Ha estado 10 días secuestrado por Arnaldo Otegi Mondragón y otros siete terroristas de ETA político-militar (ETA pm). Lo han retenido en un húmedo agujero excavado en un monte. Han jugado con él a la ruleta rusa.
Treinta y siete años después, es otro 1 de marzo (este martes) cuando aquel Otegi reconvertido en líder político saldrá de la cárcel de Logroño como "hombre de paz". Y, dicen, como futuro candidato a lehendakari.
Su secuestrado no verá esa liberación. Luis Abaitua murió hace 24 años sin haberse recuperado nunca. Su hijo mayor, Joseba, dice de él que quedó "muy marcado". Que se sintió "tan humillado" que "perdió su brillo, se apagó, se volvió más reservado". "Lo que le afectó fueron las vejaciones que sufrió en el zulo. Eso le tocó profundamente. Se sintió profundamente humillado, convulsionado como persona".
En aquel invierno de 1979 Luis tiene 48 años. Con Mercedes, su mujer, cría a seis hijos. Nacido en Vitoria, es serio, metódico y trabajador, además de fumador empedernido. También "un tecnócrata"; apenas habla de política. Ha estudiado Ingeniería en Lausana (Suiza) y lleva 13 años en Michelín. Es la empresa en la que todo vitoriano quiere trabajar, la multinacional que, con 4.300 empleados, da de comer a una pequeña ciudad de provincias en los años de agitación política y laboral de la Transición.
En enero la tensión se ha mascado en una huelga general: la empresa y los trabajadores no se ponen de acuerdo para renovar el convenio. El 5 de febrero en Lasarte (Guipúzcoa) un comando secuestra y pega un tiro en la rodilla a Georges Roucier, director general de Michelín.
El 19 de febrero es lunes y Luis, que siempre es puntual, no llega a comer a casa. Le han visto saliendo de la fábrica, pero se ha esfumado. El martes, un pensionista encuentra en el camino que bordea una huerta su Seat 132 blanco con las cuatro puertas abiertas. ETA pm reivindica lo que ya es un secreto a voces: su secuestro. Exige a la dirección de Michelín que negocie las demandas de la plantilla. De otro modo, el rehén será "ejecutado".
Entre los raptores, según la sentencia judicial, está Arnaldo Otegi. A Joseba le informaron de que fue él quien "lo encañonó y le hizo subir al maletero".
Otegi y otro etarra conducen el Seat por varias calles de Vitoria, cambian de coche y finalmente lo llevan hasta un monte en las proximidades de Elgóibar, la localidad natal de Otegi en Guipúzcoa, donde tienen preparado un zulo excavado en la tierra cuya entrada está disimulada por arbustos y ramajes. Es una zona que Otegi se conoce palmo a palmo porque ha jugado allí de pequeño.En ese habitáculo de 2,50 metros de largo, 1,50 de ancho y 1,80 de alto permanece Luis 10 días. Luis tiene que pasarse el día medio tumbado. Siempre hay dos personas con él, encapuchadas. El guión está definido.
Por las tardes se ponen "broncos", cuenta Joseba. Llega el interrogatorio: le dicen que es "un explotador de la clase trabajadora", le explican por qué merece su secuestro, le preguntan por cuestiones laborales de la empresa.
Por las noches llega el juego de la ruleta rusa."Mi padre me contó...""Era algo escabroso. Mi padre me contó que, para amedrentarle, no dudaban en representar escenas truculentas como el juego de la ruleta rusa. Le hacían coger una pistola y le obligaban a dispararse. (...) Temimos que lo mataran. Él también: cuando salió nos contó que pensaba que no iba a salir con vida".
OTEGUI DURNATE EL SECUESTRO DE ABAITUA |
Con sólo 18 años, Joseba responde a los medios de comunicación que con insistencia llaman a casa. La familia actúa. Joseba y su tío Jesús se ponen en contacto con la dirección de Michelín y con su comité de empresa. "Les pedimos que hicieran lo posible para dejar sin argumentos a ETA, para desactivar sus exigencias". Al comité de empresa le ruegan que posponga sus demandas a "circunstancias normales" y no instrumentalice el secuestro. La empresa accede; el sindicalista de la CNT que lidera el comité no muestra "ninguna empatía" con ellos. Con discrepancias internas, la representación de los trabajadores siempre se negó a condenar el secuestro de su director.
Los terroristas se plantearon seriamente "ejecutarle", "ajusticiarle". Esos eran los términos.Las negociaciones del convenio en Michelín avanzan y, en la madrugada del 28 de febrero al 1 de marzo, los captores organizan el desenlace del rapto.
