Eta sabe que si Zapatero pierde las generales no habrá segundo tiempo del partido, del proceso de rendición del Estado.
Por eso le ha proporcionado un balón de oxígeno con el comunicado del 4 de junio, que se produjo oportunamente bien motu propio, bien, como creen algunos analistas sagaces, también pactado por Zapatero con los terroristas.
Del ludópata político que nos gobierna se puede esperar cualquier nuevo embuste.
La "persecución implacable" contra Eta está claro que terminará si Zapatero gana las elecciones para jugar, tras el descanso en el que ahora estamos, el segundo tiempo del partido, y reanudar así el proceso de rendición.
Lo que pretende el presidente por accidente es reconocer en favor de Eta la independencia del País Vasco con la anexión de Navarra y a eso nos enfrentaremos si los ciudadanos españoles (el voto de muchos de los cuales está intentando comprar con el dinero de los impuestos de todos), deciden mantenerle en su guarida de Moncloa.
En medio de los embustes que Zapatero esparce día tras día durante el descanso del partido, hay que dejar claro lo que quiere hacer si consigue jugar el segundo tiempo.
Por eso conviene explicarle a Rajoy que la política merengosa no conduce a ninguna parte y que una de las exigencias de Eta, según revela Gara, era "el pacto de Estado" que el Gobierno tenía que acordar con el PP para amordazar a los populares y que no se abortara "el proceso de resolución".
Tras el comunicado del 4 de junio, comunicado que vaya usted a saber si se redactó de acuerdo con el propio Zapatero a través de sus agentes internacionales, Mariano Rajoy estableció en Moncloa ese "pacto de Estado" exigido por Eta, con lo que terminaron en gran parte las denuncias de la indignidad y también las manifestaciones callejeras en las que la multitud gritaba "Zapatero, embustero, Zapatero, embustero".
