Año 1547. La España del emperador Carlos V tiene al mundo agarrado por las pelotas. Los príncipes protestantes se han puesto flamencos, y les caen encima, entre otros, los tercios de infantería española.
La cosa se dilucida en Mühlberg, con el río Elba entre los ejércitos del elector de Sajonia y el del emperador. Se acomete la gente, se retiran los luteranos, y en mitad del pifostio hay un momento delicado.
Huyendo ante el empuje de la vanguardia mandada por el duque de Alba, que siega como una guadaña, los alemanes –marcando el paso de la oca, o lo que marcaran entonces– pasan el río por un puente de barcas, lo recogen en la otra orilla, y para defender el único vado y cubrir su retirada acumulan allí enorme cantidad de artillería y arcabuceros. De manera que al llegar los españoles granizan balas sobre los arneses.
El de Alba, cabreadísimo, va de un lado a otro sin saber cómo hincarle el diente al asunto, pues los tudescos van a enrocarse tras las murallas de la plaza fuerte, y de allí no los sacarán ni con Tres en Uno. El emperador está a punto de llegar con el grueso del ejército, encontrando el paso bloqueado; y además, los enemigos empiezan a incendiar las barcas. Como para ingerir cianuro.
Entonces ocurre una de esas cosas que a veces nos pierden a los españoles y otras nos salvan. Algo muy nuestro. Muy de aquí.
Porque de pronto, en mitad del carajal, a un soldado del Tercio Viejo se le va la pinza y empieza a ciscarse en los alemanes y en todos sus muertos; y jurando en arameo se pone la espada entre los dientes, echa a nadar por el vado bajo una lluvia de arcabuzazos, llega a la orilla con dos cojones, arremete contra los alemanes echando espumarajos, y mata a cinco.
Tras él, por vergüenza torera y porque está feo dejarlo ir solo, se han echado al agua su capitán y nueve soldados, que salen chapoteando y gritando "España, cierra, cierra", como animales.
Imagínense el cuadro y las pintas de mis primos, aullando mojados de barro y con ojos de locos, de mucho matar, con sus barbas, espadas, escapularios y demás parafernalia. De ese modo los colegas llegan a tiempo de ayudar al que pelea a la desesperada, acuchillando a mansalva. Así, entre los diez, hacen un escabeche de toma pan y moja.
Y mientras los alemanes deciden que es momento de salir por pies a buscar unas cervezas, los españoles, chorreando agua y sangre ajena, apagan el incendio, reconstruyen el puente, y cuando llega el emperador, su ejército lo pasa tranquilamente, alcanza al enemigo, y al elector de Sajonia y a su puta madre les da las suyas y las de un bombero.
Después, Carlos V pregunta quién fue el majara que cruzó el río. Y le presentan a un oscuro soldado de padres vascos aunque nacido en Medina del Campo, llamado Cristóbal Mondragón.
Y allí mismo, sobre el campo de batalla, el emperador lo llama "el mejor soldado del mejor tercio de la infantería española" y lo nombra alférez. Al capitán que lo siguió lo asciende a maestre de campo, y a los nueve soldados les da tanto dinero que Lope de Vega, en su comedia El valiente Céspedes, dirá más tarde que los ha cubierto de oro.
¿Colorín colorado? Casi. Y no como habría debido ser. Con el tiempo, Mondragón se convirtió en uno de los más destacados militares españoles en las guerras de Flandes. Amado por sus hombres, eso le granjeó –no podía ser de otra manera–, odios y envidias en España.
Y Felipe II, al que sirvió con tanta devoción y valor como al padre, se portó con él como un miserable. Cuando ya veterano volvió a su patria y solicitó expediente de nobleza, los jueces se las arreglaron para inventarle antepasados judíos. Humillado, lleno de amargura y vergüenza, Mondragón regresó a Flandes, de donde no había de volver nunca.
Acabó con noventa años, digno hasta el fin, ordenando que lo pusieran en la ventana para que sus soldados, que lo adoraban, lo viesen morir. En su testamento pedía, en pago a sus servicios, la castellanía de Amberes para su hijo y una capitanía de lanzas para su nieto.
