Hace tiempo hablé aquí de mi amigo neoyorkino Daniel Sherr, que aparte ser un magnífico intérprete profesional que habla todas las lenguas de Babel, es judío, alérgico, vegetariano y una de las mejores personas que conozco. Su única pega es ser uno de esos ecologistas pelmazos que, según los días, llegan a romperte los huevos.
Ése es mi amigo Dani, al que quiero muchísimo. Por eso vivo informado de sus peripecias. La última es tan deliciosa que no me resisto a contarla. Más que nada porque, aunque parece delirante, es un augurio siniestro de lo que nos espera en España. De lo que traerá, de forma irremediable, tanta peligrosa combinación de mansedumbre ciudadana y prepotente imbecilidad oficial.
El caso, absolutamente real, de hasta dónde puede llegar la descarada injerencia estatal en lo más íntimo de nuestras palabras, nuestras casas y nuestras vidas.
Dani tiene un piso en Nueva York, en un edificio de seis plantas donde viven unos cuarenta inquilinos. Fiel a sus principios ecologistas, llevaba años dando la murga para que la comunidad de vecinos aceptase una auditoría energética, a fin de evitar derroche, contaminación y cosas así.
El trámite, le dijeron, pasaba por una visita previa del administrador de la finca. Se presentó éste en casa de Dani, y dijo que lo de la auditoría energética estaba divino de la muerte y era una propuesta interesante a más no poder. Que estaba entusiasmado con la idea hasta el punto de aplaudir, plas, plas, plas. Pero antes había un requisito: comprobar que el apartamento del reclamante se ajustaba a las ordenanzas de Nueva York sobre viviendas libres de toda sospecha.
Luego señaló con dedo acusador los libros, periódicos y documentos profesionales que mi amigo tenía en su casa por todas partes. Según la disposición cuarenta y siete barra ochenta, indicó, o una de ésas, los libros apilados en el suelo podían obstaculizar el paso de los bomberos en caso de incendio.
Sin contar con el peligro de tener tanto papel (material inflamable) en un edificio de apartamentos. Y mientras Dani, boquiabierto, intentaba deglutir aquello, el otro se asomó a la cocina y dijo literalmente: ajá, qué es lo que veo, tres granos de arroz integral sueltos sobre una mesa. Eso puede atraer cucarachas, e incumple la disposición sanitaria treinta y cuatro barra seis. O algo así.
Dani, que viajaba a España dos días más tarde, dijo que sí a todo, acojonado, creyendo que poner tierra de por medio bastaría para que se olvidara el asunto.
Pero al regreso encontró una carta preguntándole si había "abordado" lo de subsanar las deficiencias señaladas. Respondió que sí y consultó mientras tanto con un abogado la manera de que se olvidaran de él, de la auditoría energética y de la madre que lo parió.
Pero el asesor legal dijo que verdes las había segado. Que, según las ordenanzas neoyorkinas, podía ser denunciado por violar los códigos de vivienda, de incendios y de salud. El consejo era que tragara.
El siguiente paso de Dani, que a esas alturas ya era presa del pánico y renegaba hasta de las energías alternativas, fue tirar cuantos papeles pudo, y esconder otros. Tuvo a una señora de la limpieza tres días en casa, buscando hasta el último grano de arroz escondido.
Al cabo, el administrador regresó con sonrisa de zorro entrando en gallinero. Mucho mejor, dijo. Casi al noventa y nueve por ciento. Aunque lo ideal según las ordenanzas municipales, añadió con recochineo, es que no queden a la vista papeles en absoluto. En todo caso, no debe haber ni un solo papel ni libro en el suelo, ni tampoco sobresalir de las mesas ni estantes. Los bomberos, ya sabe. La normativa y todo eso. Haré otra inspección en tres meses; y por supuesto, espero que sea la última.
En cuanto a lo de la auditoría energética que usted reclamaba para el edificio, desde luego, no hay ningún problema. Aquí somos tan ecológicos como el que más. ¿No le parece? Así que cuando quiera me llama, oiga. Y discutimos el asunto.
ARTURO PEREZ REVERTE
ecologista ecologizado
Genial, como siempre Don Arturo. El chiste es muy adecuado para una policía como la catalana, a cuyo frente se puso a un ecologista-okupa que acabó por minar la moral de todo el cuerpo.
