En 2005, los israelíes emprendieron un experimento en la vida real. Pensaron:
"Los palestinos tienen una reivindicación: nuestra ocupación de Gaza y Cisjordania, aunque en realidad administramos esos territorios como consecuencia de una guerra puesta en marcha para aniquilarnos. Pero si nuestra presencia provoca violencia, veamos cuáles son los resultados de nuestra ausencia".
Ese verano, Israel retiró a cada uno de sus soldados y colonos de Gaza. Cada lugar de oración y cementerio fueron eliminados. Pero les dejaron en pie los invernaderos.
Los palestinos podrían haber respondido usando esos invernaderos para cultivar flores para la exportación. Podrían haber construido fábricas, escuelas, hospitales y hoteles a lo largo de sus playas mediterráneas. Si ésa hubiera sido su elección, los israelíes moderados seguramente habrían hecho otras concesiones, por ejemplo, desarraigar a los israelíes de Cisjordania y ofrecer negociar la división de Jerusalén.
En lugar de esto, claro está, los palestinos destrozaron los invernaderos y pusieron a Hamás a cargo de Gaza. Desde entonces, Hamás no ha hecho nada para estimular el desarrollo económico.
Sin embargo, sí se ha lamentado de la indigencia creciente de la Gaza desocupada (culpando a Israel de esa indigencia por "tenerla sitiada") y exigiendo que se le dé ayuda, especialmente Israel, que se la ha dado (al igual que Estados Unidos) incluso cuando los misiles han seguido cayendo.
Ya deberíamos haber entendido que cuando los funcionarios de Hamás juran luchar contra la "ocupación", se están refiriendo a todo territorio en el que los israelíes ahora ejercen la autodeterminación.
Osama Hamdan, representante de Hamás en el Líbano, dijo:
"Nuestra meta es liberar toda Palestina, desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo]...". De forma similar, Mahmud Zahar, representante de Hamás ha dicho: "No reconocemos al enemigo israelí, ni su derecho a ser nuestro vecino, ni de permanecer, ni su propiedad sobre centímetro alguno de tierra".
Ésta no es una simple postura de negociación de la que pueda salir un compromiso una vez que los diplomáticos gestionen las reuniones. Más bien se trata de una convicción religiosa.
El artículo 11 de la Carta Fundacional de Hamás especifica inequívocamente que
"la tierra de Palestina es un un Waqf [don] islámico consagrado para futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio Final. Nadie puede renunciar a ella o a parte de ella, tampoco abandonarla por completo o parte de ella".
En la opinión de Hamás, un musulmán debe cumplir su deber y luchar la guerra por la destrucción de Israel. Alternativamente, un musulmán puede eludir ese deber. No hay tercera opción.
Probemos con una idea final: imagínese que Hamás alcanza su meta y logra algún día borrar a Israel del mapa. ¿Sería ése el final del conflicto mundial emprendido por los militantes islamistas?
¿O no será más bien que se sentirían llenos de energía y envalentonados los jomeinistas de Irán (los principales benefactores de Hamás), al-Qaeda, los talibanes, el Lashkar-e-Taiba y grupos similares?
Habiendo vencido al "Pequeño Satán", ¿qué probabilidad habría de convencerlos de que dejasen de enfrentarse al "Gran Satán" en la búsqueda del poder y la gloria que creen merecer?
Por el contrario, si Israel puede dar un golpe que inutilice a Hamás, la misión de los yihadistas militantes parecería haber perdido la autorización Divina.
Como mi colega, el historiador Michael Ledeen, ha observado: "Nada es más devastador para un movimiento mesiánico que su derrota".
Por Clifford D. May (1)
(1)Clifford D. May, antiguo corresponsal extranjero del New York Times, es el presidente de la Fundación por la Defensa de las Democracias, institución investigadora dedicada al estudio del terrorismo.
palestina,hamas
Hamas como Eta, es un movimiento terrorista y revolucionario.
ResponderEliminarLa negociación con ellos carece de todo sentido.
Es triste, pero, la fuerza de la razón no sirve para quienes solo entienden la razón de la fuerza.
Por tanto, y de acuerdo con su colega Michael Leeden solo cabe, la DERROTA, contra un movimiento mesiánico.
Algunos no lo quieren ver, y así nos va.
FJ
Estoy con lo que dices, F.J.
ResponderEliminarBuscan el exterminio de los "otros" a toda costa, y por ello hay que exterminarlos a ellos.
Me ha encantado el post, de una manera muy clara explicas las claves que dan la razón a Israel sin ningún lugar a duda.
ResponderEliminarComo dice FJ este ejemplo es extensible a ETA, que aunque le diesen lo que ahora piden, seguiría intentando conseguir más y alargar la dependencia que ha creado a sus adeptos.
Saludos
A mí modo de ver el problema está en que NO se ve la realidad de Hamas que NO es un partido político si no un movimiento religioso-mesiánico. Mientras que eso no se tenga en cuenta a la hora de valorar lo que se dirime allí, no hay salida.
ResponderEliminarLo de los invernaderos es claramente el ejemplo de el hecho de que, en vez de dedicarse a hacer un país, se dedican a destrir el que tienen. Había además sinagogas abandonadas en perfecto estado que podrían haber sido usadas para cualquier cosa (incluso no sagrada): supermercado, teatro, colegio... Fueron arrasadas, no quedó nada.
Pero creo que para mí lo más duro es ver que aquí hay gente que directamente da vivas a Hitler mientras señala al de en frente como Nazi. Qué hipocresía, Señor.
Sí, NORA, es preciso y real cuamto dices.
ResponderEliminarY lo triste es lo que dices de hitlerianos acusando de nazis a los demás. Esa es la definición perfecta del borreguismo, tanto nacional como el de los nacionalistas desde siempre.
Saludos
Un Estado no debe ni puede negociar con terroristas de otro Estado, que además utiliza población civil como escudo.
ResponderEliminarLa prensa internacional fácilmente cae en la condena por ello.
No hay un terrorismo bueno y otro malo.
No hay una guerra buena y otra mala.
Todas las guerras son malas y criminales.
Salud!, mi estimado Javier.