28 febrero 2011

Jorge VI de Inglaterra y su peli

A cuenta de la película nominada a los Oscars, "El discurso del Rey", toca hablar un poco de aquel personaje.

La abdicación de su hermano para casarse con W. Simpson le hizo rey y a su esposa Elizabeth, reina.

A principios de febrero de 1952 los noticieros cinematográficos proyectaron un fragmento emocionante del despido por el rey Jorge VI de su hija Isabel y su marido, Felipe de Edimburgo, al marcharse la joven pareja a efectuar una gira por la Commonwealth. El rey, sin sombrero para el viento frío de la pista del aeropuerto, parecía triste y algo demacrado, como resultado de la intervención quirúrgica que recientemente le había extirpado el pulmón derecho, afectado por un cáncer.

Aún más tristes son las tomas cinematográficas de la vuelta del avión poco después del 6 de febrero, día del fallecimiento del rey. Isabel, ahora reina, de luto, baja la escalerilla. Espera  la llegada del tren especial que trae el ataúd a Londres desde la finca real de Sandringham, donde murió el rey a la edad de 56 años.

Jorge VI, de nombre Alberto y conocido por sus íntimos como Bertie, nació en 1895, segundo hijo de Jorge V, quien le concedió el título de duque de York.

Desde su infancia dio prueba de dificultades verbales y de un marcado tartamudeo. Carente de dotes intelectuales, se graduó el último de su clase en la academia de Marina y subió al altar con Elizabeth Bowes-Lyon, de familia aristócrata escocesa, con la cual tuvo dos hijas, Isabel, actual reina, y Margarita Rosa, que falleció unas semanas antes que su centenaria madre.

Los duques de York tenían gustos muy diferentes de los del príncipe de Gales, David, quien adoptaría el nombre de Eduardo VIII al suceder a su padre en enero de 1936.
Bertie y Elizabeth preferían la vida tranquila de familia. A Bertie no se le había conocido amantes, en contraste con las mujeres casadas, mayores que él, que David había frecuentado. Pero de repente, la vida de los duques de York tuvo que cambiar porque en diciembre de 1936 Eduardo VIII renunció al trono para poder casarse con la dos veces divorciada norteamericana Wallis Simpson. De sopetón, Bertie se convertía en sucesor y subía al trono como Jorge VI.

La nueva reina temía que su marido no fuese capaz psicológicamente de cumplir con las obligaciones de ser rey. Como mero hermano del rey, Bertie hubiera podido evitar los actos públicos donde tendría que pronunciar discursos. Como rey, y con el nuevo medio de la radio que permitía que la nación entera le escuchara, el tartamudeo sería catastrófico.

Mejor dicho, lo hubiera sido sin la ayuda de Lionel Logue, un australiano sin título experto en restaurar el habla a soldados enmudecidos por choque psicológico en la guerra de 1914-1918.

Nadie niega que el duque de York padeciese dificultades probablemente psicogénicas. Ahora bien, aunque ese tartamudeo le creó problemas desde su infancia, la escena bochornosa del discurso que pronunció en la Exposición Imperial de Wembley, en octubre de 1925, resultó demoledora.

Pero lo que los críticos de El discurso del Rey han traído a colación ahora es bastante más grave: vincular a Jorge VI con el nazismo y el antisemitismo, aquel aspecto de Eduardo VIII que más misterios encierra todavía, pues adoraba a Alemania, país donde los Windsor tenían un enjambre de familiares. Ahora bien, el odio hacia Alemania que sentía la mujer de Jorge VI (Elizabeth Bowes-Lyon había perdido a un  hermano en la guerra de 1914-1918), era más que suficiente para evitar que ella y Jorge VI se permitieran la clase de viaje apoteósico que el hermano, Eduardo, hizo en 1937 a la Alemania nazi.

Y segundo y más grave, que el rey mantenía contactos secretos con Alemania durante la contienda.


No es nueva la noticia de que Jorge VI estaba a favor de las medidas de apaciguamiento asociadas con Chamberlain, presidente del Gobierno, a quien el rey felicitó efusivamente por lo que la mayoría de la población consideraba su triunfo al firmar un acuerdo con Hitler en Munich en septiembre de 1938.

También se ha sugerido que el vuelo secreto a Escocia de Rudolf Hess, segundo del führer, tuviese como fin contactar con el rey para que éste destituyese a Churchill y abriera conversaciones con Alemania. El vuelo de Hess tuvo lugar la noche del 10 de mayo de 1941, y no cuando parecía más probable que Inglaterra pediría un armisticio a Alemania, es decir, al final de mayo de 1940 cuando, siguiendo órdenes de Hitler, las huestes alemanas hicieron un alto, pese a que hubieran podido destruir lo que quedaba del ejército inglés, que estaba esperando ser evacuado de las playas de Dunquerque.