ResponderEliminarNo me extraña nada que el amigo ecologista de Reverte se volviera hasta antiverde, y lo arrepentido que estaría por su "brillante" idea de revisar la estructura energética del edificio.
ResponderEliminarSi el inspector ese viniese a mi casa se echaba las manos a la cabeza y se volvería loco, pues tengo una pequeña habitación llena de estanterías con cientos de libros y el suelo sembrado de rimeros y rimeros de periódicos. Son las cosas de mi marido que acumula periódicos del año que le pidas.
Y si entrara en mi cocina, aunque esté muy limpia, no sé cómo me las apaño pero siempre que preparo sopa para cenar, al día siguiente aparecen fideos finos por toda la encimera.
Muy bueno e irónico el artículo de Reverte. En este país se nos está yendo la olla con tantas pijadas ecológicas, una cosa es respetar el medio ambiente y otra no saber en qué contenedor echar las mondas de una naranja.
Saludos.
REINHARD
ResponderEliminarNo sabía eso de lo del jefe de los Mossos pero les va como anillo al dedo.
Reverte siempre acierta en encontrar las jilipolleces de las Administraciones, y las tontadas de tanto tonto suelto.
ELENA
ResponderEliminarSeguro que el ecologista neoyorkino ese se ha olvidado de sus manías ecologistas para los restos.
No vayas diciendo como tienes la casa porque los de esa Junta que os gobierna, con tal de sacar dinero, son capaces de crear algo parecido a lo que cuenta Reverte.
Como comentas, en este país y en muchos otros se les ha ido la olla por el agujero negro espacial hace bastante tiempo, empezando por esa colección de ecolobobos que ahora están haciendo campañas antinucleares a cuenta de Japón. Como si un terremoto que ha movido el eje de la Tierra se diera por Vilanova i La Geltrú y por Cabra cada dos días.
Enorme Reverte. Eso es lo que había que hacer con todos los piji-progres, ni-nis e hijos de papa socialistas y varios, así se les iba a ir quitando la tontería e cuerpo...algunos son muy ecologistas pero cogen el coche hasta para ir a comprar el pan, eso sí, luego comen ensalada, integral y van a las "manis" desnudos y pintados de rojo contra las corridas de toros...
ResponderEliminarUn saludo.
CAROLVS II
ResponderEliminarMuy bueno lo de la explicación de los ecologistas o niños de papá e izquierdistas.
Recomiendan no tomar medicinas y sustituirlas por hierbas pero en cuanto les duele algo vuelan a todo meter a New York a mirarse.
Ahora les toca gritar y hacer ruído con lo de la central NUCLEAR de Fukushima Dai-ichi, para evitar que se instalen aquí.
Si llega a haber un terremoto de ese calibre en donde se hallan los milinillos de viento para crear electricidad, no habría quedado ni el recuerdo de los molinillos.
Muy bueno el artículo. Me gusta como al que mas cuidar el ambiente, me jode ver basura por el campo, creo en cuidar el medio ambiente, reciclar, cuidar el consumo de agua ,etc... pero señores, no soporto a los ecologistas; practicamente puedo decir que los odio.
ResponderEliminarDiré más, los considero copartícipes en la muerte de millones de seres humano, en base a las políticas que obligan a aceptar a países tercermundistas.
Y con esto de la central de Fukushima, lo que no vamos a tener que oir de la energia nuclear.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarA mi entender todos esos ecologistos profesionales son unos farsantes que rentabilizan muy beneficiosamente sus actividades.
Comenzando por la banda de piratas que son los de GREENPEACE.
Hablando de lo que se nos viene encima acerca de la nuclear, ayer mismo, en un blog que sólo publica ¿poesía?, se publicó un alegato contra nuclear de lo más demagógico y yo comenté, di mi opinión, y dije que teníamos dos opciones:
ResponderEliminar-nuclear y seguir con nuestra vida, o
-volver al burro, apagar teléfonos y encender velas.
Pues bien, lejos de contestarme en su blog, la chica en cuestión se vino al callejón y bajo un post de los míos que nada tiene que ver con políticas ni actualidad me vino a decir que no estaba de acuerdo con el comentario que le había dejado en su post.
