01 mayo 2011

El libio que era mayordomo de Rommel sin saberlo

Issa Kraim Budawa recuerda en Bengasi su estrecha relación con el militar alemán Mariscal Rommel. Lo cuenta, 70 años después, aquel joven mayordomo hoy nonagenario en el salón de su piso de Bengasi, la capital del Gobierno rebelde que desafía a Gadafi.


El comando británico que a finales de 1941 desembarcó en secreto en la costa este de Libia para matar al Zorro del desierto estaba equivocado. El mariscal de campo Erwin Rommel, jefe del ejército alemán en la campaña del Norte de África, no dormía en el cuartel general de Al Baida, en el centro de la provincia colonial italiana de la Cirenaica, sino en una residencia secreta junto a las ruinas griegas de Apolonia: el pueblo de Susah, al borde del Mediterráneo.

Por eso se salvó. Dormía allí acompañado sólo de un ayudante militar, el oficial Alex Ulrich, y de su asistente personal libio, Issa Kraim Budawa.

Alternando italiano, inglés y árabe, cuenta su historia. Cuando vino al mundo, Libia era desde 1911 una colonia italiana y el líder rebelde Omar Mojtar dirigía la resistencia contra la metrópoli desde la Montaña Verde, la tierra de Issa. Pero él se educó con los italianos y se integró en la administración colonial.

"Nací en Apolonia en 1919 o 1920. Trabajé como empleado del municipio hasta 1940. Ese año empezó la II Guerra Mundial y, en febrero de 1941, vinieron los alemanes para apoyar a los italianos contra los aliados. Yo era el supervisor de la residencia secreta de Rommel en Apolonia. Iba a todas partes con él cuando no estaba en el frente. Yo le daba de comer, de beber, era el responsable de la casa, podía entrar en su habitación cuando dormía, le traducía. Pero durante varios meses no supe que era él", cuenta Issa.

"Al principio él iba vestido de civil y los oficiales alemanes me decían que era un periodista, un maestro o un asesor militar. Yo quería conocer a Rommel y no sabía que trabajaba con él", rememora el ex mayordomo, que tardó seis meses en darse cuenta.

"Un comando británico con unos 60 hombres desembarcó en la costa para matar a Rommel. Como era su cuartel administrativo, creían que dormía allí. ¡Pero no, dormía en Apolonia conmigo! Era el 18 de noviembre de 1941. Unos oficiales alemanes y yo fuimos a Al Baida. Vimos a tres alemanes de la guardia y al capitán inglés muertos. Por la tarde llegó Rommel, vestido de militar. Entonces supe que era él.

Issa llevaba entonces en el brazo izquierdo el brazalete con la esvástica. Pero de su boca no salen palabras de admiración hacia los nazis. Su asistencia era profesional. Y la adoración hacia su jefe Rommel, personal, no política.

"Él no tenía nunca miedo. Era un hombre valiente. Muy inteligente. No fumaba, no bebía alcohol. No hacía distinciones entre oficiales, suboficiales, soldados y árabes: para él todos éramos iguales, como una familia. Nos respetaba como si fuéramos sus hijos. Y también respetaba a los prisioneros de guerra aliados".

Issa y Rommel se comunicaban en italiano. Desarrollaron tanta amistad que el general fue a su boda y hasta le confió intimidades familiares, como que su mujer quería venir a visitarlo con su hijo, "pero él no quería verlos mientras durara la guerra".
Los ingleses, para detener o matar a Rommel, habrían hecho mejor en captar a Issa: "Yo entraba en su cuarto cuando dormía, él no llevaba pistola ni fusil en casa".

Rommel quería llevar sus tanques hasta el otro lado del canal de Suez. Pero la ofensiva británica en la batalla de El Alamein le paró. Fue un punto de inflexión y los alemanes empezaron a retroceder. Un día, a finales de 1942, Rommel se despidió de Issa. Le dio una foto suya firmada, que aún conserva.

"Se acabó, hemos perdido el Norte de África", le dijo entonces, antes de volver a Alemania, donde en 1944 se vio obligado a suicidarse tras ser implicado en el complot para matar a Hitler.

Issa acabó trabajando para los británicos en la Oficina Meteorológica de Bengasi, donde estuvo hasta su jubilación, en 1986. Ahora asiste tranquilo a la nueva revolución. Todos pasaron y él sigue aquí, con su mujer y ocho hijos.

¿Qué piensa de Gadafi? "Al comienzo la gente lo quería. Era bueno. Pero últimamente el pueblo no estaba contento. Sólo esto te puedo decir". Palabra de superviviente.

Tellagorri


6 comentarios:

  1. Qué curioso, una buena base para escribir un guión de cine. Seis meses sin saber a quién sirves o lo que es lo mismo, durmiendo con su enemigo.

    Rommer, el Zorro del desierto, era un gran general alemán que consiguió grandes conquistas para Alemania. Hombre sin vicios, de principios, militar honesto, conocido por su trato considerado con el adversario. Creo que pocos generales alemanes tuvieron un comportamiento parecido.

    Saludos.

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  2. DOÑA ELENA
    Y no era nazi. Por eso participó en el atentado que organizaron altos oficiales del Ejército para asesinar a Hitler.
    El hecho fue así :La conferencia militar de Hitler con otros jefes militares empezó en una amplia sala poco después del mediodía, donde acudieron el mariscal de campo Wilhelm Keitel, los generales Alfred Jodl, Walter Warlimont y otros altos oficiales, entre los cuales se hallaba Stauffenberg, bordeando una enorme mesa con mapas; minutos después de empezada la reunión Stauffenberg activó la bomba en su maletín y luego pidió permiso para retirarse por unos minutos fuera del recinto, dejando su maletin en la sala junto a la gran mesa. A las 12.40 la bomba explotó destruyendo gravemente la sala de conferencias, matando a cuatro oficiales e hiriendo gravemente a otros cinco, pero dejando a Hitler, Jodl y Keitel sólo con heridas muy leves. No obstante Stauffenberg observó la humareda desde fuera de la Wolfsschanze y retornó a Berlín a las 13.00 creyendo que Hitler estaba muerto.

    Tras esto, entraron las SS en casa de Rommel y le dieron una pistola para que se pegase un tiro delante de ellos. No querían liquidarlo directamente por que era un HÉROE NACIONAL.

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  3. Uy, acabo de darme cuenta de que he escrito Rommer en vez de Rommel, ay las prisas.

    Volviendo al tema, también se negó a obedecer la Kommandobefehl, orden de Hitler por la que deberían aniquilar a los comandos que se rindiesen.
    Un gran militar.

    Por cierto ¿dónde está hoy la gente?

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  4. Pensaba que Rommel había muerto en un bombardeo. En realidad poco conozco sobre él, seguramente fué una licencia cinematográfica de una antigua película que me gustó "La noche de los generales", que tiene como marco un atentado fallido contra Hitler.

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  5. DOÑA ELENA
    No tengo ni idea de por dónde anda hoy el gentío, quizá estén todos en alguna manifa sindical o en las playaa de Alicante.

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  6. DOÑA CANDELA
    No, le obligaron a "suicidarse" con amenazas de hacer una escabechina sobre sobre su familia.
    No le interesaba al Régimen que apareciera como opuesto al nazismo y menos como uno de los conspiradores para asesinar al Furher.

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