Generales DAYAN y ARIEL SHARON |
El zumbido de los motores de los cazabombarderos MIG-17 sirios rompía, sin previo aviso, el silencio sepulcral que suele reinar en el estado judío durante la solemne fiesta de Yom Kippur. Las calles y carreteras, como ocurre cada año en el día más sagrado del calendario hebreo, estaban completamente desiertas, las emisiones de radio y televisión interrumpidas, y el país paralizado. Nadie imaginaba que estaba a punto de comenzar la última gran guerra entre Israel y un frente de países árabes.
La Guerra de Octubre o del Ramadán, como prefieren llamarla los árabes, se inició con el ataque sorpresa de Siria y Egipto a Israel, cuyo objetivo era aprovechar la celebración religiosa en la que las guarniciones fronterizas cuentan solo con la mitad de las tropas, para recuperar los territorios perdidos en 1967.
Una acción relámpago que finalmente se alargó más de dos semanas sin ningún resultado, y en la que murieron 13.500 soldados: 2.500 israelíes, 3.500 sirios y 7.500 egipcios.
Tanto el presidente egipcio, Anuar el-Sadat, como el presidente sirio, Hafez al Assad, padre del actual presidente, se tomaban las derrotas en las guerras del Canal de Suez (1956) y de los Seis Días (1967), como batallas perdidas de un conflicto que no había acabado. En la última, Israel había conseguido conquistar la península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania, los Altos del Golán y, sobre todo, Jerusalén.
Era la hora de recuperarlo de una vez, y para ello consiguieron el respaldo de varios países árabes, que enviaron efectivos al frente de batalla. El Gobierno israelí, presidido por Golda Meir, la tercera mujer en el mundo en asumir este cargo, estaba tan convencido de su superioridad militar, que desoyó los informes de sus servicios de inteligencia. Cuando quisieron darse cuenta, Siria había lanzado ya su ofensiva contra los Altos del Golán, primero bombardeando las fortificaciones fronterizas israelíes y, después, iniciando un avance arrollador con 30.000 soldados y 1.260 carros de combate. Egipto se encargó del Sinaí, desencadenando un verdadero infierno sobre la línea de Bar Lev, la cadena de fortificaciones construidas por Israel a lo largo de la costa este del canal de Suez, utilizando 150 cazabombarderos MIG-21, 800 tanques y cerca de 9.000 hombres.
El ataque árabe fue de tal envergadura, que dos días después, el ministro de Exteriores israelí, Abba Eban, aprovechó para decir en la ONU que si hubieran estado asentados en las fronteras de 1948, su país habría desaparecido.
GOLDA MEIER |
El 22 de octubre, los árabes se vieron obligados a aceptar el alto el fuego del Consejo de Seguridad de la ONU y a emprender negociaciones para alcanzar una paz justa y duradera, aunque la resolución no hiciera ninguna mención a la retirada de Israel a las fronteras anteriores a 1967.
En las memorias publicadas por Henry Kissinger en 1982, el ex secretario de Estado estadounidense afirmó que esta guerra estuvo a punto de provocar un conflicto armado entre la URSS y Estados Unidos. Desde entonces, por suerte, no ha vuelto a producirse ninguna gran guerra árabe-israelí en Oriente Próximo, aunque la tensión siempre esté presente.
Tras la guerra, los países árabes productores de petróleo decidieron emplear sus recursos energéticos para forzar la retirada de Israel de los territorios ocupados en 1967. Aprobaron un embargo contra varios países occidentales, entre ellos, Estados Unidos. En 80 días, el precio del barril se triplicó, desde los 3 hasta los 12 dólares. En este clima, con el problema del petróleo de fondo, Kissinger se propuso debilitar los intereses soviéticos en la región y crear un clima adecuado para instaurar una "pax americana".
La Casa Blanca estaba dispuesta a presionar a Israel para que se retirase de la península del Sinaí, si Egipto se comprometía a alejarse del campo de batalla y de la órbita de la URSS. Finalmente, Israel aceptó marcharse de los territorios ganados en la Guerra de Yom Kippur y se comprometió a iniciar negociaciones en torno al Sinaí.
