02 julio 2009

Los PAPANATAS del Partido Conservador Español (PP)




Papanatas, papaxoubas y papamoscas se lanzan por enésima vez a cerrar la boca al vallisoletano: es un testigo demasiado incómodo, dentro y fuera del PP.

Y, total, sólo ha dicho que encontró la economía en ruinas, que a la ETA hay que asfixiarla, que el PNV es desleal con España, que el PSOE actuó canallescamente entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 (el adverbio lo pongo yo), que la reunión de las Azores confirió a España un papel internacional perdido hace dos siglos…

Es decir, está oficiando de portavoz a la fuerza de la mayoría de los votantes del PP, ya que la actual dirección de su partido no se moja ni en la ducha y aspira a un angelical traspaso de poderes, cuando Rodríguez, camino de Damasco o de Doñana, caiga del coche blindado y comprenda cuánta bonhomía y cuánto amor anidan en el tierno abrazo que Rajoy le brinda cada día.

Alguna vez llegará el milagro, la transmutación, la ósmosis perfecta entre PSOE y PP y se comprobará por vía empírica algo que también sabemos: cuán intercambiables, de partido a partido, son algunos dirigentes políticos.

Pero no Aznar.

Este hombre hace rabiar por desentonar, renunciando a presentarse a un tercer mandato cuando estaba en la cresta de la ola y por tanto por mantener lo prometido ("Es un hombre de palabra", ha dicho Pujol subrayando el valor pedagógico del gesto); yéndose del Gobierno sin haber metido la mano más que en sus bolsillos (¿se imaginan la que habrían montado Prisa y el PSOE de oler el más mínimo atisbo de corrupción?); y habiendo intentado conseguir un lugar de primera línea para España, algo que los progres aborrecen porque los deja a la intemperie ante su propia insignificancia y miseria.
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Pero tal vez Aznar no calibró bien el entorno y los cimientos sobre los que sustentaban el esfuerzo y el riesgo: no tenía detrás ingleses de 1940, ni españoles del siglo XVII, sino españoles de 2009 que, por supuesto, son –o somos– bien distintos.

Criticar a un político a posteriori y resaltar sus errores –o los que se toman por tales– cuando los efectos de sus decisiones ya se han producido es uno de los ejercicios más baratos y cómodos que se pueden dar en el mundo: ¿quién intuía que los terroristas islámicos atinarían con tal puntería en la línea de flotación de este barco de caguetas? ¿No se acuerdan ya del "Comando Dixán", ja, ja, qué risa?

¿Qué culpa tiene Aznar de que los americanos realizaran la invasión de Irak con una insuficiencia de medios manifiesta para sofocar cualquier veleidad de resistencia?

Porque no nos engañemos, fuera de la izquierda –que sólo atiende a su sectarismo y su bolsillo–, la población, la gente, los españoles que el 14-M no votaron al PP (multitud) siendo sus votantes habituales, sólo veían que la guerra, en contra de lo previsto, se había alargado un año y se agarraban inconscientemente a la miserable sugerencia de aquella pancarta de Barcelona que tanto regocijaba a sus portadores: "Las bombas lanzadas sobre Irak estallan en Madrid".

Y todavía hoy, entre periodistas de derechas y bien de derechas, sigue siendo un lugar común dar por condenada de antemano la intervención en Irak antes de cualquier argumento, de cualquier dato o reflexión: hay que estar en la pomada, a bien con los colegas que dicen lo mismo.


Aznar se equivocó y punto, este hombre vino a estropearnos el pasodoble con sus sueños heroicos, qué lata de Empecinado, con lo sosegada y sabrosa que es la siesta abrazados a una hermosa almohada pacifista…

En otras ocasiones lo hemos sostenido por extenso y lo reiteramos: respecto a Irak, Aznar hizo lo que debía. Y no es poco tratándose de un presidente español. Había razones poderosas, amén de nuestro interés nacional: acabar con un tirano y una tiranía repugnantes (los cuatro comunistas que restaban por aquí ni sabían que Saddam Husein había exterminado a sus correligionarios de allá de formas espeluznantes); iniciar un proceso de democratización en los países de Oriente Próximo; combatir el terrorismo islámico, con una cruda advertencia a Irán (que, por cierto, se encuentra entre Irak y Afganistán).