El rey, naturalmente, no concedió ni la una ni la otra.
ARTURO PEREZ REVERTE
una historia violencia
Vaya vaya con Su Majestad Católica, qué ingratitud. La verdad es que es un personaje muy discutido: dos británicos hispanistas lo estudian: Henry Kamen dice que fue muy listo y que no fue tan malo como se ha dicho; Geoffrey Parker dice que era un déspota propio de su época. Digamos que punto medio, como siempre.
ResponderEliminarSobre el bravo soldado vascongado, decir que esta entrada debñian de leerla los de la "txapela" en vez de chapela. Me gustaría saber que contestarían al decirles que los vascos del siglo XVI eran como los guardaespaldas de Castilla, los más fieles al rey junto a los castellanos y otros españoles. me hace gracia cómo escurren el bulto cuando se les habla de este periodo en que el nazi-onanismo no existía para nada. Todo un tipo de leyenda este tu paisano guipuchi.
Saludos Javier y me has descubierto por boca de Reverte a este nuevo personaje de la historia española. Lo buscaré en Google.
Buenas noches e inicio de semana.
Es la historia de los españoles, unas veces vil y otras heroica como ninguna otra.
ResponderEliminarVeo que otro vasco ha luchado con uñas y dientes por España, quién lo diría en la sede del PNV o de Bildu. En fin.
Y una vez más se demuestra que el vasallo siempre está por encima del señor, en valores, honor, valentía y grandeza.
Saludos.
¡¡Ups!! Je vous demande perdon monsieur: me precipité, era castellano y vallisoletano de Medina, paisano de Bernal Díaz del Castillo. Pero bueno, seguro que, por su apellido, sería hijo de guipuchis por eso de Mondragón, al que los nazionanistas llaman, según creo, Arrasate.
ResponderEliminarSaludos de nuevo.
Españoles, que buenos vasallos do hubieran buen señor. Dicen que Jovellanos palmandola repetia una y otra vez "La cabeza La cabeza". Si la cabeza del estado. Saluditos.
ResponderEliminarMuchas de las gestas de las batallas, comenzaron con hechos realizados por un sólo hombre,tal vez fruto de su pánico, debido a la presión.
ResponderEliminarDON JUAN
ResponderEliminarLeí lo que decían sobre Felipe II tanto KAMEN como Manuel FERNANDEZ ALVAREZ, y al parecer era un hombre demasiado abrumado por el peso del dominio del Mundo que le cayó encima. Y curiosamente un obsesivo lector hasta el punto de que fundó una de las mejores bibliotecas de entonces y en El Escorial.
Lo del vasco nacido en Medina del Campo respecto a su solicitud de "Expediente de Nobleza" era lo lógico dado que sus padres lo tenían sólo por haber sido vecinos de lugar vasco. Como bien sabes, el pueblo se distibuía en clérigos, aristócratas, hidalgos y pecheros, y los vascos eramos todos FIJOSDALGOS de origen. Pero al nacer en Castilla dejaba de disfrutar de los derechos de tal.
Lo de la "castellanía" de Amberes" es más de lo mismo. Ya que no le reconocían a él como fijosdalgo al menos que su hijo lo fuera en calidad de "señor del castillo de Amberes", es decir que dejara de ser un simple villano castellano.
ELENA
ResponderEliminarSí, esta es una historia más de las cientos de miles habidas en tiempos de guerras y mentalidades de lealtades y noblezas como algo elemental.
Un fijosdalgo vasco ha sido siempre, habrá excepciones, un tipo leal a su rey y capaz de dar la vida por ello. Y, como comentas, no han estado ni los Austrias ni los Borbones nunca al nivel de sus súbditos en cuanto a tal nobleza de espíritu.
DON ZORRETE
ResponderEliminarEran, los soberanos con excepciones, unos cabestros y crearon ambiente para que se les cortara la cabeza como sucedió en Francia. Al menos el Emperador era más militar que político y por ello sabía valorar los hechos de armas.
Es curioso que el hombre que más hizo por los dos soberanos, Carlos V y Felipe II, fuera el 5º Duque de Alba, al que llamaban para toda rebelión que se creara en cualquier parte de Europa, incluso en Portugal, y al que detestaban los dos reyes porque pensaban que podía ser "más que ellos".
