Todo el mundo se hacia rico a velocidad de vértigo, y aunque nadie sabía a ciencia cierta, qué activos respaldaban todos aquellos papelitos, tampoco a nadie parecía importarle lo más mínimo…¡era el cuerno de la abundancia!, ¡tonto el último!
Pero si el enriquecimiento fue rápido, la ruina lo ha sido más. Solo hizo falta que unos cuantos desconfiaran, y se le ocurriera cobrar un papelito en lugar de invertirlo en otro papelito. Entonces…¡sorpresa!, de repente averiguamos que no había nada detrás de aquel papelito, y comienza el minué…Fulano no puede pagar a Mengano…Mengano no puede pagar a Zutano, y Zutano no puede pagar a Perengano. Todo se viene abajo.
Paralelamente al bichardo especulador, medra otra especie (tan española, tan nuestra como la primera), que en su infancia no asumió con naturalidad el conocimiento del hecho de que los Reyes Magos son los padres. Sí, me leen ustedes el pensamiento, por supuesto les estoy hablando de la base social que apoya el Zapatismo.
Estas gentes, comparten con el especulador la creencia ciega en la prosperidad sin límites a través del papel. No me refiero esta vez a los papelitos financieros, les hablo del papel oficial del BOE, y sus derivados autonómicos. Son gentes inmaduras, convencidas de que basta la mención a un derecho, su reconocimiento en un documento oficial, para que ese derecho se haga realidad por arte de magia. Es la versión estatal del cuerno de la abundancia financiero, con el que comparte su total falsedad.
La carestía de los pisos, convive mansamente con el "derecho" a una vivienda digna. La monserga del "Renta Básica de Emancipación", llega a nuestros hogares, junto con el aumento criminal del paro. El "regalo" de 400 Euros, nos lo pagamos a nosotros mismos con una subida encubierta de impuestos, al no deflactar en la tarifa del IRPF la subida de los precios…y así todo. No es de extrañar que en un país hipnotizado por el enriquecimiento fácil, y anestesiado por los derechos de papel, nadie se escandalice cuando la "Vice" de la Vega, afirma tajante que "…el Gobierno apoya el trabajo decente"…(sic), mientras los comercios cierran, los parados se multiplican, y los ahorros se volatilizan.
Ahora que pintan bastos, descubrimos con horror que la protección del Estado solo existe mientras no se necesita. Descubrimos con espanto, que solo hay riqueza cuando las facturas pueden pagarse, topamos con la incomoda verdad de que jamás tendremos un "derecho" que no podamos financiar.
Ya nadie se fía de nadie, los papelitos no tienen valor, y los "derechos" menos. La gente busca desesperadamente un Campeón que la salve del desastre…intervenciones…planes grandiosos, otro milagrito laico. Pero no se engañen, no saldremos de esta penosa situación, hasta que el "tsunami" de la crisis, no se estrelle contra un grupo de personas que sí puedan pagar sus facturas, y al mismo tiempo desconfíen de las dádivas del Estado.
No sabemos si ese grupo es numeroso, pero existe. Representan el heroísmo de la realidad, frente al engaño de la demagogia, del victimismo, y del confeti político tan de moda en estos tiempos. Esas personas serán los Campeones del siglo XXI…
Un clásico dijo hace tiempo, que los mansos heredarán la tierra…y va a ser que sí.
Pero es demasiado duro. Demasiado esfuerzo para la España cobardica y escuchimizada moralmente en la que nos ha tocado vivir. Una España en la que el escepticismo religioso, se entrelaza con la credulidad política y la fantasía social en singular coyunda.
Ideas de trapo. Derechos nominales. Riqueza de papel. Es lo que ha ganado a pulso esta sociedad pusilánime que huye del conflicto, no por nobleza, ni amor al prójimo, ni siquiera para evitar la derrota, sino por miedo a la responsabilidad que inevitablemente debe asumir el ganador…
El periodista PABLO SEBASTIÁN, nada sospechoso de ser conservador ni "facha", escribe hoy :
Ahora resulta que al Gobierno y al PSOE lo único que les preocupa en la crisis económica que nos invade es la situación del sistema financiero de España, del que Zapatero ha dicho que es el mejor del mundo y, por ello, imaginamos que el Ejecutivo no hace nada al respecto, ni subir el fondo de garantía de los ahorros de los españoles, ni aumentar las líneas del crédito oficial para inyectar liquidez al sistema, ni ayudar a los empresarios para mitigar el paro.
En realidad, lo que el Gobierno y el PSOE están haciendo es defenderse de su incapacidad política y de su mala y tardía reacción ante los problemas económicos, mientras siguen desde la capital española los debates del G-4 que lidera Sarkozy, en compañía de las primeras instituciones europeas, y de los que ha quedado excluido Zapatero por diversas razones, como son su público desprecio al potencial de Francia e Italia, y por causa del verdadero alcance y tamaño de la economía española.
Lo que les obliga a este penoso ejercicio de ataques grotescos al primer partido de la oposición, al que por otra parte le imploran una reunión en la Moncloa que en circunstancias como las actuales no se debería celebrar.
