Sin embargo, los transportes públicos como metro y autobuses sufren desde hace años un aumento de los delitos considerados como "ultraje a la intimidad", que consisten, además de los ya conocidos tocamientos, en nuevas fórmulas aparecidas con la llegada de los teléfonos inteligentes: los vídeos grabados debajo de las faldas de mujeres y niñas.
El último suceso, protagonizado por un electricista de 25 años, ha salido a la luz recientemente, ya que ha sido condenado a tres meses de cárcel, culpable de "ultrajar la intimidad" de una mujer de 28 años y de destruir las pruebas electrónicas de su delito.
Un pasajero se percató de lo que estaba haciendo y trató de arrebatarle el teléfono. En un primer momento, Koo intentó romper el móvil golpeándolo contra el suelo, pero, ante la imposibilidad de destruirlo, sacó la tarjeta de memoria y se la tragó. Para el juez, la destrucción de las pruebas fue más grave que el propio delito contra la intimidad.
Los casos de "upskirt video", como se conocen en Singapur, están aumentando en los últimos tiempos. Además de teléfonos móviles, cada vez hay otros inventos más sofisticados como bolígrafos, mecheros o relojes que incluyen cámaras o, incluso, un joven que paseaba por centros comerciales con espejos instalados en sus zapatos y que fue detenido no hace mucho tiempo.
De momento, el gobierno no se plantea vagones separados en el metro para proteger a las mujeres, como sucede en algunos ciudades de Japón, país donde, incluso, los móviles no pueden silenciarse en la función foto, a fin de que las mujeres estén atentas si escuchan un "click" cerca de sus piernas.
NOTA
Qué complicados o retorcidos son algunos dado que las propias jovencitas gustan ahora de circular mostrando lo que estos bobalicones tratan de captar en la cámara del movil. Obsérvese imagen inferior, nada rara ni dificil de hallar, con las faldas que muchas llevan.
los bobos
Tontos ha habido, hay y supongo, por lo que se ve, que va a seguir habiendo un buen remanente.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarSegún vas leyendo noticias cada día te enteras de modalidades de tontos que resultan increíbles. Qué complicada se hacen la vida algunos y debe de ser porque en su caletre unicamente tienen cabida un par de temas.
Yo no entiendo estos fetichismos. Vivimos en una epoca donde a click de raton, o hasta saliendo a la calle, se ve lo que uno quiera practicamente. Una epoca donde -al menos eso nos han vendido-, no hay represion sexual, ¿que pasa entonces?. Una de dos, o hay mucho tarado o realmente nuestra sociedad no es tan sana sexualmente como nos quieren hacer ver.
ResponderEliminarEn cualquier caso, al que le pillen haciendo el mongolo de esa forma, que le crujan.
SEÑOR OGRO
EliminarEsa es la palabra : MONGOLOS.
Como comentas resulta increíble que a estas alturas en que las féminas abusan de enseñar casi todo por las calles, haya tipos dedicados a fotografiar a escondidas las bragas de una vecina de Metro o de paseo por las calles.
Debe de ser que hay mucho tarado que jamás se ha acercado a una mujer y mantiene las obsesiones sexuales de cuando tenía 14 años.
Me gustaría que hubiera también lo contrario : la manera de captar cómo llevan de limpios los calzoncillos todos esos ajilipollados. Decía un periodista hace años que resultaba asqueroso el tufo que desprenden muchos atildados ciudadanos en cuanto se quitan los zapatos. Porque aún hay gente que se ducha una vez al mes.
Debe tratarse de la versión moderna del "mirón furtivo"., aquel degenerado que espiaba a su propia mujer cuando estaba en la ducha.
ResponderEliminarDON BWANA
EliminarVaya, lo había olvidado : el que espiaba a su mujer.
La de descerebrados que tenemos en el entorno y seguimos circulando sin trajes especiales como los que llevan los médicos del ébola. Somos unos temerarios porque esa calidad de tontera es totalmente de gran riesgo.
A mí me hace gracia la foto del niño mirando bajo las faldas del maniquí.
Son ganas de hacer el gilipollas, imagínese vuesa merced que va sin bragas y tiene más rabo que el diablo, o que lleva bragas con pegatina, de todos modos, si uno va por la calle, se encuentra a la rubia y no le da a la cámara del móvil es que no merece vivir por imbécil y subnormal profundo.
ResponderEliminarY hablando de moda, las minifaldas tienen su puntito, esos pantalones que si no llevas depilación brasileña es mejor que no arriesgues NO ME GUSTAN NADA, pero ¡ay amigo! si el señor le ha dado unos buenos muslos y unos agresivos glúteos nada mejor que unos leggings.
Saludos cordiales
DON ISRA
EliminarYa veo que entiendes muchísimo de ropa femenina adecuada para cada caso u ocasión. A mí las minifaldas muy minis me encantan, especialmente en camareras de restaurantes. Por eso acostumbro a dejar caer una cucharilla a efectos de que cuando se agache a recogerla los vecinos de mesa distruten de su ancianidad.
Y digo ancianidad porque ya unicamente a los que semos de cuando las lentejas estaban racionadas, es a los que nos gusta MIRAR esas braguitas sobre lomos apetecibles.
NOTA: ya he leído tu comentario en "Fernando el alcalaíno" y me satisface que te haya gustado, y te agradezco además los datos que aportas sobre el personaje.
La salud sexual de nuestra sociedad es ínfima, como apunta Ogro, a lo que se suma la total falta de respeto y la desaparición de la moral y el perpetua niñez en la que vive la sociedad, incapaz de madurar y superar estos episodios típicos de la edad del pavo.
ResponderEliminarDON HEREP
EliminarEsas acciones que se detallan en el post son, como dices, no de la edad del pavo sino de la del niño que mira por debajo de las faldas del maniquí.
Hay una carencia de madurez en general que aterroriza, y además, tal como comentas, una oceánica falta de respeto al prójimo.