07 agosto 2009

REVOLUCIÓN BURGUESA , lo que nos falta en España


Indudablemente la Burguesía, como clase social revolucionaria, iba a reclamar un lugar en el futuro de casi todos los países del Mundo, excepto España.

Lamentablemente (para la monarquía) ésta era considerada plebeya carente de sangre nobiliaria e inculta, que realizaba actividades viles como la de comerciar, actividad que significaba una inmoralidad para los nobles y para el Clero, y por lo tanto no merecedora de pertenecer a la Corte.

Independientemente de consideraciones prejuiciosas, los burgueses representaban una incómoda competencia contra los nobles, y la corona no tenía intenciones de perjudicar la frágil relación que la unía al estado noble.

Por lo tanto no quiso o no pudo darle lugar en la toma de decisiones políticas. Como clase social revolucionaria, no se iba a quedar con un no como respuesta, lo único que le faltaba para completar su imparable ascenso era tener poder político, así fue que se lanzó en su búsqueda y produjo lo que se considera el acto fundacional de la modernidad: La Revolución Francesa.

Los defensores de la aplicación de reformas fiscales, sociales y políticas comenzaron a reclamar con insistencia la satisfacción de sus reivindicaciones durante el reinado de Luis XVI.
Además el pueblo exigía la convocatoria de los Estados Generales (una asamblea formada por representantes del clero, la nobleza y el Tercer estado, es decir lo que en ese entonces se consideraba el pueblo y que en realidad era la burguesía), cuya última reunión se había producido en 1614, y el rey Luis XVI accedió finalmente a celebrar unas elecciones nacionales en 1788.

A pesar de que los tres estados estaban de acuerdo en que la estabilidad de la nación requería una transformación fundamental de la situación, los antagonismos estamentales imposibilitaron la unidad de acción en los Estados Generales, que se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 1789.

Las delegaciones que representaban a los estamentos privilegiados de la sociedad francesa se enfrentaron inmediatamente a la Cámara rechazando los nuevos métodos de votación presentados. El objetivo de tales propuestas era conseguir el voto por individuo y no por estamento, con lo que el tercer estado, que disponía del mayor número de representantes, podría controlar los Estados Generales.

Las discusiones relativas al procedimiento se prolongaron durante seis semanas, hasta que el grupo dirigido por Emmanuel Joseph Sieyès y el conde de Mirabeau se constituyó en Asamblea Nacional el 17 de junio.

Este abierto desafío al gobierno monárquico, que había apoyado al clero y la nobleza, fue seguido de la aprobación de una medida que otorgaba únicamente a la Asamblea Nacional el poder de legislar en materia fiscal y se comprometía a no disolverse hasta que se hubiera redactado una constitución para Francia.

Photobucket


En ese momento, las profundas disensiones existentes en los dos estamentos superiores provocaron una ruptura en sus filas, y numerosos representantes del bajo clero y algunos nobles liberales abandonaron sus respectivos estamentos para integrarse en la Asamblea Nacional.

El rey se vio obligado a ceder ante la continua oposición a los decretos reales y la predisposición al amotinamiento del propio Ejército real. El 27 de junio ordenó a la nobleza y al clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional Constituyente. Luis XVI dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros leales se concentraran en París y Versalles.

El pueblo de París respondió con la insurrección ante estos actos de provocación; los disturbios comenzaron el 12 de julio, y las multitudes asaltaron y tomaron La Bastilla —una prisión real que simbolizaba el despotismo de los Borbones— el 14 de julio.

Antes de que estallara la revolución en París, ya se habían producido en muchos lugares de Francia esporádicos y violentos disturbios locales y revueltas campesinas contra los nobles opresores.

La burguesía parisina, temerosa de que la muchedumbre de la ciudad aprovechara el derrumbamiento del antiguo sistema de gobierno y recurriera a la acción directa, se apresuró a establecer un gobierno provisional local y organizó una milicia popular, denominada oficialmente Guardia Nacional.

