que tenian en la época para medir tiempos cortos, y que hasta hace poco usaban aún muchas mas de casa para, por ejemplo, cocer un huevo para escalfar.

      Mil besos, Midalita

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    2. Cierto querido Tella, mi madre siempre dice que para hacer un huevo pasado por agua tengo que rezar un padrenuestro.El problema...es que no me acuerdooooooo!!!!!:):):)
      Me repasé de madrugada montones de articulos tuyos que me había perdido, apasionantes todos, las biografias que pusiste son para guardarlas.Milllll gracias don Tella por enseñárme tantassssssss cosas que no se o sencillamente ya no recuerdo!Millll besitossss

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    3. DOÑA MIDALA
      Eso : un padrenuestro para un huevo pasado por agua. Se me había olvidado.

      Gracias por tus loas a mis modestos intentos de traer historias y biografías que ya muchos o no recuerdan o no sabían.

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  2. Cuanta ruina. Me pregunto quien sería el lumbreras que pondría semejante carga en un solo navío. Una perdida así debió causar la ruina a mucha gente a mas de las perdidas humanas. Es curioso que se salvaran los chavalines y los joios frailes, jejeje las debieron pasar putas viendo como les miraban a ellos y al tesoro los del resto de la chalupa.
    Buena entrada Don Tella, de este tema estoy totalmente pezzzz.
    Saluditos.

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    1. DON ROBERT
      Pues, sí. Llevas muchísima razón : iban 13 galeones a buscar el oro de América pero sólo lo cargaban en uno y los otros hacían de escolta en aquella llamada "Carrera de las Indias".

      Además de los tifones caribeños luego les esperaban, a la altura de Africa (Canarias o Azores o Cabo Verde) los piratas-corsarios british.

      Lo de dudar entre un cargamento de oro o los frailes para aligerar de peso la chalupa, es muestra de que interiormente aquellos marineros no consideraban de gran valor a los sotanados.

      Lo sensato hubiera sido que se repartieran el tesoro entre los trece galeones y en caso de mala suerte siempre podrían llegar algunos al puerto de Sevilla o de Cadiz.

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  3. Hola Javier, que experimentados y bravos que fueron los almirantes vascongados durante la época Imperial. Héroes como los protagonistas de este episodio son claro ejemplos: Andrés de Aristizábal y Miguel de Echazarreta. Igual servían para dirigir los convoyes de la Carrea de Indias que para atrapar a pitaras berbericos o corsarios ingleses, siempre fieles y leales a su rey y la Monarquía hispánica.

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    1. DON ILUSTRADO
      Efectivamente, y tal como comentas, la historia de la colinización de América y de Filipinas está plagada de apellido vascos. Eran gentes leales y muy profesionalizadas. Incluso en el XIX los almirantes más destacados de las batallas contra Gran Bretaña eran vascongados.

      Por todo eso hoy numerosos gobernantes de países hispano-americanos llevan también apellidos vascos y basta ver la lista de generales y dictadores de esos países desde principios XX y resulta así.

      Por todo eso Don Pío Baroja, el más vascongado de todos los escritores habidos, dijo aquello de que "los vascos son gente corta de palabra y larga de hechos".

      Gracias por haberme recalcado este hecho y que a día de hoy en tierras Sioux miserablemente ni se conocen tales hechos ni se quieren conocer ni hay tampoco vascos más allá de unas docenas que sean de esa estirpe. Esta sociedad en que vivo está enferma y es muy cobarde e iletrada.

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  4. Cito una de las preguntas: "De aflorar el oro del Juncal, ¿a quién le correspondería en esta ocasión? ¿Al Estado español o al mexicano?"

    Difícil respuesta. Los españoles diremos que es nuestro porque en el aquel momento eramos los conquistadores, pero en realidad y moralmente creo que ese oro le corresponde a México.

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    1. DOÑA XAD MAR

      Tienes mucha razón : los derechos básicos sobre ese tesoro, aunque estuvieran en un galeón español, pertenecen a México y por muy diversas razones.
      Por hallarse en sus aguas y por haber partido de allí en origen el propio tesoro.

      Un cariñoso saludo

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  5. No obstante hay en aguas españolas muchos pecios que rescatados serían una magnífica inversión. Nunca entenderé por qué el Estado se desentiende del tema...

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    1. DON GEORGE
      Supongo que porque para los funcionarios que administran las costas marítimas resulta una "complicación" enorme enterarse de cómo se hacen rescates de esos.

      Este es país que sigue siendo como describía en los años 1800 Mariano José de Larra.

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    2. Oye, Tella....¿De dónde has obtenido los datos dr la historia del Juncal? El dinero no iba en un sólo barco; la Santa Teresa también iba cargada ¿no?

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