27 febrero 2013

Rasputín "El enclenque"

"Moriréis a manos del pueblo. Mi muerte se replicará en la vuestra como los círculos concéntricos que produce una piedra al caer en las aguas de un estanque". Así, de forma tan poética, vaticinó Rasputín el atroz fusilamiento de Nicolás II y toda su familia en una carta enviada al zar.
Escribió estas palabras días antes de su muerte.

Fue el suyo un crimen mucho más rocambolesco de lo que se creía hasta ahora, aunque igual de cruel. Con detalles que parecen sacados del guion de un thriller con tintes de opereta y en el que, a través de documentos recientemente desclasificados, sabemos con certeza que participó un espía británico llamado Oswald Rayner. De hecho este agente inglés fue el encargado de dar el tiro de gracia al cadáver del místico ruso.

Esta nueva versión del trágico final de Rasputín encuentra una explicación lógica. Por lo visto, un par de años antes de que estallara la Primera Guerra Mundial, Inglaterra tenía ya sospechas de que los alemanes  aguardaban solo una buena excusa para embarcarse en una gran confrontación bélica que les permitiera realizar un sueño: ponerse a la par de Francia y Gran Bretaña en influencia política y, sobre todo, en expansión territorial y colonial.

ESPIA INGLÉS
Para averiguar cuáles eran las intenciones de Alemania y saber cómo se estaba preparando para la ofensiva, se creó en Londres (con el beneplácito del primer ministro Herbert Henry Asquith y posiblemente también del rey Jorge V) el entonces llamado Buró de Servicios Secretos. De ahí que tutelaran una conspiración para asesinar a Rasputín, quien ejercía una notable influencia sobre la zarina. Algo que, por otro lado, ayudaba a propalar la creencia de que se trataba de un agente alemán.

¿Pero quién era realmente Rasputín y cómo fue asesinado? Grigori Yefimovich nació en la Siberia occidental aproximadamente en 1872. Llevaba en su juventud la vida típica de un campesino siberiano hasta que se convirtió en un staret (o 'santón') más de los muchos que se hicieron populares en la Rusia de aquella época.

Nada se conocería de él a no ser porque, creyéndose con poderes especiales, llegó a San Petesburgo con fama de obrador de milagros y logró curar (aparentemente a través de sesiones de hipnosis) de hemofilia al zarevich Alexis. A partir de entonces, Rasputín se convertiría en el protegido de la emperatriz Alexandra. Llegó a detentar tanto poder dentro del palacio de los zares que prácticamente no había decisión que no pasase por su juicio.

La aristocracia rusa no veía con buenos ojos la presencia de aquel hijo de campesinos analfabetos, que se jactaba de no lavarse ni cambiarse nunca de ropa, en asuntos gubernamentales. Sin embargo, era tal su capacidad de convicción, y el terror que su firmeza ejercía sobre todo, que nada pudo detener su escalada dentro del poder del gobierno del zar Nicolás II.

Sus biógrafos no dejan de pintarlo como un verdadero monstruo diabólico capaz de ejercer una dictadura feroz. El príncipe Felix Yusupov, miembro de la duna, estaba casado con la princesa Irina, sobrina del zar a la que utilizó como señuelo para atraer a Rasputín la noche de autos.

A pesar de su matrimonio, Yusupov era un homosexual atraído por Rasputín y lo invita a una cena en el sótano de su palacio con la excusa de presentarle a su bella mujer, Irina. Todos los manjares y bebidas contienen, según la versión del anfitrión, cristales de cianuro potásico machacados.

Yusupov, nervioso tras comprobar que Rasputín come y bebe sin sentir los efectos del veneno, decide dispararle a quemarropa. A continuación  avisa al gran duque Purishkevich y al resto de los conspiradorespara que lo ayuden a retirar el cadáver, pero al llegar al sótano comprueban que ha desaparecido.

Rasputín, malherido, trata de huir. Un abundante rastro de sangre les permite encontrar con facilidad al staret en el patio del palacio, y Purishkevich efectúa tres disparos contra él, tras lo cual es atado y llevado dentro del palacio. Entonces recibe una cruel paliza, en la que el príncipe utiliza un bastón con punta de hierro para golpear su cabeza.

Finalmente, un proyectil que sale del revólver del espía inglés sirve de tiro de gracia al cadáver del místico ruso. El tiro se realiza con un Webley Mk IV, arma reglamentaria en los servicios secretos británicos.