El estandarte de los Borbones fue sustituido por la escarapela tricolor (azul, blanca y roja), símbolo de los revolucionarios que pasó a ser la bandera nacional. No tardaron en constituirse en toda Francia gobiernos provisionales locales y unidades de la milicia.

El mando de la Guardia Nacional se le entregó al marqués de La Fayette, héroe de la guerra de la Independencia estadounidense. Luis XVI, incapaz de contener la corriente revolucionaria, legalizó oficialmente las medidas adoptadas por la Asamblea y los diversos gobiernos provisionales de las provincias.

La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por los desórdenes y disturbios que estaban produciéndose en las provincias (el periodo del "Gran Miedo").

El clero y la nobleza hubieron de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la noche del 4 de agosto de 1789; la Asamblea aprobó una legislación por la que quedaba abolido el régimen feudal y señorial y se suprimía el diezmo, aunque se otorgaban compensaciones en ciertos casos.

En otras leyes se prohibía la venta de cargos públicos y la exención tributaria de los estamentos privilegiados. A continuación, la Asamblea Nacional Constituyente se dispuso a comenzar su principal tarea, la redacción de una Constitución.

En el preámbulo, denominado Declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano, los delegados formularon los ideales de la Revolución, sintetizados más tarde en tres principios, "Libertad, Igualdad, Fraternidad".

Photobucket


Mientras la Asamblea deliberaba, la hambrienta población de París, irritada por los rumores de conspiraciones monárquicas, reclamaba alimentos y soluciones. El radicalismo se apoderó de la cámara, pero el objetivo original, la implantación de una monarquía constitucional como régimen político, aún se mantenía.

El primer borrador de la Constitución recibió la aprobación del monarca francés en unas fastuosas ceremonias, a las que acudieron delegados de todos los lugares del país, el 14 de julio de 1790. Este documento suprimía la división provincial de Francia y establecía un sistema administrativo cuyas unidades eran los departamentos, que dispondrían de organismos locales elegibles.

Se ilegalizaron los títulos hereditarios, se crearon los juicios con jurado en las causas penales y se propuso una modificación fundamental de la legislación francesa.

Con respecto a la institución que establecía requisitos de propiedad para acceder al voto, la Constitución disponía que el electorado quedara limitado a las clases alta y media. El nuevo estatuto confería el poder legislativo a la Asamblea Nacional, compuesta por 745 miembros elegidos por un sistema de votación indirecto.

Aunque el rey seguía ejerciendo el poder ejecutivo, se le impusieron estrictas limitaciones. Su poder de veto tenía un carácter meramente suspensivo, y era la Asamblea quien tenía el control efectivo de la dirección de la política exterior.

Se impusieron importantes restricciones al poder de la Iglesia católica mediante una serie de artículos denominados Constitución civil del Clero, el más importante de los cuales suponía la confiscación de los bienes eclesiásticos.

A fin de aliviar la crisis financiera, se permitió al Estado emitir un nuevo tipo de papel moneda, los asignados, garantizado por las tierras confiscadas. Asimismo, la Constitución estipulaba que los sacerdotes y obispos fueran elegidos por los votantes, recibieran una remuneración del Estado, prestaran un juramento de lealtad al Estado y las órdenes monásticas fueran disueltas.

Durante los quince meses que transcurrieron entre la aprobación del primer borrador constitucional por parte de Luis XVI y la redacción del documento definitivo, las relaciones entre las fuerzas de la Francia revolucionaria experimentaron profundas transformaciones.

Éstas fueron motivadas, en primer lugar, por el resentimiento y el descontento del grupo de ciudadanos que había quedado excluido del electorado. Las clases sociales que carecían de propiedades deseaban acceder al voto y liberarse de la miseria económica y social, y no tardaron en adoptar posiciones radicales.

