Los principales organismos internacionales en materia de medición de temperaturas coinciden en un resultado sorprendente: a lo largo del pasado año se registró una caída espectacular de la temperatura media global, de entre 0,65 y 0,75 grados centígrados. De hecho, el planeta no se calienta desde 2002.
Los principales centros de control de temperaturas a nivel mundial (Hadley, NASA’s GISS, UAH y RSS) acaban de actualizar sus mediciones respecto a los registros de 2007. El resultado muestra que, de media, el planeta no sólo no se calentó, sino que se enfrió entre 0,65 y 0,75 grados centígrados durante el pasado año.
Las gráficas también demuestran que el temible calentamiento global se ha frenado en seco desde el año 2002, pese a que la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) ha seguido en aumento a lo largo de este periodo, tal y como recoge el blog Desde el Exilio.
De este modo, los datos contradicen, al menos durante este periodo, uno de los argumentos más difundidos por el Panel Intergubernamental de la ONU sobre cambio climático (IPCC) acerca de que el incremento de la temperatura media global se debe a la actividad humana (es decir, por causas antropogénicas).
Y es que, las emisiones de CO2 han crecido de forma drástica a lo largo de la última década sin, por ello, reflejarse de igual forma en la temperatura global. La eficacia de tal correlación ha sido la clave sobre la que se ha sustentado hasta el momento toda la teoría acerca del cambio climático, así como la base sobre la que se ha venido sustentando la necesidad de poner en marcha drásticos mecanismos para la reducción de emisiones, como el conocido, y no menos polémico, Protocolo de Kioto.
Dichos índices representan la amplitud de la anomalía térmica. Es decir, la diferencia entre la temperatura media global en el momento de las mediciones y la media global histórica.
El trópico se enfría
Por su parte, el climatólogo Antón Uriarte aporta otro dato que viene a confirmar esta tendencia: “Desde hace varios meses la franja tropical 20º Norte - 20º Sur , que abarca el 34,2 % de la superficie terrestre, está más fría de lo normal. En algunas partes del Pacífico la anomalía negativa supera los 3º grados centígrados. Al fenómeno se le denomina Niña”.
Uriarte añade que “la zona tropical tiene mucha importancia en la configuración de lo que se llama la circulación general atmosférica. Allí el aire tiende a ascender, como en una especie de chimenea. El aire en altura tiende luego a trasladarse hacia los polos y pone en movimiento la circulación general de vientos. Tradicionalmente, se considera que está allí la locomotora del clima”.
Por el contrario, otros científicos, aunque minoritarios, “le dan más importancia en el clima general del globo a los movimientos de las masas superficiales que atacan desde los Polos”, añade.
Mientras, el Servicio Meteorológico británico anunció el pasado año que 2007 sería, sin duda, el año más caluroso desde 1659. La noticia fue ampliamente difundida por los medios de comunicación de todo el planeta. Los datos demuestran ahora el error de dicho cálculo.
Por su parte, el prestigioso investigador canadiense Steve McIntyre echó por tierra el pasado mes de septiembre otro mito sobre los registros climáticos del siglo XX. La corrección de un error informático por parte de la NASA estableció que 1934, y no 1998, fue al año más caluroso de EEUU a lo largo de los últimos cien años.
Los principales centros de control de temperaturas a nivel mundial (Hadley, NASA’s GISS, UAH y RSS) acaban de actualizar sus mediciones respecto a los registros de 2007. El resultado muestra que, de media, el planeta no sólo no se calentó, sino que se enfrió entre 0,65 y 0,75 grados centígrados durante el pasado año.
Las gráficas también demuestran que el temible calentamiento global se ha frenado en seco desde el año 2002, pese a que la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) ha seguido en aumento a lo largo de este periodo, tal y como recoge el blog Desde el Exilio.
De este modo, los datos contradicen, al menos durante este periodo, uno de los argumentos más difundidos por el Panel Intergubernamental de la ONU sobre cambio climático (IPCC) acerca de que el incremento de la temperatura media global se debe a la actividad humana (es decir, por causas antropogénicas).
