Si durante el año las pintadas en favor de ETA y los carteles de apoyo a los presos etarras afloran en las calles de las principales ciudades y pueblos del País Vasco, en época festiva la guerra iconográfica se multiplica. Y con ella aumenta el trabajo para los empleados de limpieza y para la Ertzaintza ( policia vasca) .
No es tarea fácil arrancar las fotos de los activistas de ETA de las calles del País Vasco. Sobre todo porque durante muchos años las caras de los terroristas han decorado el mobiliario urbano de ciudades y pueblos en donde la exaltación de quienes han perseguido a inocentes sacando pecho y arrogándose el papel de héroes del matonismo les salía prácticamente gratis.
Junto a los carteles de autobombo, también se han exhibido otros pasquines en los que aparecían nombres y rostros de políticos y ciudadanos con una diana en su frente. Así durante muchos años.
Difícil resulta meter en la conciencia de una parte de ciudadanos y de tantos dirigentes políticos peneuveros, la idea de que hacer propaganda del asesinato es, además de delictivo, inmoral. ¿O habría que decir amoral?
Si el hermano de Eduardo Puelles tiene que pedir a los partidos que no permitan que se repita la "impunidad" de la simbología terrorista, es porque él sabe, como ertzaina que es y como cualquier otro ciudadano que no lleve una venda en los ojos, que las fiestas han sido utilizadas durante muchos años por el entorno de ETA sin que tuviera mayores problemas con la autoridad competente. O sea, PNV.
Por eso, cuando Puelles emplaza a los partidos a que no transijan con esta anomalía democrática, no se está dirigiendo, evidentemente, al Gobierno Vasco. Está emplazando a las formaciones nacionalistas.
Cuando no se respeta la legalidad, la Policía autonómica (si tiene claras las indicaciones de sus superiores) tiene la obligación de actuar para impedir que los manipuladores acaben reventando las fiestas populares. Y eso es lo que está haciendo ahora.
Suena a obviedad en un país democrático. Pero Euskadi ( región vascongada de España en Europa), mientras sigamos estigmatizados por la presión del terrorismo, no lo es.
Visto lo ocurrido hasta ahora en las fiestas, quienes apostaron por el cambio se reafirman en que este nuevo gobierno era imprescindible, porque la reacción del PNV y EA criticando la mano dura con los radicales demuestra que la permisividad con el entorno de ETA habría seguido por el mismo camino.
La presión del matonismo lograba imponer, al menos, su presencia.
El Gobierno Vasco dice que si tiene que retirar carteles cien veces, lo hará. Será un pulso duro; de inmenso desgaste. Sobre todo porque los peneuveros siguen dando alas y apoyo a todos esos enaltecedores del terrorismo.
Mientras, el Korkoreka y los alcaldes de Bilbao, de Guernica o de Algorta dan gritos al aire acusando al Gobierno Vasco de Pachi López de "cueva de conspiraciones" por lo que antecede. Estos mentecatos peneuveros merecen, como medicina necesaria, que les metan un bombazo etarra por el culo. Y no estoy dando ideas.
Es, sólo, que la mayoría de los vascos estamos muy hartos de tanto majadero con bastón de alcaldías. ¿En qué se diferencian esos alcaldes de los de las aldeas colombianas que apoyan a las FARC o de las de Afganistán que cubren a los talibanes?.
Tellagorri
Tellagorri
fotospresos
A favor de colocar la foto de esos sinvergüenzas, en los sitios más visibles y con letra bien grande los delitos cometidos.
ResponderEliminarUna familia decente se avergonzaría de tener un hijo delincuente, pero una mujer que está orgullosa mostrando el cartel con la foto de su hijo asesino es una puta enferma.
Se reúne un grupo de personas en la plaza de cualquier pueblo de España, cada uno portando la foto de los asesinos recientes de adolescentes, de los tipejos que se cargan a sus mujeres, de violadores, de pederastas o de los zumbaos varios americanos que se desfogan en un burguer... reivindicando no sé que, de locos verdad, esa gente tiene el cerebro enfermo y podrido.
Voy a ponerme en la plaza de mi pueblo a hacer una cuestación (a ver si el gobierno me da alguna ayudita) rodeado, como los gilipollas que salen en la foto, con carteles de Pol Pot, Idi Amin Dada, Fidel, Mao... si la gente tuviese lo que hay que tener lo único que me llevaría sería una mano de hostias como panes.
Y esa impunidad con la que se mueven, y esa arrogancia y chulería... unos delincuentes campando a sus anchas, de verdad que el PNV ha creado una sociedad enferma.
Dedinición perfecta de la sociedad vasca actual, ISRA, = ENFERMA.
ResponderEliminarTal como razonas, hay que ser muy pirado para exhibir fotos de familiares asesinos. Sin embargo, hay un PERO muy grande en el caso éste.
Primero: A esos familiares les han dicho que su hijo es un HEROE, un patriota que está encarcelado por salvar a los BASKOS de la invasión española.
Segundo: Eta pone a disposición de esos familiares a los abogados, les paga los viajes a la cárcel (suvencionados por el PNV), y le facilita la entrega de paquetes familiares a los presos.
Si los familiares, padre o madre o hermano del preso, no obedecen la orden de salir con esas fotos en los días y pueblos señalados, son extorsionados con la amenaza de que a su hijo preso se le acabaron los abogados y viajes gratuitos de visitas.
Todos tenemos días importantes en nuestra vida. Recuerdo en especial uno vivido en Sevilla. Fue una casualidad, de esas cosas que te ocurren sin pensarlo ni buscarlo y que de mil veces solamente una estás ahí justamente. Tristemente estuve allí
ResponderEliminarPrimero debo hacer la aclaración que el motivo de ese recuerdo no es nada alegre, todo lo contario, hubo un muerto, un asesinado más de ETA. Un hombre honrado que unos asesinos decidieron matar por el mero hecho de ser un hombre normal un hombre bueno.
Por esas casualidades de la vida estaba cerca de donde esos asesinos acababan de matar al Doctor Cariñanos, otorrino sevillano. ¡Qué envidia! sentí de los sevillanos, cómo colaboraron en la persecución del “valiente” etarra que acaba de matar al médico, cómo informaron a la policía la dirección que había seguido, ¡qué ejemplo! de coraje ciudadano.
Voy a resumir. El asesino (Jon Igor Solano) una vez acorralado, se rindió y el otro (Harriet Iagi) consiguió huir, pero allí estaba de nuevo el pueblo sevillano y llevó en volandas a la policía hasta donde se había refugiado. El muy valiente al verse acorralado, tiró la pistola, se desnudó y llorando, con los brazos en alto gritó: «¡No disparéis, no me matéis!» Los que se acercaron para reducirle dicen que nunca olvidarán el olor a mierda que despedía. Se había «cagao» vestido.
Fue un honor, dentro de la tragedia de aquel día, ser testigo presencial de cuanto cuento. No pude participar activamente llegué momentos después, pero fue para descubrirse, una vez más, ante los sevillanos.
Al leerte hoy, no sé por qué me he acordado de cuanto acabo de escribir o... ¿si lo sé?
Saludos.
EXCELENTE.
ResponderEliminarMuy buena forma de expresar las diferencias existentes entre cualquier sociedad SANA y una (o dos) ENFERMA.
Recuerdo muy bien aquel sucedido que cuentas y que debió de ser vital para tí el presenciarlo.
Es muy importante que estas cosas se recuerden con cierta frecuencia. Además demuestra que no todo está perdido en este País llamado España.
Gracias, Fernando, por la anécdota.