Este proceso, que se extendió rápidamente por toda Francia gracias a los clubes de los jacobinos, y de los cordeliers, adquirió gran impulso cuando se supo que María Antonieta estaba en constante comunicación con su hermano Leopoldo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Al igual que la mayoría de los monarcas europeos, Leopoldo había dado refugio a gran número de émigrés y no había ocultado su oposición a los acontecimientos revolucionarios que se habían producido en Francia. El recelo popular con respecto a las actividades de la reina y la complicidad de Luis XVI quedó confirmado cuando la familia real fue detenida mientras intentaba huir de Francia en un carruaje con destino a Varennes el 21 de junio.

El 21 de setiembre de 1792 se proclamó la república y se abolió la monarquía y el 21 de enero de 1793 Luis XVI fue guillotinado.

Los sucesos internacionales posteriores mostraron una clara y fuerte tendencia a tomar el legado de la revolución francesa cuyas ideas se volcaron a todo el mundo (salvo a España) y sirvieron de bandera a las burguesías europeas y a los hombres que iniciaron los proceso independentistas en América latina y si bien la revolución terminó con el ascenso de Napoleon al poder en Francia, el proceso, histórico, político y social, iniciado con ésta fue imparable al igual que la instalación del sistema capitalista.

Para concluir este larguísimo texto diremos que el período histórico que estamos reseñando, significó para el hombre el camino más directo a la actualidad, y es muy importante entender lo que pasó porque muchas de las cosas que hoy vivimos son producto de esa historia, más aun, los años 1890 son el inicio de otra nueva etapa para la humanidad, la posmodernidad, y nos será imposible entender lo que nos pasa si no aprendemos de dónde vienen nuestros atrasos políticos y sociales, además de educacionales.

Por Tellagorri

Photobucket


6 comentarios:

  1. Tiene toda la razón, España nunca tuvo una revolución burguesa. Tal vez la constitución de 1812 hubiera podido dar pie a una "transición" que, apoyada por el comercio con América, hubiera estimulado al país. Pero preferimos las cadenas.

    Además ha apuntado bien el hecho de que la nobleza española estaba demasiado estancada en los peores tiempos de los últimos austrias como para consentir que los pocos comerciantes e industriales españoles pudieran tener peso en las decisiones políticas.

    Yo creo que hay dos causas fundamentales para el fracaso de la burguesía en España y lo tardío de su aparición: en primer lugar nuestra complicada geografía, que hizo imposible (y casi lo sigue haciendo) una red de ferrocarriles y canales de rápida construcción que comunicara los principales núcleos del país. Había focos industriales, pero casi incomunicados con Madrid. Aquí hay que añadir que el contrabando de paños ingleses desde Gibraltar, aunque parezca anecdótico, creó una competencia desleal que arruinó a muchos incipientes empresarios.

    En segundo lugar, la Desamortización de Mendizabal acentuó las diferencias sociales ya que para lo único que sirvió fue para crear una burguesía terrateniente que, al imitación de la aristocracia, obtenía sus bienes de las rentas de la tierra en lugar del comercio y la industria. Esto frenó la iniciativa industrial y comercial ya que los esfuerzos económicos se orientaron a obtener más tierras con las que emular a una aristocracia que les despreciaba. Y esto a su vez provocó la aparición del jornalero, que pasó de tener que pagar el diezmo de la cosecha a la autoridad religiosa pertinente (no era dueño de la tierra pero sí de la cosecha) a trabajar por un mísero jornal en una tierra que no era suya y cuyos productos no podía disfrutar (pues debía de pagar por los alimentos que cultivaba).

    Y en los últimos años hemos asistido a un proceso similar donde los beneficios económicos del "milagro del ladrillo" y los fondos de la UE se han invertido, por no decir despilfarrado, en la especulación y la ostentación autonómica.

    Parece que los españoles no aprendemos...

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. PABLO
    Brillante discurso (DISCURSO=Facultad racional con que se infieren unas cosas de otras, sacándolas por consecuencia de sus principios o conociéndolas por indicios y señales.)