Egipto, por su parte, renunciaba a emplear la fuerza.
I. Viana
Baterías del ejército israelí de 155 mm, disparando contra las posiciones sirias, en octubre de 1973 |
Desde luego Israel es la demostracion de como pacifismo es distinto a estar desarmado. Si no hubieran estado preparado habrían sido arrasado y genocidados -de nuevo.
ResponderEliminarY en eso seguimos ahora mismo, con un mundo musulman aun mas enloquecido y radical, y con una Europa sin norte y cobarde, incapaz de reconocerse a si misma. De Putin no se puede fiar ni su esposa y de Obama -el zapatero americano- tampoco.
Todo esto mas la crisis me da muy malas sensaciones, y me temo a no tardar veremos otra guerra de las gordas. Ojala me equivoque.
SEÑOR OGRO
EliminarMalos augurios predices para pronto y probablemente con mucho fundamento de que se cumplan.
Es acertadísima esa frase que escribes de que " No es lo mismo pacifismo que desarme" ya que con el primero hace tiempo que Occidente hubiera estado en la órbita roja. Y sin un Israel organizado como está para convertir a todos sus ciudadanos en combatientes en cuestión de pocas horas, los mahometanos gobernarían más de la mitad del Mundo.
A Putin y a Obama habria que apuntarlos a ese proyectado viaje sin retorno a Marte.
Buenos días STOP
ResponderEliminarfestivo en mi pueblo STOP
paseo espectacular por plaza viendo mercado medieval STOP
saludos cordiales STOP
si eso ya mañana comento algo
DON ISRA
EliminarBuenos días tenga usted y que los dioses bendigan sus paseos por la plaza del mercado medieval.
Hay que celebrar que Israel siga existiendo, son bastión frente a la barbarie.
ResponderEliminarYo entoavía no mepasao por el mercado en la fiesta de San Cervantes, pero dura hasta el Domingo.
DOÑA MARIBELUCA
EliminarJodó, la que os espera de volatineros, ruídos de salterios, violas, zanfoñas, olor a queso artesanal, almendras garrapiñadas, malos imitadores de juglares, etc. etc. mientras San Cervantes clama a los dioses para que le dejen en paz.
Mejor véte al Mercado de San Miguel en Callao y degustas caprichos selectos.
En esa calle Mayor de la Judería alcalaína en tantos día de jolgorio medievalero puedes terminar quedando como el Isra.
La "Gorda" y el "Gashó de la cortinilla" le sacudieron a los moros hasta en el DNI. Mientras estén los hebreos al loro, se les está complicando a los islamistas convertirnos en Eurabia por las malas y ttienen que hacerlo, poco a poco, mediante la inmigración.
ResponderEliminarADD: Me preocupa que esa monada se vaya a pinchar con las pajas o que la pique algún bicho; menos mal que se ha puesto una manta.....
DON BWANA
EliminarEfectivamente aquella señora gorda y el señor del parche les dieron para el pelo a los moros de todos los colores y procedencias. Lo malo es que terminamos, como bien indica, teniendo biznietos moros. Y vamos camino de ello merced a la tontunez de los que mandan en las Españas.
La prima Antoñita está inmunizada ante arañas, escarabajos, mosquitos y demás compañía de un pajar y no tema por ella.
Israel ha aguantado variados y fuertes envites. Veremos cómo soporta los que están por venir, que seguro que serán mayores y más catastróficos que los habidos hasta la fecha.
ResponderEliminarHan pasado más de cuatro décadas, Javier, pero el panorama no ha cambiado demasiado.
DON HEREP
EliminarTienes toda la razón al afirmar que las cosas no han cambiado nada e incluso que han empeorado en aquella zona y en la nuestra con tanto fanático moro. Pero creo, tengo esa esperanza, de que a los israeliés no los van a coger de nuevo mirando a la Luna de Valencia y que ya se cuidarán ellos de eliminar cualquier intento invasor de Al Queda y compañía.