Unas cuantas chozas sin ventanas, construidas con paja, barro y excrementos de animales se elevan, muy pocos metros, en medio de la extensa llanura que rodea las reservas naturales de Tarangire y Ngorongoro, en Tanzania. Apenas serían perceptibles si no fuera porque a su alrededor se divisan las espigadas y coloridas figuras de sus habitantes, la tribu de los masais, que en el siglo XXI y a pesar de la modernización y el turismo, siguen viviendo como lo hacían sus antecesores en épocas pasadas.
Sin agua ni luz eléctrica, aislados del resto de la civilización, se alimentan casi exclusivamente de leche, cereales y sangre de vaca, y caminan (descalzos o con unas sandalias fabricadas a partir de ruedas de coches) muchos kilómetros diarios. Unas condiciones extremas que, sin embargo, no les impiden llegar hasta los 90 o, incluso, los 100 años.
Aunque es difícil predecir la edad de un masai, ya que ellos cuentan su estancia en la tierra por etapas (infancia, guerrero menor, guerrero mayor, adulto menor y adulto mayor), las arrugas de sus rostros los delatan. Algunos científicos, que llevan décadas estudiando su estilo de vida y tratando de averiguar el secreto de su longevidad, afirman que muchos cumplen 100 años en perfecto estado.
¿Cuál es la clave? Al parecer, una combinación de genética, factores ambientales y alimentación.
Su nutrición es lo que más intriga a los expertos. Según explica a Eureka Eppa, un joven masai tanzano que dice tener 20 años, aunque aparenta varios menos, "tomamos cada día entre dos y tres litros de leche, a veces en forma de yogur que hacemos nosotros mismos, y algunos cereales y semillas. También bebemos sangre de vaca o de buey". Es todo.
Así los 365 días del año. Nunca beben agua y apenas comen carne, salvo algunos guerreros que la ingieren en vez de la leche, ya que según sus creencias estos dos productos nunca se pueden mezclar.
Con esta dieta, tan distinta a la de la mayoría de la gente, se conservan altos, fuertes, ágiles y sin un gramo de grasa. No padecen trastornos cardiovasculares ni saben lo que es el colesterol o la hipertensión, tan comunes en otros lados.
Algunos sospechan que el secreto está en la sangre que ingieren. El doctor Luis González, anestesista del Hospital de Denia (Alicante), que lleva años visitando África como cooperante y conoce bien a los masais, explica cómo es el proceso:
"Para lograrla aprietan con un cinturón el cuello del animal para hinchar su arteria yugular y luego le clavan una flecha con la punta recubierta de madera, para no profundizar demasiado en el cuerpo del mamífero y causarle daño. En cuanto obtienen la sangre que necesitan le tapan la herida con tierra y estiércol. La sangre la vierten en media calabaza y la remueven con un palo, de tal manera que ésta se va coagulando alrededor del mismo. Después retiran el palo y lo que queda en la calabaza es el plasma, que contiene la albúmina, pura proteína que les da energía".
Ahora se explica el optimismo de que hacen gala los habitantes de Complutum ( provincia de Madrid en la antigua Hispania) : trajeron de Tanzania la fórmula del plasma ese y se lo toman todas las mañanas con tostadas.
Con estos nutrientes son capaces de andar kilómetros y kilómetros desde el alba, pues su ritmo lo marca la salida del sol a las seis de la mañana. Es entonces cuando los hombres recorren grandes distancias buscando el mejor lugar para que paste su ganado mientras las mujeres se quedan en el manyatta, nombre que reciben sus asentamientos, cuidando de los niños y haciendo artesanía y abalorios. Tanto ellos como ellas pueden cargar mucho peso casi sin inmutarse y mantienen siempre una postura erguida. Aunque resulte difícil de creer, no sufren dolores de espalda ni de articulaciones.
