10 marzo 2008

LA "IZQUIERDA" en ESPAÑA


Cuando la izquierda llega al poder lo hace con un proyecto ideológico profundo y penetrante. Impulsa hacia su lado la moral ciudadana con todos sus medios, y no escatima en métodos, legales o ilegales para ello. El proyecto de Zapatero, aun simplón y suicida para la nación, no deja de ser un proyecto de reforma profunda y total de la sociedad española. Zapatero es causa de muchos problemas, y más que lo será. Pero su figura es también consecuencia y fruto de una situación histórica de más alcance; la izquierda tiene el terreno social allanado para el ejercicio de la agitación, la propaganda y el aleccionamiento. A esto se ha dedicado estos cuatro años y a esto se va a dedicar a partir de ahora.

No ocurre lo mismo cuando lo hace la derecha. En nombre de la convivencia y la moderación, el PP nunca ha tocado temas que son fundamentales para formar a largo plazo la conciencia del votante: la ética, la cultura, la sexualidad, la religión, los "derechos". Jamás ha ofrecido alternativa a los temas fundamentales a la izquierda; no ha propuesto unos principios alternativos a los de la apología gay-lésbica, la defensa de la muerte, la descristianización, el odio a la historia de España o la manipulación de la guerra civil.
Durante años ha callado, y al callar ha otorgado. Y si alguien se cree que con apelar al "sentido común" o al bolsillo de los españoles durante tres semanas se soluciona este problema, la respuesta la derrota estará justificada.

Y es que cada vez que el PSOE gobierna hace girar la sociedad a la izquierda, y cada vez que lo hace el PP deja, en el mejor de los casos, las cosas como están. La derecha no ha perdido las elecciones en esta campaña; las ha perdido en los últimos treinta años, incluidos los ocho últimos en el Gobierno, cuando se gestionó y se administró bien, pero
se olvidó hacer política, hacer pedagogía, educación y cultura política. Zapatero sólo ha continuado el proyecto social donde lo dejó González, porque nadie se ha preocupado de combatirlo.

Con esta deriva histórica de dejar hacer a la izquierda en sociedad y dedicarse sólo a la gestión, la derecha política española tendrá cada vez más difícil ganar las elecciones, y si lo hace, lo hará girando obligadamente a la izquierda.
Si renuncia a proponer una cultura alternativa a la de la ideología socialista, o perderá elecciones o perderá el liberalismo.
Aún hoy esta derrota deja capacidad de maniobra, a condición de retomar desde ya unos principios que el PP parece haber dejado de lado, y a condición de no rehuir un enfrentamiento ideológico y cultural al que hace tiempo que no se presenta.

Hay además dos fenómenos que hay que reseñar. En primer lugar, pese a la inexistencia de una contrapolítica liberal-conservadora, millones de españoles han dado su voto al Partido Popular. Lo que significa que existe una base social formidable a partir de la cual construir una alternativa real y antagónica al proyecto de Zapatero y de la izquierda en general. Una base social que está yendo por delante del PP, y que en última instancia le está sacando la cara elección tras elección.

En segundo lugar, en los últimos años se ha originado una eclosión civil liberal-conservadora, que desde periódicos, editoriales, radios, pocas televisiones y organizaciones varias han vertebrado la respuesta cívica a Zapatero. Éste no se lo va a perdonar, y sobre ellos va a caer ahora toda la furia del "ansia infinita de paz".

El Partido Popular deberá contar con estas dos poderosas fuerzas si quiere dentro de cuatro años expulsar a Zapatero y tratar de arreglar los desaguisados que va a provocar en esta legislatura. Y sobre todo deberá ser capaz de proponer una cultura política no sólo alternativa sino antagónica a la socialista. En caso contrario no hará más que agravar el problema.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
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