02 noviembre 2012

El milenario "Estado Vasco"

Tras la aprobación de la firma ilegal por las Cortes, sin quórum ni debate parlamentario, del Estatuto de Autonomia Vasco, cuyo texto firma el presidente interino (que no pre­side la sesión del Congreso) y visa en dos ocasiones un presidente de la República, una vez en Madrid y otra en Valencia, para introducir cambios en la Ley, José Antonio Aguirre fue nombrado presidente de un Pais Vasco, reducido a la provincia de Vizcaya. Estamos en 1936.
Se le "eli­gió" primero por los partidos politicos, puestos de acuerdo previamente, y luego le "vo­taron" los alcaldes socialistas y nacionalistas al no poder celebrarse elecciones. Uséase, que se autorproclamó sin consultar a los ciudadanos, tal como gusta a los peneuveros. No son aficionados a los sistemas democráticos.

Quedó in­vestido asi como presidente del Gobierno provisional Vasco pero, a los pocos dlas, se autodesignó presidente vitalicio y ministro de Defensa. Poco después, actuando como un dictadorzuelo cualquiera, en contra de las órdenes de la República, creó un Ejército Vas­co, una Marina de Guerra, nacionalizó empresas, intervino la Banca, puso a los fun­cionarios del Estado bajo sus órdenes, nombró su Estado Mayor Militar; cesó generales y mandó emitir papel moneda al igual que si de un pais independiente se tratara.

No tuvo tiempo de declarar la guerra a ningún país europeo ni americano. Porque lo suyo era copiar a Adolf.

Al nuevo Estado (la Republiquetta Vaticana, le llaman los italianos) le impuso la ikurri­fia y el himno del PNV como simbolos propios. Su mandato real duró menos que un embarazo, ocho meses, durante los cuales los batallones y partidos nacionalistas trata­ron de crear un frente común para rebelarse contra la República y proclamar la inde­pendencia de Euskadi. Su alocada aventura acabó en junio de 1937.

Situado entre las localidades guipuzcoanas de Azpeitia y Azkoitia, en unos terre­nos cedidos por doña Mariana de Austria, reina madre de Carlos Il, el santuario de Loyola es una inmensa construcción, levantada sobre recios muros de piedra, con una iglesia central dominada por una cúpula con un amplio pórtico, presidi­do por el escudo de los Borbones, decorada en estilo churrigueresco, modalidad exuberante del barroco espafiol.
"Ejército" Vasco

El 5 de agosto de 1936, dos mendigoizales (montañeros) vascos, Felipe Amuchategui y José Es­tornés Lasa, irrumpen, fusil en mano, en el santuario para incautarlo en nombre del PNV.

Tras la avanzadilla, esa misma tarde se presenta en la sede de la Compafiía de Jesús el comandante Cándido Saseta para instalar bajo aquellos muros sagrados el Eusko Gudarostea (Ejército Vasco), dirigido exclusivamente por comandantes con los cuatro apellidos "euskéricos". Así, esa tarde se constituye la Junta del Ejército Vas­co del que formarán parte varios dirigentes del PNV; Acción Nacionalista Vasca y de ELA (sindicato peneuvero) y se ocupan todas las instalaciones del santuario, con la connivencia de los jesuitas, salvo la capilla de San Ignacio de Lo­yola, que se mantiene cerrada.

Mientras tres columnas de las Brigadas de Navarra, mandadas por los coro­neles Alfonso Beorlegui, de Ricardo Ortiz de Zárate y Venancio Tutor, avan­zan en dirección de Irún, Oyarzun-Rentería y Betelu-Tolosa, respectivamente, los gudaris se dedican a custodiar las pocas iglesias que no han sido tomadas por los mi­licianos para instalar en ellas sus cuarteles generales.

Y, también, a hacer planes de futuro. "Nosotros estamos aquí no para defen­der la República sino para crear un frente común con nuestros sindicatos y parti­dos hermanos y proclamar la República de los vascos, ese estado independiente que nos fue arrebatado y reimplantar nuestros fueros y tradiciones", proclama el comandante Saseta. Y apostilla: "Por eso, a partir de la implantación del Estatuto y del Gobierno Vasco debemos estar más unidos que nunca para alcanzar lo más rápidamente posible nuestra ansiada independencia."

El PNV pretende reservar todas sus fuerzas para la batalla final, que ha de librarse contra los milicianos del Frente Popular, sus teóricos verdaderos enemigos. Al parecer, las tropas requetés de Franco no les preocupan o les tienen demasiado miedo para hacerles frente.

Por eso, el 20 de septiembre, cuando las tropas de Franco ponen sitio al cuartel de Loyo­la, las tropas nacionalistas le dejan el campo libre y se retiran a Bilbao sin presen­tar batalla. Y así permanecen hasta el 7 de octubre de 1936 en que José Antonio Aguirre es proclamado lehendakari.

En ese momento, las Brigadas de Navarra mandadas por el general José Solchaga controlan Navarra y las provincias de Alava y Guipúzcoa por entero. Y pocos meses después toda Vizcaya, y sin más disparos que los de la aviación alemana en Guernica, en donde murieron 120 personas.

El Aguirre debió de ser la anterior reencarnación de Ibarreche, porque era igual de fantasmón y megalómano. Ninguno de ellos tenían capacidad para vivir en el presente. Siempre hablan del pasado (falseado e inventado) y del futuro (copia de ese pasado inventado).

La actual juventud, adoctrinada por peneuveros y batasunos, añoran aquel "Estado Vasco" de Aguirre creyendo que llevaba como mínimo dos mil años funcionando, pero que Franco lo hundió invadiéndolo.

Qué le vamos a hacer. Otros creen que Lenin inventó el pan.

Tellagorri


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