Chofer con carrerón

Del dinero que no se pulió en droga y alcohol a dúo con su jefe o en regalos que éste le pedía o sugería (como un piano antiguo, ropa, telefonía o cuadros) una parte lo invirtió en las empresas fantasmas que creó para justificar las subvenciones, y otra cantidad, que cifró en "entre 40.000 y 60.000 euros", se los entregó a su benefactor, Javier Guerrero, según declaró el pasado 15 de diciembre a la Policía Judicial de Andújar y corroboró días más tarde en los juzgados 1 y 2 del municipio. Su antiguo jefe lo niega y amenaza con querellarse.

Pero el chófer dice que mantendrá su confesión hasta el fin. Una vecina de calle y su hija, que no quieren dar su nombre, enseñan su humilde VPO que no han podido mejorar como la del "Ministro" (así llaman al chofer) y dicen que les ha sentado como una patada en el culo saber que Trujillo, al que consideraban una buena persona, se fundió dinero que era para desempleados mientras los cinco adultos de su familia están parados y viviendo con 600 euros al mes, al igual que decenas allí.

Juan Francisco Trujillo, hijo de José Antonio y Estrella y formado en la escuela de la Sagrada Familia de Andújar, se casó con Juani Gallego Rico y se fue a vivir a la aldea de ésta, Llanos del Sotillo. Al principio aquel joven trabajó recogiendo aceitunas para su suegro, hasta que éste habló con el entonces alcalde socialista de Andújar, Ángel Menéndez, para que lo colocara en algo. Así, a los mandos del coche oficial del regidor, arrancó su carrera como piloto de autoridades del PSOE.

En los años 90 entró en la plantilla de conductores de la Junta de Andalucía. Su vida cambió cuando a finales de 2002 o principios de 2003 lo pusieron a pilotar el coche de Javier Guerrero, alto cargo del Gobierno andaluz. El conductor y su jefe forjaron pronto una relación de gran confianza y una tarde de 2003, según ha declarado el primero, mientras tomaban copas en el pub Caramelo de Sevilla (la oficina after hours del director de Trabajo adonde iban a buscarlo como en la cola del médico para pedirle favores), Guerrero le dijo a Trujillo que podía darle también a él subvenciones.

El directivo hasta le indicó el camino. Había dos vías para recibir ayudas económicas: le podía dar los nombres de personas a las que quería que le diese la ayuda, o él mismo podía crear una empresa y percibirla a su nombre. Bastaría con presentar apenas un par de folios con un supuesto plan de viabilidad.

Se puso manos a la obra y creó dos empresas, Iniciativas Turísticas Sierra Morena SL (buen nombre para los sociatas), para construir casas rurales, y Lógica Estratégica Empresarial SL, para montar una fábrica de muebles y prestar asesoría, poniendo como sede social el domicilio de su anciana madre, Estrella Blanco García, en la calle Isaac Peral de Andújar.

Su jefe cumplió su palabra. El 16 de febrero de 2004 Guerrero le adjudicó a su chófer dos subvenciones de 450.000 euros, cada una, para sus empresas creadas ad hoc, dinero que la Agencia IDEA de la Junta le ingresó en 2005. El conductor, disfrazado de empresario, se dedicó a quemar miles y miles de euros en rayas de coca con su jefe, y en entregarle a éste regalos y parte del dinero.

Aunque una parte sí la destinó a hacer negocios: compró un terreno camino de la sierra de Andújar, en el paraje de la Viña del Reloj. No hizo las casas rurales pero revendió el terreno y obtuvo una plusvalía de 144.000 euros. También compró una vivienda en la calle San Luis de Sevilla, según él para que fuera la sede de Lógica Estratégica.

Como lograr más subvenciones a su nombre sería llamar demasiado la atención, el "Ministro" empleó el otro método (que ocultó a jueces y policías en sus declaraciones en Andújar): usar los nombres de personas de su entorno como tapadera para pedir más ayudas, sin que los afectados lo supieran ni vieran nunca el dinero, según afirman éstos.

Así, el mismo 16 de febrero de 2004 en que le adjudicaron a su nombre 900.000 euros en subvenciones, le concedieron otra ayuda de 450.000 euros para montar una granja de pollos. No se hizo la granja avícola pero el chofer, que se quedó con la empresa, no devolvió el dinero ni la administración se lo reclamó.

¿Y Javier Guerrero, su compañero en la ruta de la coca y las copas?

La corrupción era generalizada.

Al "Ministro" lo cazaron tres eficaces inspectores de Hacienda. Primero detectaron que Trujillo ni siquiera había pagado los impuestos por las subvenciones. Después la investigación por fraude fiscal derivó en otra contra él por fraude.

Dolido por su despido de la Junta, el antiguo chófer se mostró dispuesto a contarlo todo cuando lo detuvieron el 15 de diciembre pasado y registraron su casa, momento en el que entregó una pistola Star BKM del calibre 9 milímetros parabellum.

¿De qué vivirá ahora? Se hará sindicalista de Mendez. Otros que siempre van con la metralleta puesta.

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