    Suscribo íntegro cuanto expones pues es lo que pienso sobre el tema desde siempre.
    Veo que dispones de excelente cultura histórica. Felicitaciones por el comentario.

    ResponderEliminar
  3. Formidable exposición querido Tella. Tampoco es manca la aportación de Pfunes en su comentario...
    Lo resumes perfectamente al final, señalando de donde vienen nuestros atrasos politicos y sociales, además de educacionales. Tuvimos la posibilidad de dar un gran salto en la buena dirección durante la transición, pero el Gran Caiman de la Mafia-PSOE, Felipe Gonzalez, nos lo frustró, retrotrayéndonos a la democracia bananera venezolana de su intimo amigo Perez, el Chavez de entonces, y en ella andamos. Preparo un post sobre nuestra democracia, retomando aquel manífico trabajo tuyo, "Las cloacas...¿Como? y ¿Donde?"...
    Un jacobino abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Dicen que escuchar es de sabios y como me tengo por persona inteligente voy a cuidarme muy mucho de comentar nada después de tu post y del comentario de pfunes, me sorprenden esos análisis tan brillantes a esas horas, os envidio, yo sólo puedo pensar en comerme unas magdalenas.

    A pesar de que "o no llegamos" o "llegamos tarde y mal" lo cierto es que España no deja de sorprenderme, con una casta política manifiestamente mejorable (por los siglos de los siglos) y viviendo siempre bajo regímenes más o menos dictatoriales (monarquía, frente popular, paco, psoe...) que sin pasar por esa revolución burguesa estemos como estamos (AUNQUE MÁS FICCIÓN QUE REALIDAD ) podría considerarse un milagro.

    Y ahora si que te dejo un comentario en lo que me considero un experto (análisis y valoración del uso de obras pictóricas en el ámbito bloguero), el cuadro de las pospolinas es I M P R E S I O N A N T E

    ResponderEliminar
  5. CHARNEGUET e ISRA

    Muchas gracias por vuestros elogios y análisis del tema.

    Cábeme decir a ISRA, como expertísimo en artes pictóricas, que en efecto el cuadro de LAS POSPOLINAS es muy bonito.Es del pintor ARTETA.

    ResponderEliminar
  6. ADDENDA. (Del lat. addenda, las cosas que se han de añadir)

    Para quienes las palabras "jacobino" y "girondino" suenen extrañas, les adjunto la siguiente explicación =

    En la Asamblea Nacional existían dos sectores, ambos pertenecientes a la burguesía y coincidentes en la lucha contra el rey, la nobleza e imponer los principios liberales, pero distanciados con respecto a sus intereses y los medios para lograr sus objetivos.

    Los empresarios y grandes comerciantes que integraban la gran burguesía, llamados girondinos, por provenir de una zona situada al sur de Francia, denominada Gironda, eran moderados, contaban con el apoyo de las provincias y consideraban prudente hallar un acuerdo con la monarquía y la nobleza, limitando el poder real, pero sin permitir el derecho a voto a las clases pobres, que no pagaban impuestos. La razón era el temor de este sector burgués, que había alcanzado gran prestigio, de perder sus privilegios por obra de los movimientos populares.

    El otro sector, era el de los jacobinos, nombre proveniente de sus reuniones en el convento de la orden de los jacobinos, extremistas, duros y muy bien organizados, respaldados por el Consejo y el pueblo de París. Estaba principalmente integrado por profesionales y modestos propietarios que querían abolir definitivamente la monarquía y proclamar una República democrática, con derecho a voto para todas las clases sociales.

    El primer sector se colocaba para deliberar, a la derecha en la Asamblea, el segundo, a la izquierda, y de allí proviene la posterior división entre partidos de derecha y de izquierda, según sean conservadores en su accionar político o propongan medidas tendientes a cambios profundos y violentos.

    ResponderEliminar