El cacao de Iglesias

Pablo Iglesias tiene un problema con España. Y no me refiero a sus zigzags con el procés independentista. Ni a la contestación interna que esto ha provocado. Ni a la purga de críticos como Carolina Bescansa. Ni al lío en su filial catalana. Ni al coste electoral que ya detectan las encuestas. Todo eso son consecuencias de lo primero. El problema del líder de Podemos con España es de concepto.Su España no ha existido en la Historia ni existe en la Constitución.
Para Iglesias, España es un Estado, una carcasa en la que caben varias naciones. O sea, Euskadi, Cataluña y el resto de lo que hoy llamamos España, una España 'minus'.
En su epístola a la militancia, Pablo reitera el derecho del pueblo catalán a decidir su futuro en un referéndum y a partir de ahí  discutir en Cataluña y España un modelo de Estado plurinacional.

Una izquierda seria y rigurosa de toda la vida no habría contribuido a que los independentistas se liaran la manta a la cabeza. El secesionismo se debería haber contenido desde la izquierda y, sin embargo, esta izquierda de Podem, De Colau y Domènech, se ha convertido en sus ayudantes, en sus palanganeros.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, parecía apuntarse en la noche del jueves al mismo viaje. Llamó a la unidad saltándose la Constitución, el Estatut y el reglamento del Parlament.

Iñaki Gil