Frazier destrozó a Jimmy Ellis cuando Ali tenía prohibido combatir. El gran fanfarrón dijo que el título no sería legítimo mientras no se lo arrancaran a él, y Frazier lo admitió con galanura.
Ya estaba creada la atmósfera que, resuelto el bloqueo legal de Ali, debía desembocar en un combate que todavía presume de ser el mejor de la historia del boxeo: The Fight.
El 8 de marzo de 1971, en el Madison Square Garden, y antes por tanto de que el boxeo se mudara a Las Vegas. Tanta expectación, que Frank Sinatra hubo de pactar una colaboración como fotógrafo con Life para conseguir una silla de ring, que Frank Costello, jefe mafioso de la familia Luciano, hubo de resignarse a dejar fuera a parte de su cortejo, que Dustin Hoffman fue sorprendido intentando colarse y expulsado del recinto.
La pelea la ganó Frazier, aclarémoslo ya para quienes no lo sepan. Achicó espacios al vuelo de mariposa de Ali, a la coreografía elástica de las esquivas y los aguijonazos. Le castigó abajo para sacarle el aire y fijarlo. Y de pronto, como si el viento le hubiera traído el olor de una debilidad, se sintió capaz de alcanzarle la cabeza. Frazier tiró a Ali en el último asalto y ganó a los puntos un combate memorable que acompañaría siempre a ambos.
La revancha (1974) la ganó Ali, pero sólo oficialmente. Ofrecieron el penoso espectáculo de llegar a los puños en la presentación. El odio ya estaba cuajado.
Era el último de sus combates: 1975, el Thrilla-In-Manila, el choque de testuces de Filipinas, la velada en la que dos púgiles que se sentían morir de pie, cegado uno, aterrorizado el otro, siguieron peleando casi por automatismo para no ingresar en la posteridad como el que perdió.
Catorce asaltos de los que una persona normal habría salido con los pies por delante. Catorce asaltos que fueron enmudeciendo al público, congelado por la tragedia en que había cristalizado una rivalidad feroz de la que aún queda estela.
Catorce asaltos homéricos ante los muros de Troya. Se dice que, antes del último, Frazier llegó a su esquina en un estado que lindaba con la agonía, pero que quería seguir. Uno de sus preparadores, Eddie Futch, le pidió que abandonara, y agregó: "Nadie olvidará jamás lo que has hecho hoy aquí".
Voló la toalla. Ganó Ali. Si será antojadizo el destino, que precisamente en ese instante , en su propia esquina, Ali acababa de pedir que le cortaran los guantes. Se iba a rendir.
Ahora, uno vive en el cuartucho de un gimnasio de Filadelfia. Y al otro se le ha puesto cara de sello y enciende pebeteros olímpicos mientras la enfermedad Alzheimer ni le permite recordar que es mortal.
Tellagorri
dos dioses del limbo
Era yo adolescente en aquella época cuando se daban esas jartás de hostias. La prensa del régimen era más pro Clay, pues Frasier era más...macarra. Recuerdo que en la tele dijeron que se encontraron en unos billares de New York, en el Harlem y se dieron pero bien.
ResponderEliminarPor cierto, veo que te ha dado por poner mi pueblo en la cabecera, jajajajaja, ahora en Madrizzzz suda hasta la Señá Cibeles y los makekos pichi castizzzzzosssss.
Buenas noches señor guipuzcoano.
Donde dice makekos, debe decir "maketos": españoles para los nazi-onanistas.
ResponderEliminarDON JUAN
ResponderEliminarYo ví aquel combate en TV blanco y negro. El Mundo entero estaba pendiente del mismo. Me refiero al de 1971.
Clay o Alí era muy bonito de ver, con sus cerca de cien kilos se movía y bailaba como una bailarina de ballet.
Franquito estaba ya moribundo y el Régimen daba todo tipo de espectáculos en Tv con tal de que no se hablara de su "flebitis".
Tu pueblo lo suelo traer con frecuencia ya que el mío aparece también en exceso y hay que variar. Claro que siempre habrá algún pichi-castizo que dirá que la imagen representa a España, como dijo otro del Real Madrid.
"Ansí" todos contentos.
Nunca olvidaré la elegancia de movimienos de Alí, era algo nunca visto en un peso pesado, y que no se ha vuelto a ver.
ResponderEliminarTambién coincidimos en la afición al boxeo, por lo que veo. Curiosamente es un deporte odiado por los del Pso y vetado por elpaís.
ResponderEliminarCon la agilidad de Clay no ha habido otro peso pesado, pero creo que Joe Luis le hubiera ganado.
Eso me pilla un poco joven, aunque no puede compararse tuvo su equivalente para mi generación con el El Poli Díaz y El Dioni... o era Evander Holyfield y Mike Tyson, no sé, no lo recuerdo bien.
ResponderEliminarAunque me puse un poco al día con la peli de Ali, que no está nada mal, pero claro, tantas hostias en la cabeza que se vuelven gilipollas y se hacen musulmanes.
MAMUMA
ResponderEliminarQué razón tienes : era una gozada ver a Alí bailar ante el contricante, como si pesara 30 kgs., y no dejarle acertar un golpe mientras él iba pegando sin cesar.