Para los investigadores las características raciales y genéticas y llevar una vida libre de estrés también son factores que podrían estar detrás de la longevidad de esta tribu. El hecho de que sean guerreros (durante mucho tiempo los más respetados y temidos del continente), aunque cada vez estén más centrados en su faceta de pastores, les hace tener unas características físicas especiales, hasta el punto de que son capaces de enfrentarse a un león de tú a tú.
Lo demuestra el rito de iniciación que hacen los jóvenes para convertirse en guerreros y que consiste en matar al rey de la selva sin más ayuda que una lanza y un machete. Quien lo consiga exhibirá la cabellera del animal como símbolo de triunfo y algún rasguño como huella de la batalla. (En Complutum han degenerado y sólo se enfrentan a gatos persas).
Pero aunque gozan de una salud envidiable y parecen tener el secreto de la eterna juventud, los masais también tienen algunos problemas. Los más frecuentes son las infecciones respiratorias en los niños. Esto se debe a que al caer la noche, que en la sabana llega de golpe a eso de las seis de la tarde, todos se meten en las chozas hasta el nuevo amanecer, para protegerse de los animales. De hecho, las cabañas están hechas en forma de espiral para que los leones no entren, ya que no pueden realizar ese giro. En estas circunstancias y en un reducido espacio conviven ocho o 10 personas de la familia, al calor del fuego. La constante inhalación de humo les perjudica.
Entre la población adulta, sobre todo en los varones, el alcoholismo empieza a ser un problema serio. La botella se ha convertido en los últimos años en una compañía y un entretenimiento para matar el tiempo mientras pastorean.
Eso sí, practican la circuncisión, que está demostrado científicamente que reduce en parte la transmisión del VIH y que está recomendada por la OMS.
En cuanto a la medicina, los masais aplican sus propios remedios naturales para tratar cualquier complicación. "Inhalamos hierbas, aplicamos ungüentos o preparamos brebajes con elementos naturales", reconoce el joven Eppa. Cuando con eso no basta y no queda más remedio, acudimos al hospital". (Con lo que se confirma que los médicos matan mucho más que el tabaco).
Pero si los médicos dicen que no hay nada que hacer abandonan al familiar y se van. "Los masais no entierran ni lloran a los muertos. Pasan página. Cuando alguien fallece en el poblado, toda la familia se traslada a otro lugar y dejan el cádaver a merced de los animales".
Así, hasta cumplir los 100 años.
Tellagorri
los masai
Curiosas contradicciones: No se abren a la modernidad, pero usan neumáticos de coche para fabricar su calzado, y su alimentación es completamente sana, pero le dan a la botella.
ResponderEliminar¡Lo de las chozas en espiral es todo un invento para protegerse de los leones! (no sé cómo resolverán este problema en Complutum).
Luego está el tema de el puyazo en el cuello del animal para beber su sangre, y luego cerrar el grifo con excrementos y tierra para poder abrirlo más tarde de nuevo. ¿Qué dirán de esto los antitaurinos?
DOÑA ADELAIDA
ResponderEliminarBuenísismas preguntas.
Aprovechan el caucho de nuemáticos para las sandalias. Hasta ahí como en Complutum. Pero los complutenses aún no han descubierto la forma de defenderse de los vecinos ruidosos y con los pulmones llenos de........, y habría que sugerirles que construyan chozas en espiral.
Encantado mandaría a un buen grupo de antitaurinos a tierras de Masais a que les expliquen lo feo que es chupar la sangre de los toros y vacas.
Seguro que los convertían en objeto de iniciación para ser guerreros. A los antitaurinos, claro.
¡Hala mañicoooo! jajajajaj... ay Tella que "pechá" de reír me he dado al abrir tu blog y ver a los del cachirulo. Oye, ¿también le das a las castañuelas? Ya le dije a Isra que de ti no me extraña nada, jajaja.
ResponderEliminarBueno, ya en serio, muy interesantes las costumbres de los masai, lo de construir la choza en forma espiral me parece muy inteligente.
En cuanto a la salud que disfrutan no me extraña pues no comen nada de grasa y por ello llegan a los 100 años, aunque yo sacrificaría alguno de mis años a cambio de beber agua en vez de sangre. Aunque no fuese agua de Complutum.
