O no llegan o se pasan :Tokio Madrid por 700.000 euros

El avión, fletado por el Gobierno español costó 700.000 euros. Tres asientos por pasajero

Este año, a Miguel ( madrileño afincado en Japón)  le han salido las vacaciones baratitas gracias al tsunami japonés. Tras la catástrofe, su empresa le dio tres semanas de permiso. Mientras buscaba un lugar de descanso, se enteró de que la Embajada española había fletado un vuelo gratuito para repatriar a los españoles. Y, tras constatar que había plazas de sobra, decidió alistarse junto a su mujer nipona y sus tres hijos.

"Me voy a España con el dinero del contribuyente", bromeó con sus amigos antes de subir a la aeronave.

A las 21:00 del domingo 20, Miguel y su familia abandonaron el aeropuerto de Norita (Tokio) a bordo de un Boeing B747-400 semivacío, cuyo fletamento costó unos 700.000 euros al Gobierno.
A muchos les sorprendió que sólo 157 personas se acogieran a la generosa oferta española, cuando la nave contaba con 477 plazas. Es decir, que la operación salió a 4.459 euros por persona.

Y eso que, ante el bochorno de regresar a España con un avión repleto de asientos libres, el Gobierno extendió su generosidad a viajeros de otros países. El pasaje incluía 22 belgas, ocho brasileños, cuatro tailandeses, cuatro búlgaros, tres lituanos, además de 35 japoneses. Así, contando únicamente a los españoles del pasaje más sus familias directas (119 en total), el coste por repatriado alcanzó los 5.882 euros.

Fue el estrambote de una gestión del tsunami que ha dejado insatisfecha a casi toda la colonia española en Japón. No ha contentado a los más temerosos, que huyeron por sus propios medios antes de que llegara el avión Zapateril. Tampoco a los más tranquilos, que cuestionan la política de gratis total de la embajada.

"Tenían que haber cobrado los billetes y haber donado el dinero a los afectados por la tragedia", denuncia David Rodríguez Toro, un fotógrafo que renunció a su asiento en el vuelo.
"Nunca pensé en abandonar el país. Sería un desagradecido si me fugo en los momentos difíciles de un país que me ha dado un trabajo, una familia...".

Cobrar es lo que hicieron otros países, como Reino Unido. Su Gobierno reclamó 686 euros a los adultos y 343 a los niños por un vuelo a Hong Kong, aunque perdonó la tarifa a los damnificados directos del tsunami.

Así, evitaron casos que sí ocurrieron en el Jumbo español, como el de un estudiante japonés que ya tenía el billete reservado, pero lo canceló para ahorrarse 1.300 euros. O los pasajeros que, en vez de volar a España, se quedaron en Bangkok aprovechando una escala.

Especialmente duro con lo sucedido fue Fernando Sánchez Dragó, quizá el miembro más conocido del colectivo español en Japón. "¡Qué vergüenza!", escribió en un artículo en la web de EL MUNDO titulado Españoles miedicas y políticos noqueados.

"Gentes, las fugitivas, que pecan de ingratitud, de cobardía y, lo que casi es peor, de falta de sentido común... Si yo creyera en la justicia de los tribunales, acudiría a ellos para presentar denuncia por malversación de fondos públicos contra quienes desde Madrid han autorizado el flete de ese avión y exigiría el pago de los costos, a escote, por parte de quienes en él han viajado gratis".

Pero esas reflexiones no estaban en la mente del Gobierno el miércoles 16. A esas alturas (seis días después del terremoto) numerosos países ya habían empezado a repatriar sus ciudadanos.

Y españolas como María del Mar Cañaveras se asomaban a los medios para criticar  "Cuando consiga un billete de avión, ya estaré contaminada", se lamentó en TVE. De inmediato, su testimonio incendió los foros de internet. Al día siguiente, el Ejecutivo aprobó su cara operación rescate.

Cuenta el Gobierno que, antes de fletar su vuelo, comprobó que los billetes en aerolíneas comerciales estuvieran agotados. Así lo denunciaban los españoles que se declaraban "atrapados" en los medios de comunicación. Otros, sin embargo, aseguran que todo era cuestión de dinero.

"Billetes había, y más baratos de lo que ha pagado el Gobierno", dice Vigil. "Por 2.600 euros, encontrabas plaza de un día para otro... Y, con unos días de margen, bajaba a la mitad".

Se optó por un Jumbo de 477 de Pullmantur Air, pese a que su capacidad doblara la demanda, porque "era el que más se ajustaba" a sus criterios de precio, seguridad y horarios.

Y así llegó el día del vuelo. Con la crisis nuclear de Fukushima contenida, más de la mitad de los pasajeros ni se presentaron en el aeropuerto. Con tres asientos por cabeza, ni las turbulencias alteraron el sueño de la mayoría de pasajeros. Todos arrastraban nueve días de réplicas sísmicas, alertas nucleares y lloros de familiares al otro lado del teléfono. Fueron seis horas rumbo a Bangkok, cinco de escala y otra docena hasta Madrid.

De todo lo cual se deduce que, a pesar de que el Rubal nos controla a cada uno de los ubicados en España, sus embajadas no sirven ni para facilitar un plano de la ciudad. No se enteran de nada. Y del terremoto, los diplomáticos españoles en Tokio, se enteraron por la TV.

¿Sabrán los del Ministerio de Exteriores de la Trini en dónde se halla Libia?

Tellagorri

ono llegan ose pasan tokio