10 diciembre 2012

Aquel asilo

Van Gogh
Ayer telefoneé a Márquez. Lo hago de vez en cuando, aunque no con demasiada frecuencia. Como él.

Son conversaciones breves, casi secas. De pocas palabras y en nuestro viejo tono habitual: cómo estás, capullo, cacho cabrón, etcétera. Te llamo cuando vaya a Madrid, o hazlo tú cuando pases por Valencia. Todo eso. Lo de siempre.

A veces nos vemos, comemos juntos –siempre trae en la muñeca el Rolex que le regalé con los derechos de autor de Territorio comanche–. Y tomamos algo entre viejos rituales: más silencios que palabras. A veces gotean nombres de amigos muertos mezclados con nombres de amigos vivos: Julio Fuentes, Miguel Gil, los otros que no llegaron a viejos. Y los que siguen ahí, envejeciendo unos peor que otros, o todos mal. Los que seguimos. Ni Márquez ni yo somos de contarnos batallitas.

Hablamos de su crío, al que llamó Arturo. De cómo lo lleva por las mañanas al colegio o pasean juntos frente al mar. De la vida tranquila dedicada a él desde que se jubiló de la tele, de la Betacam, de los hoteles con agujeros, de las carreteras inciertas, de las calles alfombradas con cristales rotos. De quedarse luego una hora en cuclillas en su habitación en Zagreb, Sarajevo, Bagdad, Beirut, la cámara en el suelo, la espalda contra la pared, las botas manchadas de sangre seca, fumando cigarrillos mientras se le borraban despacio de la retina las imágenes grabadas ese día.

Cuando me cruzo con alguno de los otros viejos colegas y me pregunta por Márquez, si se resignó a vivir como la gente normal, siempre digo lo mismo: "Se habría pegado un tiro, supongo. ¿Qué otra cosa podía hacer él?... Ese puñetero crío le salvó la vida".

Ayer estuvimos hablando por teléfono, como digo. Y no recuerdo bien por qué surgió el nombre de Petrinja. El asilo, dije. Ya sabes. Acabaremos todos como los del asilo de Petrinja.
Hubo un silencio. "Te acuerdas, ¿no?", pregunté. "Cómo no me voy a acordar", gruñó con su voz de carraca vieja. Eso fue todo. Luego colgué, y con el teléfono en la mano me quedé pensando. Recordando.

Estoy seguro de que también él se quedó igual. Desde hace veintiún años, ese nombre nos acompaña como una sombra negra. Como un aviso. Hay muchos otros nombres y sombras, por supuesto. Incluso más dramáticos. O sangrientos. Pero ése siempre fue especial. Y a medida que envejecemos, lo es más.

El 14 de septiembre de 1991, Márquez y yo caminábamos por las calles desiertas de Petrinja, en Croacia. La ciudad había sido evacuada ante el avance de las tropas serbias. Teníamos hambre, y un rato antes habíamos saqueado los estantes de un supermercado: chocolate, pan duro y latas de conservas. Al lado había una tienda de ropa con el escaparate roto, y Márquez cogió de allí una corbata de pajarita y se la puso en el cuello sucio de la camisa, bajo su barba de tres días.

Íbamos así, explorando aquello, en la dirección en la que sonaban los tiros, procurando no recortarnos en puertas ni ventanas, atentos a los francotiradores. Pegados a los edificios porque de vez en cuando caía algo cerca. Y en ésas, al pasar ante un inmueble grande, oímos un ruido dentro. Como un gemido.

Entramos a curiosear, encendimos las linternas, y en el sótano encontramos a una docena de personas tumbadas en camillas y en el suelo. Era el asilo de ancianos; y los cuidadores, al huir de los serbios, habían abandonado allí a los inválidos. Los pobres viejos llevaban tres días sin agua ni comida, entre el zumbido de las moscas y el hedor de sus propios excrementos. Un par de ellos estaban muertos; y el resto, cerca de estarlo.

