Tombuctú había sido fundada por los tuaregs en el año 1100 y experimentó un período de esplendor iniciado en 1312 con el Imperio Malí creado por Mansa Musa, que se plasmó no sólo en lo comercial y lo militar sino también en el ámbito cultural, con una universidad y casi dos centenares de madrasas de referencia en el mundo islámico, así como una arquitectura muy característica de la que hoy apenas quedan de muestra las mezquitas de Djingareyber, Sidi y Sankore.
Sin embargo, el momento de mayor auge fue entre los siglos XV y XVI, cuando gobernaba la dinastía Askia y llegó a tener más de cien mil habitantes, período conocido como Imperio Shongay. Un brillo semejante no pasó desapercibido al poderoso sultán de Marruecos, que en 1591 conquistó la ciudad y otras localidades de la región con un ejército compuesto fundamentalmente por moriscos españoles, muchos de los cuales terminaron estableciéndose allí.
Durante todo ese tiempo, Tombuctú fue una ciudad santa, vedada a todo aquel que no fuera musulmán so pena de muerte, como pudo experimentar el británico Alexander Gordon Laing cuando logró entrar en 1826 pero a costa de su vida .
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Hubo un osado francés que se atrevió a visitar el lugar, siendo el primer europeo en hacerlo y volver para contarlo: René Caillié. Así, se fue a vivir con la tribu mauritana de los brakna, con la que estudió el Corán, se empapó de las costumbres de los bereberes y otras etnias, aprendió a hablar árabe y, finalmente, se lanzó a la aventura de una forma muy diferente a la de sus predecesores: en vez de organizar una expedición, se vistió con ropas árabes y se unió a una caravana diciendo ser Abdallah, un egipcio enrolado a la fuerza por las tropas napoleónicas que deseaba retornar a su hogar.
Caillié pasó catorce días en Tombuctú tomando nota de todo lo que veía, incluso con dibujos. Luego, para no forzar más su suerte, se fue con una caravana esclavista que se dirigía a Fez, entrando en la ciudad marroquí a mediados de agosto tras un viaje penoso y agotador. De allí saltó a Tánger, donde el cónsul galo le gestionó tomar un barco para Toulon; en Francia fue recibido entusiásticamente: la Sociedad Geográfica de París le pagó la recompensa ofrecida y él, además, publicó el relato del periplo bajo el título Journal d’un voyage à Tombouctou
Jorge Alvarez
Astuto y valiente el CAILLIÉ. Y estupenda descripción de un lugar cuasi desconocido para muchísimos.
ResponderEliminarDOÑA CANDELA.
EliminarSí, debió de ser muy valiente porque lo intentó tres veces y en las dos primeras casi termina como el británico Gordon Laing.
Leo en Wikipedia que "Tombuctú es una ciudad cercana al río Níger, en la región del mismo nombre, en la República de Malí. Con sus 35.657 habitantes es la localidad más poblada de la región".
ResponderEliminarDebió de poseer en el siglo XVI la más importante biblioteca del mundo musulmán.
DON EMILIO.
EliminarEfectivamente tuvo una gran Biblioteca llevada desde Córdoba y que fue creada por el Califa Alhakén II, hijo de Abderramán III, el cual habia creado una biblioteca, símbolo de la cultura andalusí, pluralista, tolerante y universalista, con más de 400 000 volúmenes que abarcaban todas las ramas del saber.
Entre los moriscos expulsados y muchos aprovechados saquearon la gran Biblioteca de Córdoba.
No se yo si tener 200 madrassas es de importancia cultural, y soy bastante cauteloso cuando se habla de "cultura" mahometana (es sabido basicamente eran depredadores de otras culturas a las que conquistaban). Y hablar de tolerancia y convivencia en ese mundo musulman en España, tambien me cuesta.
ResponderEliminarLo que me sorprende son los cojones del explorador frances. Se la jugó pero bien
SEÑOR OGRO.
EliminarSí, sí la hubo, una cultura rescatada por los estudiosos árabes de Córdoba. Los cuales tradujeron a los filósofos griegos y recogieron el legado más valioso del periodo romano. En aquella biblioteca de Córdoba se guardaban, y gracias a ello el cristianismo se enteró, los libros de médicos y matemáticos griegos que luego han pasado a nuestra cultura.
Por otra parte en la época de Alhaquen II los cristianos que habitaban Córdoba disponian de muchas libertades y tolerancias. Eran los llamados MOZARABES o descendientes de visigodos que practicaban el cristianismo dentro del Mundo árabe. Los que trataron mal a esos mozarabes fueron los cristianos del Norte cuando invadieron Granada.
El René tenía unos huevos de avestruz.
Un lugar mítico.
ResponderEliminarDON TRECCE.
EliminarCierto. Un lugar mítico para los europeos.