Un imperio como aquel haría que alrededor del emperadot surgieran mesnadas de palanganeros deseosos de absorber poder y dinero, como los políticos actuales vamos. Quiero decir, las reivindicaciones posteriores de este soldado seguramente no llegaran ni a los oidos del rey, siendo segadas por el habitual noble o funcionario de la época. Barrunto, que no lo se.
ResponderEliminarDe la historia yo me quedo con el enésimo caso de vasco o descendientes de vascos, al servicio de España. Como tantos y tantos, pese a la mitología vendida por quienes sabemos desde la cosa pública.
DON MAMUNA
ResponderEliminarCierto, muchísimas de las llamadas acciones heroicas se produjeron y se siguen produciendo por estar los interesados en el límite de tensión nerviosa.
También hoy sucede con sucesos de catástrofes y en donde siempre brilla algún bombero o policia o ciudadano con su acción.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarTambién es cierto lo que dices y que las peticiones del soldado o alferez CRISTOBAL MONDRAGÓN cayeran a la papelera por manos intermedias de envidiosos y funcionarios negligentes. Como sucede tantas veces.
Lo que sí es cierto que los vascos destacaban, como decía don Pío, por ser "cortos de palabras y largos de acciones", hasta que llegó el nacionalismo y amariconó a todos los portadores de ese virus.
Javier: lo más seri e investigado con precisión es el libro de Geoffrey Parker, que ha publicado lo último del tema y lo más definitivo en términos universitarios.
ResponderEliminarCaramba, que barbaridad, quitarle el título de vasco puro por nacer en nmedina del Campo, vaya vaya.
Saludos de nuevo.
DON JUAN
ResponderEliminarLos fueros garantizaban a los VECINOS de una localidad foral tres cosas : Hidalguía Universal, Exención Fiscal y Exención Militar salvo la obligación de acudir a levas cuando la guerra penetraba en territorio foral. Y territorios forales, cada cual a su aire, eran las actuales tres Provincias Vascas.
La pérdida de la condición de VECINO implicaba la pérdida de esos privilegios forales. Y para lograr ser vecino también había que abrir un expediente de "hidalguía" en el que se demostrara limpieza de sangre y antepasados de la tierra.
Aunque te parezca extraño todo esto ha funcionado, sin nacionalismo alguno, hasta la derrota de la última guerra carlista. 1.876.
JUAN
ResponderEliminarEn Google, entre otras muchísimas más cosas, se dice de CRISTOBAL MONDRAGÓN lo siguiente :
"En abril de 1559, con la Paz de Cateau-Cambrésis, fue nombrado gobernador de Damvillers en el Ducado de Luxemburgo y coronel de valones de los tercios de España. Como coronel estuvo a las órdenes de Sancho Dávila cuando se produjeron las primeras alteraciones de los protestantes en Flandes.
En la primavera de 1570 el Duque de Alba le encargó la defensa de Amberes y de las ciudades de Middelburg y Goes en Zelanda. Estas ciudades habían quedado completamente rodeadas por los protestantes después del levantamiento suponiendo su defensa un importante reto. Por su papel en esta defensa fue reconocido por el Duque de Alba ante Felipe II.
En agosto de 1572 esta ciudad había sido sitiada por el ejército protestante y por los mendigos del mar que, dirigidos por Guillermo de Orange, habían cerrado las dos bocas del Escalda. Cristóbal de Mondragón y Sancho Dávila tuvieron la idea y el valor de vadear el imponente río en la noche del 20 de octubre de 1572 aprovechando la bajamar pero en medio de fuertes corrientes. Mondragón fue a la cabeza de los 3.000 infantes que vadearon los 15 kilómetros de mar con el agua por encima del pecho. Al amanecer tomaban tierra en la isla de Zuid-Beveland cogiendo por sorpresa a los 7.000 holandeses que sitiaban Goes que huyeron en masa.
En mayo de 1573 el coronel Mondragón recuperó con 300 hombres la cabeza del canal de la isla de Tholen que estaba defendido por 1.200 soldados orangistas que nuevamente fueron cogidos por sorpresa.