Gemían y lloraban aterrorizados, y cuando sonaba alguna bomba cerca chillaban enloquecidos de terror. Suplicándonos. Nada podíamos hacer por ellos, así que encendimos el flash y los grabamos a todos para el telediario de las nueve, para que el siempre sonriente Javier Solana, fino negociador comunitario, pudiera salir luego diciendo en Bruselas que todo estaba controlado en los Balcanes, que en el fondo los serbios eran buenos chicos y que las negociaciones de paz iban de puta madre.

Trabajamos así durante diez minutos, sin hablar ni mirarnos el uno al otro. Luego dejamos en las camillas toda la comida y el agua que teníamos y nos largamos de allí sin hacer comentarios. Antes de salir a la calle vimos otro muerto: una bomba había arrancado la pared, y frente al agujero estaba un cadáver sentado en una silla y cubierto de polvo gris.

Nos detuvimos a grabarlo –era un abuelete como los otros, y la bomba lo había matado cuando se ataba los zapatos para escapar– y discutimos un poco porque yo le dije a Márquez que le grabara la cara y él dijo que prefería grabarlo de espaldas.

"Que te den por saco", zanjó. Ésas fueron las únicas palabras que Márquez y yo pronunciamos en el asilo de Petrinja.

ARTURO PEREZ REVERTE
Académico


Van Gogh



12 comentarios:

  1. Otra estampa para grabar en "Los desastres de la guerra".

    Cruda realidaD.

    FugisaludoS

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DON FUGI
      Sí, alli hubo masacees y crímenes como bellotas en Extramadura, por causa de algo bastante complicado politicamente y muy parecido a lo que sucedería en España si se produjeran declaraciones de independencia de algunas regiones.

      Eliminar
  2. Pues es curioso porque yo lo que mas recuerdo del sitio de Sarajevo, no es la cola del pan o los tiros en la ingle de los tiradores olímpicos servios. De lo que mas me acuerdo es de un abuelo y una abuela que salían como podían de su semi derruido edificio con el armazón de un carrito de niño y un montón de botellas de plástico de todos los tipos, los dos intentando llegar a una tubería de agua reventada para conseguir algo del fluido sin que les volaran los sesos. Me acuerdo muchas veces y me pregunto ¿nos pasará igual?.
    Saluditos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DON ROBERT
      Si, esas imágenes que dices son las que quedaron de recuerdo pero no hay que olvidarse que aquello fue un auténtico cacao a cuenta de los Slobodan servios y otros similares del lado opuesto.

      Tras declararse los Bosnios independientes de Servia, las campañas de terror con bombardeos y francotiradores contra Sarajevo fueron la constante hasta que intervino la OTAN, tarde y mal.

      Había por un lado islamistas bosnios y por el otro servo-bosnios, como en Pais Vasco y Cataluña hoy lo son los no nacionalistas. Las unidades serbobosnias del ejército fueron transferidas al Ejército de la República Srpska, entidad que había declarado su independencia de Bosnia unos días después de que la propia Bosnia se separase de Yugoslavia.
      Su comandante en jefe fue el general Ratko Mladi, otro criminal de guerra más.

      Eliminar
  3. La puta guerra es esto, en estado puro, mucho mas allá de las imágenes de soldados dándose leña entre trincheras, blindados y aviones. Curiosamente cada vez más la guerra consiste en masacrar poblaciones civiles.

    En el genocidio de Ruanda ya sabemos que paso. En la antigua Yugolasvia hubo multitud de estos terrores. En Darfur lo mismo. Las escorias musulmanas barren a todo civil que se les opone por las 4 esquinas del mundo. Grupos de terroristas como Hamas, que administran el dinero que damos desde Europa a los palestinos, tienen en sus lineas fundadoras la mision de EXTERMINAR Israel y celebran con alborozo cuando uno de sus erraticos cohetes alcanzan una guarderia israeli o un tarado decapita a una familia entera, niños incluidos.

