02 enero 2010

José Cousiñas y el agente Guitián


En la aldea de Terra-Cativa no hay industria, ni comercio, ni banca. Eso la sabe cualquiera.
Pero lo que no todos saben es que José Cousiñas tiene establecida allí una taberna de la que se surten tres feligresías. Las tabernas de las aldeas gallegas vienen a ser los Hipermercados de las ciudades, pero entre los pinos de las montañas. Se vende de todo y, lo que más, vino del Ribeiro en taciñas.

Posiblemente, dado que los españoles viajamos más al Caribe que a Galicia, se ignora también que en el concejo existe un guardia municipal: el señor Guitián.

¿Qué hace este único guardia municipal? Su biografía está envuelta en penumbra.
Un historiador concienzudo que no guste de hablar más que de hechos comprobados, sólo debe afirmar que al señor Guitián puede encontrársele a cualquier hora en la taberna de Cousiñas y entonces siempre habrá delante de él una taza de vino del Ribiero.

Al principio de su brillante carrera, el señor Guitián no bebía más que dos tazas de vino cada día. Ahora bebe docena y media. Es interesante conocer la historia de cómo se hizo esta envidiable fortuna.

Cierto día de fiesta, seguramente en honor de algún santo de cuyo nombre no puedo acordarme, los mozos bebieron tanto vino como sería necesario para hacer navegable al Manzanares haciendo con ello la felicidad de Cousiñas. Pero antes de pagar – esto ocurre siempre antes de pagar – se acometieron a palos unos a otros. Dos o tres cayeron malheridos; los demás huyeron.

Cuando Cousiñas recurrió al guardia para hacerse abonar el consumo, el guardia apuró el último sorbo de vino, se limpió con el dorso de la mano, comprobó con pena que habían quedado muchas gotas de Ribiero en sus frondosos bigotes y afirmó, mirando severamente al tabernero:

__No ha lugar.
__¿Qué quiere decir eso? – inquirió Cousiñas.
__Gobernar es transigir – explicó el señor Guitián; si yo intento que te paguen, se repite la contienda. Debo decirte, esto aparte, que no estoy muy seguro de que tu abominable aguardiente no haya tenido la culpa. ¿Qué aguardiente les diste?

__Marca “El Hospicio”
__No; yo así lo entiendo.

Tras la prueba. Llevó una copa. El señor Guitián la bebió.

__Hombre, Cousiñas, esto enloquece a un santo! Dame tres copas más, haz la prueba y verás como salgo haciendo eses para mi casa.

Cousiñas no hizo la prueba y no cobró.

Fue al día siguiente cuando Cousiñas se sentó junto a él tras servirle el vino. En la tienda no había nadie más. Los dos hombres liaron trabajosamente un cigarrillo.

__Con esto de la guerra – afirmó de pronto el tabernero- todo sube.

__Qué guerra? – preguntó el señor Guitián soplando la mecha del chisquero para aplicarla al cigarrillo.

__Cual va a ser, hombre, la de Corea.

__Claro, las guerras ya se sabe- concedió ambiguamente el guardia.

__El comercio – agregó el otro – tiene derecho a vivir.

__No digo que no – expuso cautelosamente el señor Guitián.

__Si no nos ayudamos los unos a los otros como Dios manda, pues… estamos perdidos. Por que uno, al fin…; a mí me gusta ganar lo mío; pero muchas veces me digo, dice: El señor Guitián no toma más que dos tazas de vino al día y seguramente le gustaría beber seis.
__Uno es un hombre – contestó el guardia con un deje filosófico. Y quien dice seis, dice doce. El señor Guitián alentó aquella suposición con un movimiento de cabeza.
__Tampoco le vendrían mal al señor Guitián veinte duros más cada mes para su bolsillo.

__Quien dice veinte, dice sesenta – deslizó el guardia sin parecer dar mayor importancia a la afirmación.

__ Digamos cuarenta… y… todos viviríamos.

Fumaron medio cigarrillo. El señor Guitián proclamó:
__Mi deber es proteger el comercio, Cousiñas. Sin comercio ¿qué sería de un país?
Y se estrecharon las manos.

Las tres feligresías donde cosechaba su clientela el tabernucho no dedujeron de este pacto grandes motivos de contentamiento.

He ahí el caso del señor Domingo.
El señor Domingo, apenas hubo llevado a sus labios su taza, aseguró que aquel líquido no pasaba de ser agua con anilina. Entonces, el señor Guitián, avanzó hacia él, apoyado en su grueso garrote.

__¿Te atreves a sostener esa afirmación en el juzgado? - preguntó
__ Yo, lo que digo…- balbució el aldeano. ¡Ah! No te atreves. __ ¡Ah, vamos! – repitió Cousiñas – No se atreve.
__¡Pues sí! – rugió el señor Domingo, exasperado.

El guardia dió un paso atrás. __ ¿Es que me gritas a mi? ¿Qué es eso? ¿Un desacato? ¿Un atentado?
__ Creo que es un atentado – opino melancólicamente el tabernero.

El señor Domingo recibió un garrotazo en la cabeza. Extravió los ojos, dio algún traspiés y cayó.