Sacan a Luis de la cueva con los ojos vendados y lo llevan en coche al este de Vitoria, donde lo dejan libre.Cuando ese jueves llega a casa, a las 2.20 de la madrugada, está aterido de frío. "Demacrado, sucio, muy cansado... como un indigente". Más delgado de lo habitual: ha perdido seis kilos. "¡Qué tragedia tan absurda!", les dice. Lo primero que hace es irse al baño a quitarse el buzo, ducharse y afeitarse. Le dan un somnífero para que pueda conciliar el sueño.
ETA habla otra vez: "Se han alcanzado los objetivos fijados: el inicio de negociaciones entre la empresa y los trabajadores, y la recuperación de informaciones (extraídas mediante interrogatorio) necesarias para la planificación de futuras intervenciones".
Ese mismo mayo la compañía anunció que le recolocaba como director general de Michelín en Brasil. El matrimonio quiso empezar una nueva vida. "Poner tierra de por medio", describe Joseba. Tuvieron la oportunidad de vivir una segunda vida que muchas víctimas no tuvieron. "Se fueron a Río de Janeiro con la idea de quedarse, de no volver...".
Desde allí el ingeniero vivió cómo poco después, en junio de 1980, ETA pm secuestró a otro directivo de la misma planta y de mismo nombre: Luis Hergueta Guinea. Con él no hubo clemencia sino dos tiros en la nuca. Su muerte sobrecogió a los Abaitua. Especialmente a Joseba, el único de la familia que se quedó en el País Vasco cuando sus cinco hermanos y sus padres se fueron a Brasil. El ambiente en su clase de la Universidad de Deusto, donde "la única diferencia" era entre nacionalistas favorables a ETA y nacionalistas recelosos hacia la banda que entonces encarnaba la modernidad revolucionaria. En los días en que faltó a clase por el secuestro de su padre, sus compañeros acordaron en asamblea no solidarizarse con él.
Este martes aquel secuestrador sale de la cárcel por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna, el partido que en las instituciones daba voz a los que ponían bombas. Arnaldo Otegi.
Otros tres secuestros no probados: los jueces también les situaron a él y a varios compañeros de comando en un secuestro más, el de Javier Artiach, presidente de la fábrica de galletas Artiach y de Harino Panadera. El 25 de agosto de 1978, en Getxo (Vizcaya), un comando le obligó a entregarle 10 millones de pesetas bajo la amenaza de asesinar a uno de sus cuatro hijos. Según fuentes de la Audiencia Nacional, el caso quedó sobreseído provisionalmente en 1988 porque no se encontraron pruebas suficientes contra ellos.
¿Y qué fue de Luis y de Mercedes? Sólo aguantaron tres años en Brasil. Quisieron volver a España, pero no a Euskadi. El ingeniero entró en la planta de Michelín de Valladolid y allí, pasados los 60, se prejubiló. Entonces regresó a Vitoria. Ese regreso, dice Joseba, fue para él "muy incómodo". "El ambiente en la calle le creaba muy mala química, estaba muy marcado, no quería salir a pasear, que le reconocieran o que le recordaran nada...". Sólo un año después, en 1992, murió de un cáncer de pulmón.
(leyre_iglesias)
EL SECUESTRADO |
Totalmente necesario recordar este relato, cuando tanto miserable campa por doquier soltando bobadas, como por ejemplo, no se, coleta morada, ese filoterrorista que como buen izmierdita siempre tiene una palabra amable para con todo terrorista y esputo de este orbe.
ResponderEliminar1000 veces malditos Zapatero y Mariano, sin cuya participacion esto NUNCA sería posible.
SEÑOR OGRO.
EliminarMe felicito por tus palabras y es que tanta ignorancia sobre un terrorista desde los medios y desde los políticos, repugna a los que vivimos en esta tierra.
Apoyo la maldición tuya sobre esos dos personajes nefastos que citas como responsables de que los terroristas aparezcan ante la juventud como unos MANDELAS.
Esta es la forma peculiar e ignominiosa de entender la democracia que tienen algunos.
ResponderEliminarLo que más duele es que aún hoy, haya gente que se crea ciertas patrañas y se trague una historia manipulada.
DON TRECCE.
EliminarEfectivamente entre los políticos y algunos medios han convertido a este TERRORISTA en una especie de MANDELA. Es bochornoso.
Y nadie recuerda hechos como los que se describen en la entrada. Qué desastre de memoria colectiva.