Finalmente, tras comprobar que ha fallecido, deciden arrojar su cuerpo a las aguas del río Neva tras envolverlo en una alfombra. Paradójicamente, la autopsia extraída de la única versión oficial con que contamos revela que Rasputín había fallecido por ahogamiento.


PALACIO DE YUSUPOV

12 comentarios:

  1. Este debía ser precursor de la actual casta politica: sin preparacion y no quería dejar el poder ni que le disparasen.

    Supongo hay mucho de leyenda en todo esto.

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    1. SEÑOR OGRO
      Sí, era un precursor de los políticos actuales pero a lo bestia. Porque si es verdad que le metieron CIANURO y cuatro disparos de bala más una paliza con golpes de hierro en la cabeza, y resulta que unicamente murió por AHOGAMIENTO en el río, ni Supermán.

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  2. Dicen las malas lengua que lo que atrajo a la zarina de este tipo era un poder oculto, pero no sobrenatural, se cree que tenía más rabo que el diablo.

    Ya se sabe que los servicios secretos están para hacer el juego sucio, sólo así se explica que tras la 2ª GM muchos nazis fuesen perdonados entrando al servicio del Mi6 o la CIA y sin remontarnos muy atrás en el tiempo lo que pudimos leer no hace mucho en el blog de Zorrete.

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    1. DON ISRA
      Eso seguro : trnía el rabo más grande de las Rusias y por ello disponía de el 80% de las damas de la nobleza de la Corte.

      Pero debía de ser un toro salmantino para que no muriera ni con cianuro ni con 5 o no sé cuántos disparos a bocajarro.

      Respecto a los espías no hay duda que de los Servicios Secretos de todo tiempo y lugar están más prostituídos que la Casa de la Dolores, de Calatayud.

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    2. Por cierto, si vas a Calatayud pregunta por la Manuela, que es nieta de la Dolores y más puta que su abuela.

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    3. DON ISRA
      Se agradece la información. Lo tendré en cuenta, a efectos de hacer fotos, cuando pase por Calatayud.

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  3. interesante figura, imaginemos hoy a Rasputin en la corte del zar Putin y sus putinianos. Hoy son todo aumentativos, don Tella.
    saludos blogueros

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    1. DON JOSÉ ANTONIO
      Hoy no podría sobrevivir como amo del Poder porque nadie cree ya en poderes espirituales. El Putin lo nombraría abad de un convento ortodoxo, o mejor de uno de monjas dada su afición al fornicio.

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  4. Me llama la atención lo de ·enclenque. Hace años vi una película en la que se le representaba casi como un gigante. Creo recordar que, tras su ahogamiento, también resucitó y volvió a sus andadas con la zarina.
    En este caso es evidente que el tiro de gracia del espía inglés fue hecho con munición defectuosa.
    Me pregunto si este sujeto no será familia del actual mandatrio ruso. Lo digo por la terminal.

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    1. DON BWANA
      Está claro que era un "enclenque" : le meten cianuro en cada plato como para mandar al cementerio a un regimiento de Artillería, lo cual unicamente le produce más ganas de comer, y entonces las comidas consistian en 7 u ocho platos diferentes cada vez.
      Tras lo cual le incrustan una bala en el pecho a dos metros de distancia, pero le da agilidad y se va a dar un paseo. Ante lo cual, le vuelven a disparar tres balazos, lo atan y le machacan la cabeza con un hierro. Y el tipo ni se inmuta.
      Con lo que el inglés le vuelve a meter otro balazo. Lo envuelven en una alfombra y lo tiran al río.
      No me extrañaría nada que poco después fuera otra vez, como dice Ud., el capellan de la zarina.
      Este mujik siberiano probablemete habría terminado antes en morirse si le hubieran cortado el rabo.

      No es mala pista esa de que Putin sea un descendiente suyo.

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  5. Rasputín ejerce sobre el imginario popular un efecto tan arrollador cómoe su día ejerciera sobre la zarina Alexandra y sobre todo el que lo conocía. Simplemente escalofriante es ver que murió de manos de los británicos que, a partir de aquel momento, empezaron a decaer cómo la Rusia zarista en beneficio de los Estados Unidos de América.

    Un saludazo.

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    1. DON PEDRO
      Rasputín era mucho Rasputín y sin él, ya ves, unos mierdecillas como Lenin y Trotski se cargan a la Madre y al Padre de todas las Rusias.

      Los británicos están siempre allí en donde el fuerte puede ser debilitado o xodido. Que se anden con cuidado los chinos en albergar british en su tierra no vaya a ser que unos espías ingleses adoctrinen a todos en el Carlismo y llenen China de curas y obispos.

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