A continuación me propongo denunciar la conexión entre el irracionalismo y la envidia y las nefastas consecuencias políticas y morales que se derivan.
Al considerar el éxito ajeno como obra del azar y no ser fruto del talento individual o resultado de haber sabido dar a los consumidores lo que éstos quieren, los triunfos se reputarán inmerecidos, con lo que se perderá el ánimo emulador al tiempo que la envidia va alcanzando status moral.
Parece evidente que se empieza a extender un preocupante malestar social debido a que se cree ( injustificadamente) que no hay derecho a que unos ganen más que otros o que sean más respetados por sus logros.
Dada la injusticia de permitir que algunos destaquen, los proponentes del irracionalismo, sacudidos por la supuesta lógica de la envidia propugnarán que se impida la formación de riquezas.
De este modo, se eliminará el malestar social y es posible que se dé un paso más asegurando que la solución es sustraer al que consiga más dinero por medios lícitos.
Es facilísimo que la envidia se transforme en política porque hay mucha más gente dispuesta a creer que su destino no es resultado de sus acciones sino del capricho del azar que personas que estén convencidas de lo contrario. En manos de demagogos (tanto intelectuales como políticos proclives a ello), la sinrazón adquiere reputación y el que se opone a ella es tachado de irracional o de reaccionario pues no entiende que es natural proceder a la redistribución de las riquezas.
Pero de lo que no se percatan es de que, por dejar a la política el reparto de los bienes, éstos irán a parar a los que mejor se organicen para captar los fondos. Con sólo alegar que no han llegado a más porque el sistema es injusto, recibirían subvenciones a catastróficos proyectos que nadie con su dinero avalaría. Se premia así lo inmerecido.
Sin proponérselo se produce un infierno de conflictos sociales para decidir quiénes se quedan con lo redistribuido.
Los que defienden este tipo de sociedad subsidiada se visten de moralistas y utilizan la violencia legal como arma encubierta para perpetrar sus perniciosas políticas. Su justificación es que trabajan por y para nuestro bienestar ya que, como no nos bastamos a nosotros mismos, necesitamos que se preocupen de nosotros desde que nacemos. Es el prototipo de "progre" sociata y comunista.
Caraduras, cheekier, gonflé, aufgeblasen, opgeblazen, διογκωμένος, più insolente .
Como entienden que no hacemos buen uso de los rendimientos de nuestro trabajo ellos se ocuparán de darle un mejor destino a ese dinero; unos repartiéndolo "con justicia" (sic) y otros utilizándolo allá donde más lo "necesita la sociedad".
Sin embargo, no se explica que sólo éstos sean capaces de decidir correctamente y con vistas al interés general, cuando parece más lógico entender que cada uno sabe lo que quiere y tiene más interés que nadie en sacar más partido a sus activos. Francamente, a nadie le debería caber duda alguna de que si a le gente no se la esquilma tendrá más incentivos para trabajar más y poder dar a los suyos lo que quieren.
Pero de lo que también se olvidan es de que al incentivar la lucha por las subvenciones la sociedad se resiente porque pierde mentes productivas y gana en parásitos sociales.
El resultado es un receso económico ininterrumpido. Además se extiende un clima inmoral; que trabajar y bastarse por uno mismo no merece la pena.
Otra de las consecuencias catastróficas de políticas irracionales basadas en la envidia es que limitan la libertad de cada cual para decidir su destino y buscar su felicidad. Habrá que lidiar con numerosas regulaciones infundadas en cada acto que uno haga perdiendo el tiempo en cumplir las reglamentaciones en vez de hacer lo que uno desea.
Tellagorri
exitoajeno,envidias
Quieren sustituir el sistema de premiar la excelencia por el igualitarismo pero al nivel mas bajo.
ResponderEliminarTodos igual de tontos, de ineficaces, de pobres.
Sólo unos pocos privilegiados que NO serán, sin duda los mejores sino los mas acomodaticios al nuevo régimen