Pero lo más importante es que entre las consideraciones y problemas de los españoles de 2004, la guerra de Irak, objetivamente, no se hallaba ni entre los veinte primeros conflictos y motivos de preocupación. Las bombas desataron el pánico, voces mezquinas relacionaron Irak con los atentados y sobrevino la estampida.

Quizás nunca se sepa la verdad verdadera, no la judicial, que es de chiste, pero entre tanto se culpa a José María Aznar de todo, en bloque. Y se pretende que ni hable. Y, sin embargo, si algo podemos reprochar a Aznar (en el plano político, no en el personal, claro) es no haberse postulado para una tercera presidencia: él no habría perdido las elecciones de 2004.
Ni con atentados
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Tellagorri
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7 comentarios:

  1. Cuando pasen los años,Tellagorri,y la obsesiva inquina,el odio y la bilis de la izquierda se hay ido diluyendo en el tiempo,la figura de Aznar se valorará como uno de los más grandes presidentes de la Historia de España.
    En un país tan cainita como éste,donde la izquierda garbancera decimonónica y casposa se retroalimenta con el odio,los procesos de valoración que en otros paises se hacen con absoluta naturalidad,aquí son el parto del ocelote.
    Saludos.

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  2. Siempre he defendido que la ayuda que prestaba Aznar a los EEUU estaba basada en una idea principal, la lucha contra el terrorismo, pero desviando el tema a nuestros intereses particulares, tener de su parte a la mayor potencia del mundo en su lucha particular contra ETA.

    Si EEUU con su "inteligencia" y su influencia dice que se acabe ETA, se acaba.

    Lamentablemente tenemos esa izquierda despreciable que sólo busca la poltrona y la aniquilación del contrario (tradición manda).

    De todos modos, por mucho empeño que pusiesen, si no hubiese una sociedad dócil, manipulable e inerte, no llegarían a ninguna parte.

    En EE.UU, en Australia, en Gran Bretaña, tras la invasión de Iraq sus gobiernos ganaron ampliamente las elecciones, por contra, en España siempre encabezonados con aquello de España es diferente, dando la nota.

    Yo lo defendía en su momento, y con la perspectiva que da el tiempo se va confirmando día a día, Aznar ha sido el mejor presidente de España (y desgraciadamente no tiene visos de que alguien pueda cambiarlo)... y los del pp, en lugar de usarlo como referencia, lo proscriben. Payasos

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  3. Estos peperos necesitan mamar mucha leche para llegarle a la suela del zapato a Aznar.
    Sin lugar a dudas ha sido el mejor presidente que ha tenido España en los últimos 30 años.
    Coincido contigo, que si se hubiése presentado para un tercer mandato, sin ninguna duda hubiése sido reeligido.

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  4. Gracias, NATALIA, ISRA y ESVERITATE por los comentarios.

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  5. Puede ser que Aznar si se hubiera presentado a una tercera legislatura podría haber ganado porque no habría entrado en la senda destructiva en la que entró en la segunda legislatura, agriándosele el carácter y cayendo en todas las trampas de la izquierda oficial, como la huelga general del 20-J, que no fue otra cosa que una trampa muy bien elaborada.

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  6. Creo que la equivocación más importante de Aznar fue su política con los medios de comuncación.

    Desde luego, los del PP de ahora son bastante penosos. Lo que no entiendo es cómo no se ha producido una deserción en masa de militantes. Creo también que el PP hubiera ganado con más diferencia en las europeas si hubiera tenido una postura más firme en muchas cosas. Sacarle al PSOE sólo dos escaños con la situación que hay, debería preocupar más en el PP.

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  7. TT y ENRIQUE gracias por vuestros comentarios.
    A mi entender, las mayores equivocaciones del Bigotes fueron la BODA de su hija, en la que obligó al Rey a acudir, haciendo ostentación inutil y tonta de Poder, y su chulería con los periodistas.

    En HECHOS, ha sido el mejor presidente habido tras SUAREZ.

    Los actueles dirigentes son una cuadrilla de membrillos que incluso se averguenzan de la muerte de GARCÍA LORCA en 1936, CUANDO AÚN NO HABÍAN NI NACIDO.

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