Los chivatos están en casa. Las revelaciones de WikiLeaks, la semana pasada, sobre cómo la CIA puede hacer que las televisiones inteligentes Samsung le transmitan todo lo que oigan han sido la última constatación de una realidad.
La privacidad ha muerto. O, mejor, la hemos dejado morir.
Las instrucciones de la tele ya nos dicen que nos escucha. Igual que las de Alexa. Y las de Siri, el asistente virtual de Apple. Y las del servicio de taxis Uber. Aunque no le pasen los datos a la CIA, nuestros teléfonos, nuestras tabletas y, cada vez más, nuestros coches, nuestra calefacción, nuestras alarmas contra incendios, nuestras neveras, y hasta nuestras bombillas, les están contando nuestra vida a sus fabricantes y a cualquiera que pague por ello.
Nos habían vendido la casa inteligente y hemos firmado gustosamente la compra de la casa cotilla. El portero que sabía todo lo que pasaba en el edificio es ahora un algoritmo que, en vez de al vecino de escalera, le cuenta lo que sabe a una base de datos. O a varias.
Esa información se compra y se vende. En diciembre, la web de investigación periodística estadounidense ProPublica descubrió que Facebook no sólo usa las interacciones dentro de su red para crear el perfil publicitario individualizado de cada uno de sus 2.000 millones de usuarios, sino que también compra datos a terceros, incluyendo, por ejemplo, a apps que sirven para reservar mesa en un restaurante. Facebook tiene en promedio una docena de proveedores de datos por persona, sin contar con toda la información que recibe cada vez que visitamos cualquier web que tenga el botón de Me gusta de Facebook.
No hace falta ni hacer clic."Los datos son el nuevo petróleo". Así lo dijo el 11 de julio Shivon Zilis, uno de los socios del ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, el noveno hombre más rico del mundo, gracias, precisamente, a su empresa de información financiera.
David Kenny, de IBM, fue más lejos: "Los datos serán la moneda del futuro". No sólo moneda. También poder.
El miércoles de la semana pasada, el presidente ejecutivo y tercer mayor accionista de Alphabet (la matriz de Google) Eric Schmidt declaró: "Creo que el Big Data es tan importante que las naciones-Estado acabarán luchando por él". Big Data. O sea, Grandes Datos.
Teóricamente, las empresas los almacenan a granel, de forma masiva, no individualizada. Pero esos datos están vinculados a dispositivos, y en muchos de esos dispositivos el usuario se ha identificado.Prever lo que haremos La empresa no sólo sabe lo que hacemos sino, también, lo que vamos a hacer. Toda la inteligencia artificial se basa en algoritmos de aprendizaje, o sea, en programas informáticos que aprenden el comportamiento de los usuarios.
La máquina sabe a qué hora nos levantamos y a qué hora nos acostamos. Es la otra cara del Internet de las Cosas (IoT, según sus siglas en inglés), que es el nombre que recibe la aplicación de la revolución tecnológica a la industria."A las 6.45 de la mañana, MavHome (acrónimo en inglés de Gestión de Hogar Versátil Adaptable) enciende la calefacción porque ha aprendido que la casa necesita 15 minutos para calentarse hasta alcanzar la temperatura óptima para caminar por ella. El despertador suena a las siete, lo que da la señal para que la luz del dormitorio se encienda, igual que la cafetera en la cocina. Bob entra en el baño y enciende la luz. MavHome recoge esta interacción, muestra las noticias de la mañana en la pantalla del baño, y enciende la ducha. Mientras Bob se afeita, MavHome siente que Bob pesa un kilo por encima de su peso ideal, y ajusta el menú que le sugiere".
En enero de 2014, Google compraba por 3.077 millones de euros Nest, una empresa que fabrica termostatos y alarmas contra incendios inteligentes, que aprenden las rutinas de sus usuarios.
MavHome ya está aquí.
"Históricamente, espiar era muy caro. Ahora, es barato", explica el ex asesor del Tribunal Constitucional de Sudáfrica Drew E. Cohen en conversación telefónica. Cohen estima que en 1940 hacían falta ocho policías en cuatro coches para seguir a una persona las 24 horas del día. Hoy, basta con mirar el GPS de su teléfono. Es virtualmente gratis. Es más: con la tecnología actual, el precio de localizar a un individuo o a 10.000 es casi el mismo.Y no existe legislación ni regulación a este respecto. Jueces, parlamentos y gobiernos van muy por detrás de la tecnología del sector privado y de las agencias de espionaje. El mundo del siglo XXI será un mundo en el que sus habitantes habrán renunciado libremente a la privacidad.
CUADRADO
Estamos buenos. Cada vez a peor y terminaremos, muchos, tratando de vivir sin hablar en casa o a lo pastor en el monte.
ResponderEliminarDON KING.
EliminarComo con todo en toda época terminaremos acostumbrándonos a vivir bajo vigilancia de aparatos.
En adelante les voy a a hablar a los electrodomésticos y les voy a contar tal montón de mentiras que ni los robots de la CIA van a conseguir descifrar.
ResponderEliminarDOÑA USUE.
EliminarBuena idea. Meterles muchas bolas a los aparatos chivatos para que se despisten un poco.
Los que pueden despedirse de la más mínima privacidad y anonimato son los usuarios de Facebook.
ResponderEliminarEsos no se escapan ni de la multas por no pagar en el parquimetro.
DON ANTONIO.
EliminarEsos lo tienen muy crudo. Ya se está publicando en los medios que las redes sociales llegan a saber lo que quieren de la privacidad de aquellos que tienen una cuenta en Facebook y similares y usan el ordenata en internet para visitar páginas comerciales o blogs.
Con riesgo de que me tomen por chiflada los que me vean, en adelante voy a hablar al frigo, a la tele y al microondas contándoles millones de mentiras.
ResponderEliminarDOÑA CANDELA.
EliminarTe digo lo mismo que a Use : buena idea pero no sé si lograrás despistarlos mucho.
Nada como vivir en una RESERVA de Sioux.
ResponderEliminarDOÑA ISABEL.
EliminarBuen lugar para conservar la privacidad una reserva de nativos pero sospecho que también allí están muy metidos en casinos y aparatos electrónicos.
A ver, esto no es nuevo. Hace mucho que los ordenadores pueden ser infectados de forma que personas ajenas toman el control sobre el mismo. Por tanto, si se puede hacer en un ordenador de sobremesa ¿porque no iba a pasar en un ordenador que controla una tv, y que estan conectadas a internet?. Es logico!.
ResponderEliminarA mi no me da miedo la tv, me da miedo el saber que cada vez mas elementos electronicos del coche estan informatizados. O los aviones.
SEÑOR OGRO.
EliminarSí, tiene lógica lo que explicas sobre el control que puede jercer un ordenata sobre una tv. conectada a Internet.
Todos los coches que se van fabricando ahora, por lo que yo he visto, vienen muy informatizados y cuanto más alta es la gama más electrónica cebernética. Ya los mecánicos de talleres no saben por dónde cogerlos. Y tú vivirá la Era de los buses, coches y aviones pilotados por programas informáticos con muchísimos sensores electrónicos.
El gran hermano ha dejado de ser ciencia ficción.
ResponderEliminarDON TRECCE.
ResponderEliminarBien definido. Estamos en pleno desarrollo de El Mundo Feliz de Aldous Huxley.