    Y podemos encontrar cantidad de casos de este pelaje. Y esos son los efectos directos, luego quedan "aquellos asilos".. y escuelas, y atrapados en esas zonas, y el hambre, y la sed, y las enfermedades, y el miedo por la propia vida y por la de los tuyos... La puta guerra, tantas veces empezadas por mezquinos intereses politicos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. SEÑOR OGRO
      Todo lo que cuentas creo que es la verdad real de una GUERRA. Las miserias que dejan en las poblaciones civiles y que no se ven en los telediarios.

      Sospecho que los cámaras de TV que filman todo eso, como Marquez con Arturito, tienen que estar medio tarumbas ya tras haber visto tantas imágenes horrorosas.

      Y, como comentas, lo horrible está en esos asilos abandonados, en esas guarderías de niños gritando de horror y sin nadie que les acompañe, etc. etc.

      Eliminar
  4. En los Balcanes siempre se han distiguido por su crueldad. Hasta en la II Guerra Mundial se peleaban entre éllos mientras luchaban contra los nazis.
    El único que los mantuvo tranquilitos una temporada fue el Tito (más o menos como hizo ESE HOMBRE en España).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DON BWANA
      Es zona que estuvo durante siglos parte bajo el dominio del Imperio Turco ( que no se andaban con bromas) y parte del Imperio Austro-Húngaro. Luego el ferreo TITO, como bien comenta, los metió a todos bajo su bota y no se movió una mosca.

      Lo mismo sucedió con el Invicto aquí y eso que unicamente disponía de la "guardisibil". Porque el mito del Ejército era un cuento chino ya que el propio dictador se ocupó der que ese ejército estuviera fuera de ejercicio. Recuerdo que en todas las zonas de España en donde había cañones o carros, la munición de esas armas la estableció a más de cien kilómetros. Por si algún generaalito le daba por jugar a soldaditos.

      Eliminar
  5. Está claro que Reverte las ha visto de todos los colores, yo me he quedado con el culo torcido sólo al leerlo, y él estuvo allí, como si entras en una floristería.

    Esa imagen sería motivo suficiente para que se dejasen de aventuras separatistas, no podemos especular, pero seguro que no pasa quedándonos quietecitos. De todos modos el tema de los Balcanes es tan complicado, de tanto tiempo y de odios tan intensos que tampoco podríamos extrapolarlo.

    Aunque tampoco hace falta una guerra civil para este tipo de atrocidades, más o menos allí palmaron unas 100.000 personas en 3 años entre civiles y militares, entre 2007-2011 hubo 45.000 muertes violentas en Venezuela y unas 30.000 en México (en un periodo similar).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DON ISRA
      Como bien dices el Reverte acompañado de su inseparable cameraman ( o como se diga) Marquez, estuvo en todos los fregados importantes y tuvo los billetes en las rifas de ser eliminado.

      Lo de los odios que citas también los tenian en tiempos del Sulltán Turco y del emperador austro-húngaro pero se cuidaban muy mucho de armar jaleos. Es gente que precisa de sentirse esclavizado por alguien con muchos mostachos para comportarse y comer con cubiertos en una mesa.

      Los datos que das de asesinados en la exYugoeslavia y en México y Venezuela ya son muy demostrativos de lo poco que les enseñaron de "urbanidad" en los coles a los bosnios, servios, croatas y demás gente como macedonios y herzegovinos.

      Eliminar
  6. los horrores de la guerra, cierto don Tella, y muy bien contados, que también eso hay q saber hacerlo. A mí Territorio Comanche es el libro q más me gusta e interesa de Perez Reverte.
    saludos blogueros

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DON JOSE ANTONIO
      Reverte tiene novelas muy buenas como LA CARTA ESFÉRICA, LA REINA DEL SUR,EL MAESTRO DE ESGRIMA, LA TABLA DE FLANDES, EL PINTOR DE BATALLAS, etc. etc. y ahora mismo acaba de publicar ( y estoy leyendo) su última que se titula EL TANGO DE LA GUARDIA VIEJA.

      La que tú citas fue la primera que escribió y era una venguenza contra la directora de Informativos de TVE, que no era otra que MARIA ANTONIA IGLESIAS en aquel tiempo.

      Eliminar