Los espectáculos que este fin de semana dieron José Blanco y Leire Pajín, al grito de ¡viva los banqueros!, mientras minimizan y ocultan los datos del paro y su negro horizonte, contrastan con otras invectivas que emanan desde su propio entorno, en las que critican el liberalismo salvaje que está en los orígenes de esta crisis mundial de las finanzas y la economía y que, a pesar del plan de rescate estadounidense, aún está lejos de haber puesto un punto y aparte, como pronto lo comprobaremos tanto en Estados Unidos como en Europa (véase la última víctima alemana, el Hypo Real Estate).
Y que en muchos casos escapa al propio comportamiento del sistema financiero español, sobre el que el propio vicepresidente Solbes no se atreve a poner la mano en el fuego, como lo declaraba ayer con resignación.
Lo que está ocurriendo, amén de la peligrosa parálisis y el desconcierto del Gobierno de Zapatero es que las encuestas de intención de voto tienen ya el liderazgo de Zapatero en el punto de mira, mientras en el PSOE no aparece otra figura de prestigio que compense el creciente vacío de poder -desde la revista Temas, que preside Alfonso Guerra, se ha comenzado a criticar sin rodeos la figura del líder socialista-, y por ello personajes tan poco dotados para el liderazgo político como Blanco o Pajín salen a mítines y medios con burdas proclamas, diciendo que al partido de la derecha, es decir, al PP, "le importa un bledo que se derrumbe el sistema financiero español", de lo que se deduce que el PSOE considera que se puede derrumbar.
Ni siquiera dentro del Gobierno existe un liderazgo que, por lo menos, contrarreste la caída en picado de la imagen de Zapatero, una vez que Solbes está carente de toda credibilidad, por haber negado la crisis y rectificar, semana a semana, todos y cada uno de sus pronósticos.
Ahora resulta que la recuperación española ya no será posible en el segundo semestre del 2009 sino para el 2011, y dentro de unos días dirá que para el 2012, y así hasta el infinito.
Que el PP no está en contra de la banca española ni del sistema financiero es algo que no necesita explicación. Pero esta vez los populares están más acertados cuando ponen el acento en el paro y en las empresas medianas y pequeñas, pidiendo ventajas fiscales y liquidez, porque los populares saben que es por parte de los pequeños empresarios (y de cajas y bancos menores también) donde está el verdadero peligro de la crisis española y por donde puede venir la avalancha del paro, como por ahí viene la otra avalancha de la morosidad, que empieza a causar alarma en el Banco de España.
Qué duda cabe que, al margen de medidas extraordinarias, los Presupuestos Generales del Estado son, como dice el PP, el mejor instrumento para hacer frente a la crisis, y no la bolsa de las dádivas con la que Zapatero pretende comprar su estabilidad parlamentaria haciendo muy generosos regalos a sus aliados nacionalistas, mientras castiga a la Comunidades Autónomas que están gobernadas por el PP. De ahí que la pretendida reunión de Zapatero con Rajoy no tenga sentido mientras su partido no cesa de insultar al PP de una manera tan chusca como lo hacen Blanco o Pajín, y mientras Zapatero no se avenga a una renegociación a fondo de los Presupuestos, que debería ir acompañada de importantes medidas fiscales y financieras.
Pero el equilibrista de la Moncloa ya no puede atender todos los frentes ni mantener, a la vez, su preciada vajilla del poder bailando sobre los débiles bastones de bambú.
No puede contentar al PSC ni al PNV y a la vez pactar con el PP; ni puede aparentar solvencia internacional cuando lo excluyen de la gran reunión de Sarkozy en París; ni puede seguir con Solbes ni, en este momento, prescindir de él; ni puede ocultar su grave error de negar la crisis o de presumir de sistema financiero intocable mientras su responsable de Economía no descarta alguna posible intervención de salvamento por parte del Banco de España.
Como tampoco puede Zapatero disimular o hacer olvidar su fracaso en la negociación con ETA, cada vez que la banda reaparece, como ha ocurrido en Tolosa. Y, además, ha conseguido enfadar a todos los sectores progresistas del poder judicial con el nombramiento de Carlos Dívar al frente del CGPJ y del Tribunal Supremo, mientras desde la Moncloa siguen metiendo la mano en la vida judicial, como lo hizo ayer De la Vega, proponiendo una sentencia, o decisión, que castigue con tres años de inhabilitación al juez del caso de la niña Mari Luz.
La crisis de liderazgo de Zapatero y de su partido y su Gobierno empeoran, más si cabe, la crisis económica, financiera y social de nuestro país. Sobre todo porque ante el cúmulo de problemas planteados al presidente y a sus adjuntos en la dirección del PSOE sólo se les ha ocurrido una ridícula batalla de opinión pública que deja en pañales su discurso inicial de la defensa del gasto social, para acabar defendiendo a los banqueros, que es, precisamente, lo que hizo George W. Bush con su plan de rescate de tres folios que en el Congreso de Estados Unidos han ampliado hasta casi las 400 páginas.