Se lo publiqué para que no pensara que yo le censuraba el comentario pero le dije que no era el sitio para contestarme, que lo tenía que haber hecho bajo su post antinuclear y no en el callejón bajo un post sobre sentimientos.
Volví a su blog a ver si me había contestado allí y mira por dónde, el post había desaparecido con los comentarios incluídos.
Eso es lo que entienden estos progres sobre libertad de expresión. Son demagogos hasta el aburrimiento.
No tuve otra opción, borré en mi blog el exsabrupto de la chica y mi contestación para evitar a quien leyera el desconcierto y la extrañeza ante los comentarios.
Elena, yo ando estos días discutiendo con antinucleares por todo esto. La irracionalidad de la gente es pasmosa, me recuerda al miedo a volar.
ResponderEliminarSeñor Ogro, Tellagorri decía que no merece la pena enredarse en estas discusiones que no llevan a ningún lado. Decía que discutir sobre lo obvio era perder el tiempo y los nervios.
ResponderEliminarEso es lo que estamos haciendo, discutir en vano porque con esta charpa de intolerantes demagogos no hay razón lógica que acepten, antes que dar la razón mueren en el debate.
Lo que me pasó ayer es esperpéntico, la chica pretende que le digamos cosas tipo "qué razón tienes" o "qué bien escribes", cuando alguien, en este caso yo, le comentó de forma contraria a lo que exponía, se cabrea conmigo y viene a mi blog echa una fiera.
Oye chica, sigue con tus poesías de chichinabo y no te metas en otros temas más políticos si no quieres que la gente te comente cosas que no te gustan.
Un saludo Sr. Ogro.
ELENA Y SEÑOR OGRO
ResponderEliminarEs una vergüenza el estado de fanatismo carente de recionalidad que han adquirido los ecologistas y en particular los antinucleares.
Si Tella dijo que no merece la pena de discutir sobre lo OBVIO, está claro que sabe lo que dice porque los amigos de las "creencias inculcadas" jamás utilizan la razón.
Hoy voy a publicar un artículo sobre la central nuclear esa de Japón y que lo ha escrito uno de los mejores Físicos Nucleares de España.
En primer lugar, un buen post Sr.Zirauqui, en segundo lugar, Genial Perez Reverte, en tercer lugar, me gustaría que hubiera un debate mundial sobre los pros y contras de la energía nuclear, sin esconder nada, a calzón caído, poniendo cifras encima de la mesa, diciendo cuando se embolsa el canalla de Al Gore, cuando dinero se llevan los ecologistas de Greenpeace, y cual ha sido su aportación a la investigación de I+D para suplir los combustibles fosiles, cuando dinero se gastan los gobiernos en investigar energías alternativas y su proyecto vital, seguridad y viabilidad de la energía nuclear, costos y rendimientos.Pues bien, creo que se despejarían muchas incógnitas y a todos estos ecologetas decirles que se van a morir igual, da lo mismo que sea por una explosión nuclear que fumandose un canuto en el campo, así que no se quejen tanto que también se extinguieron los dinosaurios y eran mas fuertes que nosotros.
ResponderEliminarUn saludo
MANUEL
ResponderEliminarNo lo admitirían nunva los ecolobobos porque llevan todas las de perder. Lo suyo es un camuflaje a la ideología subyacente : el marxismo y anti-capitalismo.
Subrayo, como hacía Tella, su magnífico párrafo =
un debate mundial sobre los pros y contras de la energía nuclear, sin esconder nada, a calzón caído, poniendo cifras encima de la mesa, diciendo cuando se embolsa el canalla de Al Gore, cuando dinero se llevan los ecologistas de Greenpeace, y cual ha sido su aportación a la investigación de I+D para suplir los combustibles fosiles, cuando dinero se gastan los gobiernos en investigar energías alternativas y su proyecto vital, seguridad y viabilidad de la energía nuclear, costos y rendimientos
Lo que necesitamos son políticos valiente y que no tengan miedo a decir la verdad, basta ya de tanto "políticamente correcto" y las cosas se dicen como son, no como les gustarían que sean.
ResponderEliminarSin la energía nuclear volveríamos a las cavernas y me gustaría ver las casa de esos ecologetas a ver CUANTO de ecologistas son.
UNA MENTIRA TRAS OTRA LLEVA A LOS ECOLOGETAS.