En "Míster Witt en el cantón", la novela histórica de Ramón J. Sender sobre la insurrección de Cartagena en 1873, hay un personaje, un maquinista naval, que se suma a la insurrección cantonalista porque, aunque ni sabe de qué va el federalismo, los alzados le prometen que con la Federal acabarán los Fueros.
El odio republicano al carlismo, durante el Sexenio Democrático, se fue decantando hacia un clamor contra los fueros vascongados, cuya abolición incluyeron en su programa los fusionistas de Sagasta desde comienzos de la Restauración. Pero fue el primer gobierno de Cánovas del Castillo, un admirador confeso del sistema foral, el que, presionado desde la oposición, decretó la extinción de los privilegios de las provincias exentas, el 21 de julio de 1876.
Sin embargo, Cánovas y sus seguidores vascos instalados en las diputaciones provinciales pactaron dos años después la recuperación subrepticia de los fueros en forma de Conciertos Económicos. De hecho, la abolición de 1876 fue el requisito previo para una modificación de los fueros vascongados similar a la que habían experimentado los fueros navarros en 1841. Que ambas modificaciones fueran efecto de sendas derrotas del carlismo no quita que sean en sí mismas un producto del liberalismo político.
(Nota del bloguero : Falso, porque fue como siempre una "rendición de Madrid" a los exaltados fueristas de entonces, exactamente igual que ahora con la derrota de Eta).
El federalismo, una ideología recurrente y estúpida que ha seducido en distintos períodos a la izquierda española desde mediados del siglo XIX, nunca ha tenido en cuenta el hecho de que los conciertos vascongados y el convenio navarro supusieron la concesión necesaria de la revolución liberal a la constitución histórica de la nación española. Porque el federalismo considera que la nación es como un mecano que puede montarse y desmontarse a capricho del nene.
Pla, al que no leen ni los nacionalistas catalanes ni los federalistas del PSC, vio con claridad que el fracaso de la primera revolución democrática española, la del Sexenio, no se debió tanto a los bakuninistas en acción que montaron los pollos de Cartagena o Alcoy, sino a los venerables santones federalistas que gobernaron (es un decir) la I República desde Madrid, gentes como Estanislao Figueras y Francisco Pi y Margall, procedentes de la Cataluña profunda, región sumida en un caos y una anarquía endémica.
Y de Cataluña, como si se tratara de una maldición bíblica, han seguido brotando los despropósitos federalistas tanto en el siglo pasado (con Bosch Gimpera, por ejemplo) como en el presente, con esa luminaria que responde al nombre de Pere Navarro.
Suprimir los conciertos económicos (y no todos) es lo que hizo Franco en un largo paréntesis dictatorial, pero lo compensó convirtiendo a las provincias castigadas (Vizcaya y Guipúzcoa) en el destino principal de la inversión del ahorro español, gracias a lo cual alcanzaron la renta per cápita más alta de España.
(Nota del bloguero : por la simple y básica razón de que la mano de obra vasca era industrializada y no así la de Castilla o Andalucia. Mejor dar dinero para fabricar tornos mecánicos a los torneros que a los pastores).
Ni siquiera Franco, un militar autoritario, ignoraba que el pacto tácito sobre el que se sustenta la nación española prescribe privilegiar a la región vasconavarra. Al menor conato de ponerlo en cuestión, los vascos y navarros de todos los colores políticos cierran filas.
Juaristi
NOTA DEL BLOG
El bloguero no está en absoluto de acuerdo en lo referente a lo foral con Juaristi respecto a que debe ""provilegiarse" a vascos y navarros, porque eso supone estar inmerso en el sistema legalista feudal y contraviene todo principio de toda Constitución basada en la igualdad de los ciudadanos de un Estado. Que se lo pregunte Juaristi a los vascos de la Gascuña (Aquitania francesa) : desde la Convención Revolucionaria jamás han osado hablar de sus "fueros" ni de sus "privilegios".
Lo que es un contrasentido total es que los impuestos que pagamos los navarros y vascos unicamente sean para uso de los gobernantes autonómicos de ambas regiones. Sin que el Estado perciba otra cosa que una limosna denominada "Cupo".
federalistas fueristas
Coooncho, que susto con el blog.
ResponderEliminarEl tema es muy claro, y pone a cada cual en su sitio, a los creemos en la iguadad entre ciudadanos, y a los que no creen en ella.
No se puede decir que "semos solidarios", o que creemos en la igualdad del ciudadano, o que creemos en Europa, pero a la vez defender lo que no son sino privilegios feudales.
A esta injusticia no olvidemos se añade el PUFO VASCO. PUFO vasco calculado a ojo de MAL cubero, en honor y loa de la compra habitual de escaños nacionalistas por los tontarras de Madrid.
Es de lo más divertido hablar con vascos "de izquierdas" de esta cuestión. Normalmente a los 3 minutos ya no saben donde meterse.
SEÑOR OGRO
EliminarBienvenido a la nueva casa en amplio territorio que abarca desde la Gascuña, Navarra, a Bilbao. No sé si sabrás que la denominación que los Francos, cuando dominaban toda Francia y el Norte de España (Territorio Sioux y Cataluña), pusieron a la zona que va de Aquitania a Calahorra era WASCONIA, y luego quedó en Gasguña la zona que los indios llaman "Iparralde".
El FUERISMO a estas alturas es un timo de peneuveros para disponer de privilegios y marcar "el hecho diferencial", pero tal como comentas es totalmente antiliberal democrático y anticonstitucional. En resumen, los peneuveros y bildutarras jamás han dejado de ser CARLISTAS.
La izquierda, tal como dices, no se aclara ni de lejos con el tema pero le va bien para sus rapiñas a cuenta del Concierto Económico.
Al final sociatas y peperos apuestan por exactamente el mismo modelo. Y eso solo tiene una explicación, que la sociedad vasca es exactamente así; antiliberal y votante del privilegio.
EliminarSEÑOR OGRO
EliminarEstoy de acuerdo con tu conclusión. Dirán lo que quieran los unos y los otros pero tienen muy dentro la ideología carlista. Uséase, ANTILIBERALISMO siempre.
Con mis mejores deseos de éxito en el nuevo blog.
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS, Don Francisco Javier. La cuestión es que en blogs ya vamos quedando pocos porque la gente creo que se ha ido aburriendo y lo han dejado. Hay por ahí en las cunetas un montón de blogueros inactivos.
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