No es inverosímil que Hess, con aquella incapacidad de conprender la sociedad inglesa que caracterizaba a los nazis, los cuales no hicieron caso de lo  que les decían sus representantes diplomáticos, creyera que, acercándose al rey, éste destituiría enseguida a Churchill y buscara un acuerdo con Alemania.

No sé yo si el Borbón de aquí no está también aliado con los que imponen sus gobiernos a base de golpes de Estado. Estos reyes no son ninguno muy fiables.

Tellagorri



17 comentarios:

  1. Aliado, lo que se dice aliado, no lo sé.
    Tal vez liado, que no confundido.
    Pero hablando se entiende la gente.

    (Y otro viaje a Arabia Saudí, y otro desplante del primo Mohammed, y otro oso borracho ante el punto de mira...).

    Está claro que puestos a confiar habrá que hacerlo en Papá Noel o el Ratoncito Pérez, porque lo que es en los Reyes...

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  2. Afortunadamente las dotes de Hitler como estratega militar dejaban mucho que desear. La órden de alto en Dunkerque, cuando no solamente hubieran destruído el ejército británico, si no que hubieran podido invadir las islas sin dificultad y la órden de atacar a sus aliados soviéticos, fueron errores garrafales del führer.
    Ciertamente, tuvimos mucha suerte.
    De los reyes, me quedo con el del ajedrez.

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  3. Tartamudo sí, con problemas psicogenéticos quizás, pero de ahí a ser "subnormal" o coquetear con los nazis es absolutamente improbable. Una cosa son los juegos de la diplomacia para buscar una solución al conflicto y otra que hubiese afinidades. Jorge VI a pesar del "patético" discurso en la Exposición Imperial es más recordado por el legendario discurso, a la altura del de Churchill y su "our finest hour", en el que hablabla a su pueblo en defensa de su cultura y contra el nazismo.

    Los reyes, ya sea Jorge VI, Juan Carlos I o la reina de Holanda también durante la IIGM, se han demostrado hasta el día de hoy, como los únicos capaces de unir a la nación en los más difíciles y graves momentos. Un rey para un país monárquicos, en una situación de guerra o como decía de otro tipo de gravedad, se convierten en una especie de bandera y orgullo para su pueblo que ven reflejados en ellos a la nación entera.

    Un saludo.

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  4. ASPI
    La matización está bien. Y respecto a confiar en una manarquía, me apunto a la que inventó Franquito que decía :"España es un reino pero sin rey".

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  5. BWANA
    Sí, Adolfín no era un lince en estrategias conquistadoras y ya demostró ser el predecesor y maestro de Muamar el de Libia.

    Bueno ya "semos" tres lo que preferimos un rey de madera o de marfil, o de cartón.

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  6. CAROLVS
    Te ha quedado muy bonito el discurso TEÓRICO pero ese está ya bastante trasnochado, y respeto tus preferencias poolíticas.

    El Rey de Bélgica, estando el país ocupado por alemanes, compadreó con los nazis, por lo que tras la Guerra hubo de dimitir. El Duque de Windsor o ex Eduardo VII era un asiduo de las fiestas en embajadas de los nazis y nunca le permitieron volver al país. Su hermanito también se dejaba querer por los del otro lado, el Jorge VI, pero afortunadamente no pintaba nada en la dirección de la Guerra.
    Ya en la primera Guerra Mundial los tres primos traicionaban a sus respectivos pueblos cartéandose ntre sí, mientras rusos, alemanes e ingleses morían a cientos de miles en las trincheras.
    Nuestro Don Juan, aspirante a ser Juan III ha quedado demostrado que era un gran simpatizante de la causa nazi y buscó su apoyo para ser rey. Luego se unió a Lord Mounbaten para hacer el papel contrario. Menos fiable que un Rubalcaba en noche de sábado o de elecciones.

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  7. El caso belga no lo conozco y, por tanto, no puedo opinar...pero sí el de Inglaterra y sé de primera mano que en aquel país una de las razones por las que la familia real es tenida en tan alta estima es precisamente su actuación durante la IIGM, durante la cual permanecieron en Londres sufriendo los bombardeos nazis en vez de huir a Canadá como le pedían los altos mandos, entre ellos Churchill...lo de don Juan son las primeras noticias al respecto, pero me parece raro teniendo en cuenta la amistad de Adolfito y Benito con Paquito, que como todos sabemos no tragaba a don Juan...de la reunión de los monarcas durante la IGM en obvio que hubo contactos entre ellos con el objetivo de alcanzar la paz al igual que los había siempre habido en anteriores guerras entre los diversos monarcas reinantes, recordemos que en aquel entonces las monarquías seguían siendo reinantes y no sólo representativas...

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  8. Poco antes del 23F, el Rey fué abucheado en Vascongadas, en una época en la que ETA se empleaba a fondo. Cuando una persona poco valiente tiene miedo se alía hasta con el demonio. Pero es solo un suponer.

    En España la monarquía no ha evitado la desvertebración del Estado, eso es evidente.