DON BWANA
ResponderEliminarSí, era muy bonito ver aquellos combates de los grandes. También solía acudir de joven a veladas de boxeo pesos pluma en San Sebastián. Hoy, como Ud. dice, entre Zerolos y Bibianas lo tienen prohibidísimo.
No llegué a conocer, en TV o videos, el boxeo de Joe Louis, del que decían que era el más grande. La época de Ray Sugar Robinson y cía. Pero se seguía en prensa o radio los avatares de aquellos grandes.
DON ISRA
ResponderEliminarSí, los que tú conociste, especialmente el Poli Díaz, eran los mejores raquetistas de frontón.
Pero en tu época había un boxeador maño que era una especie de Clay-Alí y que se echó a perder porque siempre estaba semi-borracho.
El Alí, como buen negrazo de la época aquella creyó que jodía mucho a los blancos haciéndose musulmán. El Frazier venía del mundo del gangsterismo de barrio bajo negro y lo tenían por un macarra pero era buenísimo. Cada golpe de Frazier podía tumbar a un toro mortalmente.
Ahora los dos gigantes están olvidados y en plena miseria mental.
No soy muy aficionao a los mamporros con guantes, pero desde luego estos dos señores son de respetar, menuda jartá de palos...podemos decir que históricamente ambos quedaron empatados...con el amariconamiento que hay en Estepaís últimamente creo que ya no se llega mucho a las manos sino más bien a bolsazo limpio entre fornidos homosexuales depilados que mean sentados...
ResponderEliminarPD: por ciero la foto de arriba es la salida del Parque del Retiro por la Puerta de Mariana de Neoburgo, justo enfrente del Casón del Buen Retiro
ResponderEliminarONOREVOLE CAROLVS
ResponderEliminarRespecto al amariconamiento vigente, suscribo lo que dices y que tiene mucha gracia. Creo que lo más que sabe hacer ahora el gentío es darse bolsazos y ARAÑARSE.
Vaya, siendo Pichi-Castizo y te conoces el Madrid que nos gusta a los maketos del madrileñismo. No te quejarás de que os margino en las imágenes de Portada de mi Bureau.
Joder con Carolvs, con tanto dato a buen seguro conoce quien es el que sale paseando...
ResponderEliminarISRA
ResponderEliminarSospecho que ese que está paseando junto con una paloma es el propio Carolvs.
Debo confesar que nunca me gusto mucho el boxeo, aunque he asistido y visto en directo algún combate que otro, sobre todo el el viejo Campo del Gas en Madrid, hoy convertido en bloques de pisos, aunque sigue estando la chimenea, bueno, pues como decía ahí en ese viejo campo del gas (pasada la Puerta de Toledo hacia el Manzanares, casi enfrente del Vicente Calderón), se celebraron muchas veladas de boxeo, recuerdo el enfrentamiento entre Pedro Carrasco y Velazquez (no confundir con el pintor), incluso se hacían veladas de lucha libre, era entretenido por el ambiente que se respiraba, no por el espectáculo en si, que no entendía; y volviendo al post, si que recuerdo al famoso combate entre George Foreman y Mohamed Ali del 74 en el Congo, donde se desplazaron los dos púgiles para celebrar uno de los mas legendarios combates de la historia del boxeo,donde, pese a la fortaleza de Foreman, ali, le fue haciendo un combate psicológico, con un público enardecido a su favor, y al final se llevo el combate y comenzó la debacle para Foreman que se retiro unos años después.
ResponderEliminarPor cierto precioso cuadro del Retiro nos ha puesto hoy.
Un saludo
DON MANUEL
ResponderEliminarRecuerdo muy bien aquellos combates de Carrasco y Velazquez, y había otro que era el mejor, maño, que creo que se llamaba Pacheco pero que siempre estaba de juerga y no llegó a nada.
El de Foreman con Ali tambié recuerdo haberlo visto en Tv.
Hoy he acertado con los madrileños que vienen al Blog porque observo que la pintura del Retiro les ha gustado a todos. Menos mal.
¿Cómo se resolvió lo de "no poder comentar" que tenía hace un mes o dos? ¿Cambió a Chrome o se ha normalizado el Firefox?
No me gusta el boxeo, pero conozco de oidas a ambos boxeadores porque hubo una época que casi todo el mundo hablaba de lo mismo.
ResponderEliminarMe pasa como con los toros, no me gustan los espectáculos violentos, aunque en las corridas de toros existe una plástica que no logro ver en el boxeo. Pobres, total para acabar como cuentas no se si les mereció la pena darse de ostias hasta casi morir. ¿Es que no les pagaban bien?
DOÑA CANDELA
ResponderEliminarComprendo tu perspectiva del boxeo pero creo que es una reminiscencia de los espectáculos de gradiadores romanos.
Se trata de contemplar a dos hombres fornidos y hábiles batirse a base de pùños. No es simple fuerza bruta, es mucho más más. Y la base radica en la capacidad de sufrimiento y superación de cada contendiente.
Pagar les pagaban millonarias bolsas en dolares, mucho más que a los mejores toreros. Casi todos terminaban mal por dos razones : por no saber asumir la riqueza y por consecuencias cerebrales de los golpes recibidos.
Entre estos dos no había de por medio otra cosa que el orgullo de pregonar quién era el mejor, y por eso se odiaban a muerte.