Por cierto, vaya saltos dan los masai, ni que estuviesen bailando jotas.
Un abrazo.
Y cómo quiere vuesa merced que no le den a la botella?
ResponderEliminarImagínese viviendo 100 años a base de sangre de vaca y sabiendo que Ud. baila jotas!
Si además el de la choza de al lado es parecido al Gavilán Pollero vecino de Isra, lo mejor es que te coman los leones y dejar de sufrir!
DOÑA ELENA
ResponderEliminarEsa imagen va dedicada a tí y a Isra.Para que observeís el garbo que ha que tener para dedicarse a la Jota. Lo de las castañuelas estoy ahora en ello. Es dificil porque primero hay que saber leer esos dibujos en papeles que hacen los de los ruídos para entender lo que van a tocar, luego estudiar solfeo y Metafísica.
Los saltos que parece que dan los Masai es tratando de aprender la Jota.
ASPIRANTE
ResponderEliminarLa verdad es que estando siempre bebiendo sangre y aprendiendo a bailar la Jota, esos Masai a la fuerza tienen que buscarse el alivio en la botella.
Al vecino pollero le vendría bien una visita de leones.
Que curioso, no sabía yo que esta gente vivía tanto. Lo de la sangre me ha llamado especialmente la atención, ya que no deja de ser una referencia al mito de la eterna juventud mediante la ingesta de sangre, al vampirismo vamos; sólo que de vaca claro.
ResponderEliminarBarrunto yo, que además de una buena alimentación, algo habrá respecto a la falta de estress, respecto a no tener que pasar 9 horas diarias sentado delante de un ordenador, respecto a no tener que aguantar todo ese tiempo a un jefe soplapollas, o respecto a no tener que cargar sacos de cemento 8 horas diarias, o .. o ... o .....
Si la vida sana está muy bien, el que se la pueda permitir claro :/ Yo ya me doy con un canto en los dientes si saco tiempo para ir un poco al monte, o a hacer un poco de footing, etc.
Pero bueno bueno bueno, así que el Isra es un Masai inmigrado a Complutum que se trajo consigo el segreto de la eterna juventud bebiendo sangre de vaca (supongo que ahora beberá sangre de sociata), y luego le acusaban de racista, si él también era moreno, a no ser que se blanqueara a los Michael Jackson para integrarse en las tierras castellanas...
ResponderEliminar...pues muy saludables parecen sus hábitos, aunque yo la sangre la prefiero en la morcilla o reogada con cebolla, y lo de la circuncisión que se lo queden ellos...lo que la naturaleza puso en su sitio será por algo...
Un saludo.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarEl secreto está en lo que has adivinado :
a no tener que pasar 9 horas diarias sentado delante de un ordenador, respecto a no tener que aguantar todo ese tiempo a un jefe soplapollas, o respecto a no tener que cargar sacos de cemento 8 horas diarias, o .. o ... o .....
CAROLVS
ResponderEliminarNo, no, Isra no es Masai. Es complutense que sigue la costumbre importada en 1628 por un paisano suyo, Fray Gumersindo, de beber el plasma ese de los Masai mezclado con infusión de Boldo y con tostadas.
Suscribo lo tuyo de las morcillas.
Por alusiones...
ResponderEliminarQue hostias de sangre ni estar todo el ida corriendo como pollo sin cabeza por la sabana... allí no hay sociatas ni Rajoyes, y punto, eso les da calidad de vida.
Rubalcaba y el resto del gobierno nos están chupando la sangre a espuertas y tiene una cara de enfermos terminales que pa que (lástima que frente a este argumento pese más el de bicho malo nunca muere).
Y en cuanto a la dieta Complutense ya sabes Tella que el secreto está en el agua
ISRA
ResponderEliminarCreo que tienes razón : si se vive sin saber nada ni de que existen Rubas ni Rajoys ni Pepiños es seguro que el colesterol y la tensión son perfectos.
