Era yo comunista y lo eran también los diecisiete camaradas encarcelados conmigo. En la celda 49 de la Novena Galería, a la que los presos comunes llamaban festivamente la cerda 49 por el desorden imperante en ella, vivaqueábamos cuatro reclusos, ilustrados todos: el futuro profesor Alberto Saoner, el filólogo Manolo Moya, el hoy ilustre filósofo Javier Muguerza y yo.
Había un raterillo de Málaga, afeminado y casi analfabeto, que aparecía por las tardes en la celda, se sentaba en un rincón y escuchaba en respetuoso y admirativo silencio nuestras conversaciones, dignificado por lo que a su ingenuidad le parecía alta cultura.
Todos le teníamos aprecio.
Un buen día la dirección del Partido nos convocó a los inquilinos de la celda y nos ordenó que prohibiésemos al malagueño seguir con sus visitas. Extrañados, quisimos saber por qué. "Ese chaval", dijeron, "tiene fama de mariquita y los presos políticos no debemos relacionarnos con homosexuales, pues eso nos desprestigiaría a los ojos de los demás reclusos".
Con la repugnancia que cabe imaginar nos avinimos. Pero lo peor no fue eso. Lo peor fue que aquellos torquemadas avinagrados nos exigieron que explicásemos al chaval la razón del veto, y también obedecimos. "No puedes venir a nuestra celda porque eres maricón".
Eso fue, con palabras menos duras, supongo, lo que le dijimos. Ignoro lo que fue de aquel chico, pero no me extrañaría saber que se suicidó. Me he acordado de él al enterarme de lo que una ministra dijo al juez Garzón, al comisario Villarejo y a otros jocosos contertulios.
La izquierda, cuando yo militaba en ella, maldecía a los homosexuales y proscribía la homosexualidad.
Hoy la bendice, la prescribe y la esgrime como bandera. Golosos son los sufragios del colectivo gay. El voto non olet.
Poco después del episodio descrito los cuatro inquilinos de la cerda 49 nos fuimos del Partido. El inquisidor que nos echó la bronca resultó ser maricón, pero eso lo supimos mucho tiempo más tarde.
S. DRAGÓ
ADENDA. La cloaca policial es la cloaca judicial. Cuando la ministra Delgado revela al hampa la supuesta corrupción de menores colombianas por miembros del Supremo y la Fiscalía, sabe lo que hace : CHANTAJEAR en compañía de un ex-juez corrupto y botado.
Lo que viene a demostrar que se confirma la HIPOCRESIA TOTAL de los zurdosos en todos los temas sociales.
ResponderEliminarDON ELIAS
EliminarMuy confirmado para siempre.
Siempre han sido los comunistas y socialistas unos farsantes sin paliativos.
ResponderEliminarGustan de ir con la corriente : antes anti-homosexuales y ahora inductores a la homosexualidad.
Que los zurzan en su propia salsa de oportunistas.
Lo que hace que en Francia, Alemania, Reino Unido y España ya no les creen más que los atontados.
EliminarSospecho que la mayoría de los ciudadanos ya no se cree una palabra de los socialistas. Y que van a dar un palo duro a Sanchez por mentiroso y amigo de los secesionistas en las próximas elecciones.
ResponderEliminarDON JASÓN.
EliminarTambién pienso lo mismo sobre el tema.
De todos los políticos socialistas habidos unicamente cabe recordarlo como HONESTOS a Julián Besteiro, Indalecio Prieto, Enrique Múgica y Nicolás Redondo.
ResponderEliminarEl resto, como Largo Caballero o Negrín eran más parecidos a los lideres de Moscú.
DON LUCRECIO
EliminarSí, así es. No llegarán a la media docena los personajes zurdosos dignos de ser tenido en cuenta como gente beneficiosa para la sociedad.
La historia de la izmierda es la historia de la hipocresia y la ruina, pero vuelven adueñandose de los parabienes universarles y otra vez al poder. Esto va mas alla de la politica sino de la condicion humana, y no digo con ello el ser humano sea de natural de izquierda, sino que de natural es VAGO y gusta de tragarse comodas mentiras. No hay otra explicacion, o yo al menos no la encuentro.
ResponderEliminarSEÑOR OGRO
EliminarEsa explicación tuya la encuentro convincente : se cree en los izquierdosos por vaguedad y para no tener que esforzarse en analizar sus farsas y burlas a la ciudadanía.
Esta mujer tendría que estar cobrando la pensión de ex-ministra, no porque se la merezca, sino porque supongo que la solicitará cuando deje de serlo.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarMejor sí que esa mujer se vaya a otro sitio y el adecuado sería una carcel por contubernia de delincuentes demostrados como son Villarejo y Garzón.