    Creo que los reyes son figuras obsoletas hoy en día, que al final todos los reyes se integran en la estrutura del poder y al final forman parte de dicha estructura, por lo que tienden a beneficiarse ellos mismos y pasan de mediar o de levantar siquiera la voz aunque las injusticias y la corrupción sean evidentes hasta para un tonto.

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  9. Los franceses cortaron por lo sano con el problema de la monarquia.

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  10. No esta mal, aquel viaje de Rudolf Hess a Inglaterra, dicen que para negociar la paz, otros que para entrevistarse con este tartamudo que era germanofilo al parecer y de paso, sentar las bases para que Eduardo fuera coronado rey de Inglaterra y los alemanes ganarse un aliado, pues en la alta sociedad inglesa había mucho nazi camuflado, lo que pasa es que algo salio mal, y Rudolf Hess fue detenido; alguna traición oculta se fraguo desde el contacto que tuvieron para la reunión y el aterrizaje del lugarteniente de Hitler el 10 de Mayo del 41; otro de los misterios que tendrán que pasar años para que sea desclasificado.
    Un saludo

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  11. Yo creo que más que germánofilos los ingleses eran muy listo que consiguieron engañar a Hess y hacerle venir hasta la boca del lobo, probablemente una excelente estrategia del servicio de espionaje british y no una casualidad...los ingleses siempre se han creido el ombligo del mundo y más en aquella época del British Empire como para someterse a los dictados de un maleducado alemán bajito y con bigote tan alejado del ideal de gentleman inglés...

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  12. DOÑA CANDELA
    Crees bien lo que crees. En España el rey no ha hecho absoutamente nada de nada para evitar la desestructuración del Estado y nunca ha representado a los españoles como tales porque ya sabemos que sabe muy bien representar lo que haga falta para sus propios intereses particulares.

    El borbón jamás ha movido un dedo para indicar al gobierno de turno la deriva que suponen muchas de las medidas tomadas, como lo del Estatut catalufo. E incluso tampoco se ha interesado mucho tratando de aparentar porque ni siquiera ha acudido a numerosos funerales de militares muertos en Afganistan o en una explosión de minas.

    Es una garrapata colocada ahí para ir sacando beneficios para sí y su familia.

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  13. DON MANUEL
    En efecto, toda aquella operación de Hess no era una puesta en escena de un loco, tal como se ha publicado numerosas veces por los monárquicos.

    Hess sabía muy bien lo que se hacía, y como comenta Ud., una parte de la aristocracia, como siempre, estaba traicionando al pueblo inglés. Menos mal que allí mandaba Churchill y no era nada fácil engañar a quien también lo era y los conocía muy bien.

    En España sucedía lo mismo : Juan de Borbón se mantenía en permanente contacto con los jerifaltes nazis, únicos que podían cargarse a Franquito, para instalar como en Bélgica un rey pro nazi en un país satélite y ocupado.

    Cuando la Guerra dió un vuelco, el Borbón se alió y pegó como una lapa al tío de la reina inglesa, Lord Mounbaten con el mismo objetivo. Lo único que le interesaba era SU PUESTO y mamandurria fuera cual fuera el color que resultara el gobierno de España.

    Los aliados conocían muy bien el paño y nunca hicieron caso a las intrigas del Borbón, que terminó aliándose con una plataforma política en la que también estaban Santiago Carrillo y Gonzalez.

    El que conoce muy bien todo ello es el cabrón más grande que ha parido este país y que se llama ANSON. Que también estaba en el ajo del 23_F.

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  14. RUFFIAN
    Más nos hubiera valido que los comuneros franceses hubiesen seguido de Fuenterabia e Irún para arriba y hubieran realizado la labor que habían hecho en La France.

    El gran error fue que quien subió fue Napo, pero lo auténtico necesario era una pasada por el molino revolucionario de los Comuneros y sus guillotinas.

    En Bayonne guillotinaron a los pocos fueristas franceses que pidieron un respeto a los viejos privilegios forales de la Baja Navarra, y los guillotinaron a todos, de forma que desde entonces nadie más desde Behobie hacia arriba ha vuelto a tener veleidades secesionistas.

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  15. CAROLVS
    En temas en que se aborda la realidad monárquica te dejas llevar por la imaginación y la fantasía al estilo Le Carré para justificar tus adhesiones, pero nunca eres objetivo en el asunto.

    Lo cual no opsta para que yo respete tu mentalidad al igual que respeto a quien me diga que es vegetariano.

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  16. No hombre no, todo lo contrario. Lo que intento es poner un poco de cordura ante las a veces, permítaseme la expresión, extravagante teorías conspiratorias...y porqué no decirlo: darle un poco de picante y vidilla al debate.

    saludos cordiales a todos (republicanos y monárquicos)

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  17. Si Tellagorri, en España es muy comun ser fuerte con los debiles y debil con los poderosos. Los franceses cortaron el problema monarquico por lo sano.

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