Lo del agua era mi teoría antigua respecto a la genialidad de los complutenses, pero comienzo a sospechar que esa agua debe de llevar algún tipo de plasma al estilo de los que fabrican los Masai.
Más gilipolleces de la desmemoria histórica: http://www.abc.es/20101209/cultura/patrimonio-cierra-habitaciones-franco-201012091817.html ...esta gentuza quiere borrar nuestra historia, esperemos que en su día hagan los mismo con el des-gobierno de ZP que aporta aún menos que los 40 años de Paquismo caudillista...
ResponderEliminarSinceramente lo de la circuncisión no acaba de convencerme, lo siento. Y es que hay ciertas partes de mi anatomía que son sagradas, y ambas están por debajo de la cintura. Comparto la visión del Masai de Complutum, ellos tienen suerte de que sus "políticos" no son como los nuestros. Y además su cuota de paro en el Inem es mucho menor que la nuestra. Así cualquiera aguanta hasta los cien años y más si te pones.
ResponderEliminarJAVIER POL
ResponderEliminarNo podrás pasarte a la religioón judaica cuando les llegue su Mesias.
El "masai de Complutum" nos descubre las bondades de no tener ni Pepiños ni Rajoys a la vista, lo cual debe de ser fuente de energía y vitalidad, tal como comentas.
Tengo entendido que carecen de paro.
CAROLVS
ResponderEliminarCuando se tienen creencias ajilipollúas se hacen jilipolladas. Ahora le van a dar más morbo a lo que a la mayoría de los españoles les importa un bledo : las habitaciones en donde vivía Franquito.
Por otra parte, la presión de la Prensa y de los Blogs denunciando el estado de Cuelgamuros, con los frailes celebrando misa en descampado, les ha ha hecho rectificar. Estos mamelucos siempre actúan con nocturnidad y oscuridad y en cuanto salen a la luz sus membrilladas, se echan para atrás.
Yo también confío en vivir 100 años (alguno más, si es posible). Mas aún apreciando la fórmula que los masai emplean para lograr dicha longevidad, si me lo permites, procuraré ajustarme al ejemplo de mi bisabuelo, que también alcanzó esa edad y que falleció cuando yo ya contaba con 22 o 23 años. Es que tanta leche y yogur..., no sé, no sé. No lo veo, oiga.
ResponderEliminarEn cuanto a las hierbas, brebajes y unguentos, ¿qué decir? Teniendo una enfermera en casa no lo tengo fácil para encaminar mis pasos a la medicina alternativa...
INISFREE
ResponderEliminarDéjate de hierbajos y brebajes. Lo válido es beber SANGRE de vaca o buey o toro bravo vivo.
Lo del Yogour en sí es clave para el estómago. Especialmente si es griego o hecho a la forma griega. Los turcos condimentan todos sus asados y cazuelas de corderos montones de especias muy fuertes pero no resultan nada indigestos porque a toda cocción le añaden yogour griego.
Tenía entendido que la albúmina no tenía ningún valor nutritivo, pero llena. Creo que con toda la faena de desangrar al buey y darle al palo para sepatar el suero, gastan todas las calorías que luego ingieren. Personalmente, prefiero la "sangueta" a tacos, frita con cebollita picada..
ResponderEliminarSi son geneticamente fuertes y endogámicos se explica la longevidad, no solo por la alimentación. Otro factor que puede que influya es que no ven la televisión.
Aparte de la jota ¿También te estás entrenando en el arte del cante maño y la pulla? A este paso, no va a a haber quien te respire jaja!
DOÑA CANDELA
ResponderEliminarVaya, no se me había ocurrido : seguro que viven tanto porque no ven una tele.
De momento estoy dedicado a la Jota, en donde lo más dificil me resulta es en tocar las castañuelas. Lo del cante lo obvio porque no dejaría de llover en Eusropa entera durante seis meses.
Para bailar bien la Jota lo primero y esencial es saber colocarse bien el cachirulo.