__Lo mismo que cuando está borracho– comentó Cousiñas.

__Lo mismo.

Dejáronle en la carretera. El tabernero dijo:

__Si al fin salió de aquí como todas las noches, en brazos, después de extraviar los ojos, de tambalearse y de caer, puede decir que ha conseguido su objeto sin gastar nada. Bien mirado, señor Guitián, el que pierde soy yo. ¿No le parece que debo apuntarle, como acostumbro, los cinco litros de vino necesarios para emborracharle?
__ Es muy justo - reconoció el guardia.

Una vez el señor Guitián detuvo en un camino a un vendedor que acudía con su carrito a trocar por dinero, en la romería de la patrona, sus rosquillas y sus embutidos en competencia con Cousiñas.

__¿Sabes que hay que pagar derechos de consumos?

__Si, señor; diez céntimos por cada diez rosquillas.

__ Oh, oh!... Espera un momento y no te precipites. ¿No has utilizado manteca en esas rosquillas? Pues has de pagar por la manteca. Seguramente las hiciste en moldes de metal. Paga por el metal. ¿Tienen azúcar? Paga por el azúcar. ¿Qué vistes cuado trabajas la masa? Un mandil de algodón, Paga por tejidos. ¿Tarareas mientras cuecen? Has de satisfacer derechos de autor de esa música. Total: Cinco duros por rosquilla.

El vendedor forastero dio la vuelta hacia su hogar con su carga. Cousiñas quedó libre de competencia.

__¿Y qué es toda esta historia pequeñita? – puede preguntarme el lector.

Y yo les diré:

Lector, toda esta historia pequeñita es la representación de la realidad de muchos políticos de primera fila que ostentan cargos de responsabilidad en la Administración del Estado, desde Ministros a asesores de los chóferes de los ministros, en la España actual.

Tellagorri



10 comentarios:

  1. Buen día!!!.
    Magnífica la historia, Tellagorri.
    Y corriendo, corriendo, te contesto. Ya se me hace tarde!!!.

    Lo que está claro es que sobran muchos funcionarios, Ministerios, Concejalías y sobre todo lo que sobra es más de un inoperante cargo político.


    Un abrazote!!!!!.

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  2. Gracias, LOLA, por el comentario a oesar de tus prisas.

    Sí, sobran funcionarios, pero sobran más los que exigen la MORDIDA para que el país funcione.

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  3. Tella, B R I L L A N T E

    La anécdota elevada a la enésima potencia = España.

    Y TODOS conocemos a alguien que en su ámbito obra como Dios (zp) manda.

    Vive Dios que gozamos en la democracia más brillante que hombres vieron

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  4. En definitiva la realidad es esa, un reguero al que se le van abriendo cauces para desviar el agua, y por donde pasa moja.

    Saludos.

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  5. Me has hecho recordar a mi vieja aldea, no por el municipal "cobrador del frac" sino por la taberna de los padrinos de mi hermana. Que era de todo, ademas de taberna, como bien dices, gracias por tan bonito recuerdo.


    Hoy, y sin que sirva de precendente estoy en desacuerdo con Isra (¡perdón!), ya que ZP no obra, ni puede obrar como Dios manda, por que nuestros "Amado Líder" es ÉL, EL UNICO DIOS, que sabe lo que nos conviene en todo momento y lugar, omnipotente y omnipresente siempre. Despues claro esta, aparecen en los pequeños (y no tan pequeños) pueblos de nuestra geografia, los secretarios y trabajadores municipales, autenticos recaudadores de las prebendas del cacique. Como me gusta recordarme a veces a mi mismo y decía mi "admirado" Manoliño (cacique de Villalba), Spain is different!. Pues eso...

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  6. ¡Menuda manera de entender el libre comercio del señor Guitián!
    Y buena metáfora para explicar el funcionamiento de nuestras administraciones y políticos.

    Creo que el señor guardia puede ser el término imaginario de la metáfora, y el señor ZP el término real. "To el mundo fuera, que esto lo arreglo yo".
    No sé si me he ido por los cerros de Úbeda, jeje.

    Un abrazo.

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  7. Hay cosas que no cambian nunca en este pais con los politicos:!ANSIAS SON UNOS ANSIAS!!.

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  8. Siento no comentarle tanto como le leo. Tiene una magnífica bitácora y este artículo es una prueba más de ello.

    Un saludo

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  9. Esas historias, son las que deberian leer mas de un imbécil que se cree algo, por tener un cargo.
    Saludos.

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  10. Mandan en las instituciones oficiales, en las empresas públicas, en las cajas de ahorros donde se reparten los dineros, en las asociaciones de todo tipo: sindicales, empresariales, vecinales...

    Yo los he visto en la costa, cuarentones muy bien trajeados acompañados de jóvenes fornidos y coches de lujos entrar en un chiringuito a comer los mejores manjares de tierra y mar, algunos se han tenido que ir por donde han venido porque el tabernero sólo tenía tinto de verano, encima se iban mosqueados, sin echar una mirada a la playa llena de gentes comiento tortilla de patatas y filetes empanados llenos de arena y sus neveras llenas de bebidas frescas.

    Feliz "entrada" de Año Tellagorri, siempre al pié del cañón.

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