¿Qué hacer? Pues nada, solamente esperar a que se despierte Zapatero de su proverbial ensoñación y optimismo antropológico, cosa que no tardará en llegar porque, desgraciadamente para todos, está topando sin cesar con la cruda y dura realidad, y no parece que ni él, ni su Gobierno, ni su partido (tampoco imaginamos a Blanco de vicepresidente económico, ni a Pajín de gobernadora del Banco de España) estén en condiciones de reaccionar.
Lo único que se les ocurre es criticar al PP, que, por mal que lo haga el primer partido de la oposición, carece de una verdadera importancia porque este partido no es quien tiene que tomar las decisiones y gobernar. Ésa es labor y responsabilidad de Zapatero, su Gobierno y su partido, los que viven en el mayor de los desconciertos y presos del terror que les produce la crisis que ellos han negado y que los puede arrasar.
Que el PP no está en contra de la banca española ni del sistema financiero es algo que no necesita explicación. Pero esta vez los populares están más acertados cuando ponen el acento en el paro y en las empresas medianas y pequeñas, pidiendo ventajas fiscales y liquidez, porque los populares saben que es por parte de los pequeños empresarios (y de cajas y bancos menores también) donde está el verdadero peligro de la crisis española y por donde puede venir la avalancha del paro, como por ahí viene la otra avalancha de la morosidad, que empieza a causar alarma en el Banco de España.
Qué duda cabe que, al margen de medidas extraordinarias, los Presupuestos Generales del Estado son, como dice el PP, el mejor instrumento para hacer frente a la crisis, y no la bolsa de las dádivas con la que Zapatero pretende comprar su estabilidad parlamentaria haciendo muy generosos regalos a sus aliados nacionalistas, mientras castiga a la Comunidades Autónomas que están gobernadas por el PP. De ahí que la pretendida reunión de Zapatero con Rajoy no tenga sentido mientras su partido no cesa de insultar al PP de una manera tan chusca como lo hacen Blanco o Pajín, y mientras Zapatero no se avenga a una renegociación a fondo de los Presupuestos, que debería ir acompañada de importantes medidas fiscales y financieras.
Pero el equilibrista de la Moncloa ya no puede atender todos los frentes ni mantener, a la vez, su preciada vajilla del poder bailando sobre los débiles bastones de bambú.
No puede contentar al PSC ni al PNV y a la vez pactar con el PP; ni puede aparentar solvencia internacional cuando lo excluyen de la gran reunión de Sarkozy en París; ni puede seguir con Solbes ni, en este momento, prescindir de él; ni puede ocultar su grave error de negar la crisis o de presumir de sistema financiero intocable mientras su responsable de Economía no descarta alguna posible intervención de salvamento por parte del Banco de España.
Como tampoco puede Zapatero disimular o hacer olvidar su fracaso en la negociación con ETA, cada vez que la banda reaparece, como ha ocurrido en Tolosa. Y, además, ha conseguido enfadar a todos los sectores progresistas del poder judicial con el nombramiento de Carlos Dívar al frente del CGPJ y del Tribunal Supremo, mientras desde la Moncloa siguen metiendo la mano en la vida judicial, como lo hizo ayer De la Vega, proponiendo una sentencia, o decisión, que castigue con tres años de inhabilitación al juez del caso de la niña Mari Luz.
La crisis de liderazgo de Zapatero y de su partido y su Gobierno empeoran, más si cabe, la crisis económica, financiera y social de nuestro país. Sobre todo porque ante el cúmulo de problemas planteados al presidente y a sus adjuntos en la dirección del PSOE sólo se les ha ocurrido una ridícula batalla de opinión pública que deja en pañales su discurso inicial de la defensa del gasto social, para acabar defendiendo a los banqueros, que es, precisamente, lo que hizo George W. Bush con su plan de rescate de tres folios que en el Congreso de Estados Unidos han ampliado hasta casi las 400 páginas.
¿Qué hacer? Pues nada, solamente esperar a que se despierte Zapatero de su proverbial ensoñación y optimismo antropológico, cosa que no tardará en llegar porque, desgraciadamente para todos, está topando sin cesar con la cruda y dura realidad, y no parece que ni él, ni su Gobierno, ni su partido (tampoco imaginamos a Blanco de vicepresidente económico, ni a Pajín de gobernadora del Banco de España) estén en condiciones de reaccionar.
Lo único que se les ocurre es criticar al PP, que, por mal que lo haga el primer partido de la oposición, carece de una verdadera importancia porque este partido no es quien tiene que tomar las decisiones y gobernar. Ésa es labor y responsabilidad de Zapatero, su Gobierno y su partido, los que viven en el mayor de los desconciertos y presos del terror que les produce la crisis que ellos han negado y que los puede arrasar.
Un título el de tu post realmente esperanzador. Ojalá que Zapatero caiga, Dios te oiga.
ResponderEliminarDibujandolacrisis.blogspot.com
Amigo Janario, tal como al gatazo de Gonzalez se lo cargó el Gal, a éste va a ser la Economía, porque por la Oposición que hay podría seguir 12 años más.
ResponderEliminarGracias por la visita y saludos cordiales