01 enero 2009

2009 ha llegado UN SEGUNDO más tarde


El año ha llegado este año un segundo más tarde que en otras ocasiones, debido a la corrección de una pequeña anomalía existente entre los relojes atómicos y el tiempo astronómico basado en el eje de rotación de La Tierra.


El último minuto de 2008 tenía 61 segundos, una práctica habitual para realizar estos ajustes, según informa Europa Press.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, en sus siglas en inglés), no obstante, ha lanzado otra propuesta, que implicaría que la hora de referencia mundial ya no sería la llamada hora GMT (Tiempo Medio de Greenwich).

Consiste en sustituir estos segundos extra por una hora adicional cada 600 años. Como consecuencia, durante siglos, el área universal del tiempo iría desplazándose gradualmente al este de Greenwich (en Inglaterra) hasta llegar a París, algo que no gusta en Londres.

El origen del debate procede de las formas de medir y mantener el tiempo, ya que hasta 1972 la referencia era la hora solar determinada por el observatorio londinense de Greenwich: se calculó a partir de la división de la rotación de la Tierra en 86.400 segundos. Pero la velocidad se ha ido reduciendo y, por tanto, ese año se decidió basar en la precisión de los relojes atómicos.

Desde entonces, se han añadido 23 segundos extras, decisiones que han generado controversia por posibles trastornos en el software.
Togore_Bebedores


Para comenzar 2009, y para recobrar ese segundo tardío, vayamos con un comentario banal y ajeno a los blogs. Por ejemplo,que en la sección de cartas de los periodicos puede uno encontrarse de todo.
Hay auténticos profesionales de las cartas. Personas que podrían empapelar el salón de su casa con los sueltos que les han publicado, pero que seguramente guardan meticulosamente en unas carpetas para que alguien las lea cuando hayan muerto.

El escritor de cartas al director es lo que el espontáneo a las corridas de toros. Se expone a las cornadas con la ilusión de poder ligar unos capotazos antes de que le saquen de la plaza. Hay un poco de vocación frustrada, mucho amor al arte y anhelo de trascendencia.
En definitiva, tanto o más que lo que pensamos y sentimos, somos lo que escribimos.

Togore_Cuatro mujeres


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