El problema de los estreñidos

Lo peor, cuenta, era la presión del entorno familiar. No quería escuchar a nadie.
"Mi abuela me recomendaba una cucharada de aceite de oliva en ayunas, mi madre se volvió loca preparándome zumos recién exprimidos, pelándome kiwis... Me despertaba con el cuenco de salvado de avena".
Y ella, aunque quisiera, no podía probar un bocado más. Se convirtió en el centro de conversación. "Hablaban del tema hasta en la mesa, era desagradable y bochornoso, sacaba todo mi pudor a relucir. Que bebiera mucha agua, que saliera a caminar, que si los higos, que si el vinagre de manzana... Guardaos vuestros consejos, gracias. Que lo he probado ya todo, pensaba". Desesperada, acabó en el hospital.

Puede que el caso de Laura le parezca exagerado. Sin embargo, es más frecuente de lo que piensa. O quizá lo sufra usted mismo. Según la Organización Mundial de Gastroenterología (OMGE), "el estreñimiento es un problema crónico en muchos pacientes del mundo". En algunos casos constituye un inconveniente sanitario importante, llegando incluso a la cirugía, aunque en la mayoría "provoca molestia pero no amenaza la vida ni debilita al individuo" y estas crisis pueden ser manejadas en atención primaria.

"No es una enfermedad, es uno de los síntomas digestivos más frecuentes en la población. Los episodios aislados y de corta duración son habituales y no tienen transcendencia. Sólo se considera estreñimiento crónico a aquel que se mantiene en el tiempo entre tres meses y un año.

POST SCRIPTUM Señor cantabrón, si busca confrontaciones judiciales le espero en el Juzgado que desee. No siga amenazándome ni un minuto más. Y si está estreñido el aceite de ricino es mano de santo.