Hay que ser, insistía Manu, hipocondríaco, sarcástico, jeremiaco y masoca para sumarse a este club de soñadores, ambiciosos, solitarios y faltos de cariño.
Desde El camino más corto, su primer libro, Manu es para muchos de nosotros una especie de hermano mayor que se fue pronto de casa. con un humor dulce, un tanto socarrón, y el escepticismo de los mejores periodistas: ni cínico ni creyente, siempre buscando, siempre expectante, documentando cada página, cada entrevista y cada libro con una paciencia y una capacidad de sacrificio excepcionales.
Su despacho, su bandera y su ideología estuvieron siempre en las carreteras y caminos polvorientos de los terceros y cuartos mundos del norte y, sobre todo, del sur. Gracias a él, leyendo aunque sólo sea un poco de lo mucho que ha escrito (47 libros, según mis cuentas), en este mundo cada vez más peligroso y desigual, es fácil distinguir a los buenos y a los malos, a los cuerdos y a los locos.
Fue uno de los mejores y, seguramente, el más modesto discípulo de la generación del "Norte de Castilla", de Delibes, su segundo padre, su punto de referencia, la persona de la que se acordó siempre que tuvo algún problema grave. Nunca fue hombre de muchos consejos, aunque siempre tuvo cerca a periodistas que necesitaban estar cerca de él como si de un cargador de energía humana se tratara, antes de salir hacia el aeropuerto, camino del siguiente reportaje, de la siguiente guerra: Jesús Picatoste, Juan González Yuste, Luis Garmat…
Autodidacta, vasco universal, alcarreño de corazón, independiente pero nunca neutral, solitario del que todos querían ser amigos…
Felipe Sahagún .
CON DELIBES y UMBRAL |
leguineche vasco
No se crea que los Leguineches han desaparecido, sigue habiendo profesionales de la comunicación jugándose el tipo por las guerras de medio mundo. El problema es que ahora no tienen cabida en los grandes medios y sobreviven como pueden malvendiendo reportajes. Leguineche abrió el camino y otros muchos lo continúan, aunque en condiciones penosas y relegados al anonimato.
ResponderEliminarDON MELITON
EliminarImagino que seguirá habiendo muchos corresponsales de guerra jugándose el tipo. Aunque sospecho que actualmente no son fijos de ningún diario sino de agencias.
No hace mucho Pérez Reverte dijo que su referente había sido Manu.
ResponderEliminarDEP
DON MAMUNA
EliminarMira, eso le honra a P. Reverte al reconocer que su maestro fue Leguineche.
He conocido varios corresponsales de guerra y son una raza especial
ResponderEliminarY gracias por ilustrar el Blog con la divina Scarlett.
DON BWANA
EliminarForzosamente tienen que serlo, de una pasta especial. Porque esa sí es una auténtica profesión de riesgo.
Prima Scarlet no termina de darme su nº de teléfono para pasarselo a los comentaristas. Pero seguiré en el empeño.