A primeros de 1575 retuvo un levantamiento en Amberes, siendo nombrado Gobernador de Gante. Ese mismo año Mondragón recuperó la isla de Schouwen gracias a la repetición de la táctica del vadeo, la cual llegó a hacerse muy famosa en las guerras de Flandes. En 1576, después de 9 meses de sitio, hizo caer la ciudad Zierikzee, un asedio que tuvo gran complejidad pues los protestantes dominaban toda la zona. Con esta importante conquista la Zelanda central quedaba en manos españolas.
En 1578 tomó Limburgo y el castillo de Dalhem. En junio de 1579 Maastricht fue tomada por las tropas de Alejandro Farnesio después de 4 meses de asedio, victoria en la que Mondragón tuvo un destacado papel y que permitió a España recuperar el sur de los Países Bajos. Mondragón viajó a España para dar cuenta a Felipe II de la situación general en Flandes.
Nombramientos: Gobernador de Gante (“Castellano de Gante”), Gobernador de Amberes (“Castellano de Amberes”), Gobernador de Damvillers, Capitán general de Zelanda, Coronel de Valones, Maestre de Campo del Tercio Viejo, Maestre de campo general del ejército de Flandes, Capitán General del ejército del Brabante.
Títulos: Señor de Remerchicourt, Señor de Luz, Señor de Guzanville."
Muchísimas gracias por este documento que encuentro al vover a casa. Lo voy a copiar en word para estudiarlo mejor. Desconocía todo de este gran personaje y de la ingratitud de Felipe II.
ResponderEliminarOtra cosa, de los fueros vascos creo que ya fueron descafeinados algo tras el abrazo de Vergara. De todas formas, creo que se conservaron en forma de conciertos económicos. Los de Navarra creo que tuvieron un intento de quitarlos por parte de Germán Gamazo y TODOS los navarros se pusieron en pié de guerra: la Gamazada, este ministro hubio de quedar con las orejas gachas.
Una pena que un mediocre como sabino Arana rompiese un pacto secular entre España y el País Vasco. Si levantase la cabeza vería las desgracias que se genraron con su ego nazi-onanista.
Saludos Javier y gracias por tan valiosa información.
Una delicia leer a Pérez-Reverte, es una lástima cómo nos han hurtado siempre nuestra propia Historia, salvo la parte más negra, naturalmente...para ponernos pingando a nosotros mismos, nunca es suficiente.
ResponderEliminarComo casi siempre, aquello de "qué buen vasallo, si hubiera buen señor"...
DON JUAN
ResponderEliminarTras 1876, y el derrocamamieto total de los fueros, Cánovas creó el Concierto Económico o reconocimeinto de las capacidadades de recaudación tributarias a las Diputaciones vascas y exentas de abonar al Estado. En Vergara, con el pacto de Maroto y Espartero se terminó la primara carlistada y el fin de los fueros ya que se instauró el CONSTITUCIONALISMO o leyes iguales para toda España.
No cejaron los carlistones, y con el Conde de Montemolín o Carlos VI hizo que Cabrera siguiera en guerra en el Maestrazgo o Cataluña y Castellón.
En 1972 y hasta 1876 prosiguieron en la 3ª carlistada con un fantasmón de Carlos VII que jamás pisó terreno de combate y que no sirvió de nada, salvo para morir campesinos. Hubo batallas en Estella, Santa Bárbara, Montejurra, Luchana, Desierto, Portugalete.
ARANA es un carlistón derrotado que aspiró a volver a las andadas creando un "Ejército de Díos" y que fue el PARTIDO NACIONALISTA VASCO. No admitían ni admiten ningún CONSTITUCIONALISMO ni democracia. Lo suyo es el Gobierno de los curas y terratenientes.
DOÑA MARIBELUCA
ResponderEliminarSí, es una delicia leer a P. Reverte. Lo triste es que a los escolares no se les enseña nada de todo esto desde hace ya un siglo.
Los escolares estadounidenses no saben una palabra del resto del Mundo pero sus guerras y batallas, las propias, se las saben de memoria desde pequeñitos.