Obras insensatas

Es sabido que nuestro entorno está lleno de gentes poco sensatas (basta con ver lo que guardan algunos "Hay-untamientos) pero lo malo es que a varias de esas gentes les dé por levantar edificios o hacer obras  acordes con sus neuronas y capacidades. Una muestra breve de lo dicho nos lo muestra el Blog Habitissimo. Véamos algunos ejemplos.

Normalmente, los edificios se derrumban sobre su propia estructura. Sin embargo, eso no fue lo que ocurrió con un bloque de viviendas en construcción en la ciudad de Shanghai. La combinación de las lluvias y una mala cimentación provocó que el edificio, de trece plantas, cayese sobre uno de sus costados, quedando literalmente acostado sobre el terreno.

EL EDIFICIO QUE QUEMA. En Londres los ejecutivos no pueden salir a la calle sin gafas de sol. El motivo es que el edificio conocido como ‘Walkie Talkie’ genera un potentísimo efecto lupa que ha llegado a provocar quemaduras en coches, alfombras y ¡hasta freír un huevo!

El Palau de les Arts de Valencia, que costó 478 millones de euros y tan sólo siete años después de inaugurarse, su fachada empezó a agrietarse, abombarse y desprenderse. Al final tuvieron que quitar toda la cubierta. Es obra de CALATRAVA.

MALLORCA. Una de las obras más absurdas fue el Pont del Riuet en Porto Cristo. Un puente que costó 1,1 millones de euros y que 7 años después de inaugurarse tuvo que ser derribado por estar demasiado cerca de las viviendas. Era tal la cercanía que había vecinos que no podían abrir las ventanas de sus casas.

BOSTON. La construcción del edificio John Hancock en Boston supuso toda una revolución en la década de los 70. Pero cuando tan sólo unos meses después los cristales empezaron a despegarse y a caerse al suelo a una velocidad de 70 kilómetros por hora, el edificio ya no pareció tan divertido para sus vecinos. El remedio que se utilizó no tiene desperdicio: los modernísimos cristales fueron substituidos temporalmente por tablas de madera. Una imagen que ya ha pasado a la historia.

Pese a no ser un edificio, hay un ascensor en Mallorca que ya es casi tan famoso como cualquier rascacielos de Nueva York. Se trata de uno de los ascensores del velódromo Palma Arena, que no lleva a ¡ningún sitio! Está en medio de un descampado y es un fiel reflejo de la opulencia y descontrol arquitectónico.

NOTA de AVISO
Un tonto es más peligroso que un malvado porque, mientras al malo lo ves venir, el tonto te puede causar un destrozo en cuanto te distraes. Si lo nombras presidente del Gobierno, subvenciona a los gays y lesbianas de Zimbabue; dice delante de todo el planeta que la tierra no es de nadie, salvo del viento, y encima plagiando la frase; y destruye el país en menos de ocho años. En España no hace falta plantar tontos, porque germinan solos.

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