Y es que, las emisiones de CO2 han crecido de forma drástica a lo largo de la última década sin, por ello, reflejarse de igual forma en la temperatura global. La eficacia de tal correlación ha sido la clave sobre la que se ha sustentado hasta el momento toda la teoría acerca del cambio climático, así como la base sobre la que se ha venido sustentando la necesidad de poner en marcha drásticos mecanismos para la reducción de emisiones, como el conocido, y no menos polémico, Protocolo de Kioto.
Dichos índices representan la amplitud de la anomalía térmica. Es decir, la diferencia entre la temperatura media global en el momento de las mediciones y la media global histórica.
El trópico se enfría
Por su parte, el climatólogo Antón Uriarte aporta otro dato que viene a confirmar esta tendencia: “Desde hace varios meses la franja tropical 20º Norte - 20º Sur , que abarca el 34,2 % de la superficie terrestre, está más fría de lo normal. En algunas partes del Pacífico la anomalía negativa supera los 3º grados centígrados. Al fenómeno se le denomina Niña”.
Uriarte añade que “la zona tropical tiene mucha importancia en la configuración de lo que se llama la circulación general atmosférica. Allí el aire tiende a ascender, como en una especie de chimenea. El aire en altura tiende luego a trasladarse hacia los polos y pone en movimiento la circulación general de vientos. Tradicionalmente, se considera que está allí la locomotora del clima”.
Por el contrario, otros científicos, aunque minoritarios, “le dan más importancia en el clima general del globo a los movimientos de las masas superficiales que atacan desde los Polos”, añade.
Mientras, el Servicio Meteorológico británico anunció el pasado año que 2007 sería, sin duda, el año más caluroso desde 1659. La noticia fue ampliamente difundida por los medios de comunicación de todo el planeta. Los datos demuestran ahora el error de dicho cálculo.
Por su parte, el prestigioso investigador canadiense Steve McIntyre echó por tierra el pasado mes de septiembre otro mito sobre los registros climáticos del siglo XX. La corrección de un error informático por parte de la NASA estableció que 1934, y no 1998, fue al año más caluroso de EEUU a lo largo de los últimos cien años.
De hecho, los nuevos datos de la NASA establece que tres de los cinco años más calurosos durante dicho periodo son anteriores a 1940.
La ONU y sus propagandistas sobre el calentamiento global predijeron que se recalentaba el Globo, pero con el objetivo de evaluar la “capacidad científica de predicción” de una determinada teoría, ésta ha de cumplir un determinado conjunto de reglas aceptadas internacionalmente por la comunidad científica, conocidos como “principios de predicción”. Así, cuantos más de estos principios se cumplan, mayor es el poder de predicción de una teoría. Según el trabajo de Amstrong y Green acerca del grado de veracidad científica de las previsiones del IPCC, los pronósticos del 4AR se realizan basándose en sólo 89 de los 140 “principios de predicción” necesarios.
Como resultado, la probabilidad de error de tales cálculos se eleva hasta el 79,1 por ciento.
Es decir, en base al trabajo de Amstrong y Green, la probabilidad de que las "muy probables" predicciones del IPCC sobre los efectos del calentamiento global por causa de la acción humana sean falsas alcanza el 79,1 por ciento".
De este modo, apenas existe un 20,9 por ciento de probabilidades estadísticas de que el IPCC lleve razón en su informe acerca del elevado grado de influencia del ser humano en el calentamiento del planeta. Y ello, desde un punto de vista estrictamente científico
Como resultado, la probabilidad de error de tales cálculos se eleva hasta el 79,1 por ciento.
Es decir, en base al trabajo de Amstrong y Green, la probabilidad de que las "muy probables" predicciones del IPCC sobre los efectos del calentamiento global por causa de la acción humana sean falsas alcanza el 79,1 por ciento".
De este modo, apenas existe un 20,9 por ciento de probabilidades estadísticas de que el IPCC lleve razón en su informe acerca del elevado grado de influencia del ser humano en el calentamiento del planeta. Y ello, desde un punto de vista estrictamente científico
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