08 octubre 2009

La general pescanova


Estoy con la ministra de Defensa. Hasta la muerte. A mí tampoco me parece bien que nuestros pesqueros en el Índico lleven a bordo soldados españoles que los defiendan de los piratas.

Otros países, como Francia, sí lo hacen; pero todo el mundo sabe que los franceses son unos fascistas de toda la vida, y les gusta mucho darle al gatillo, como si estuvieran siempre en Dien Bien Fú. Unos peliculeros fantasmas, es lo que son.

Nada que ver con la sobria serenidad española. Además, como muchos gabachos salen rubios, desprecian a los subsaharianos afroamericanos de color y no les importa darles matarile sin complejos; como cuando pillaron a aquellos pobres somalíes que sólo disparaban y secuestraban para ganarse la vida, los pobres, y les dieron las suyas y las del pulpo, en vez de pagar humanitariamente el rescate, como hicimos nosotros, y hasta luego Lucas.

Pero España, no. Aquí las fuerzas armadas las tenemos para otras cosas. Para combatir seis horas bajo fuego de morteros en Afganistán, por ejemplo, y que luego la ministra del ramo sostenga, mirándote con firmeza castrense a los ojos, que aquello no es misión de guerra, sino actuación humanitaria de paz cuyas reglas de confrontación, según los protocolos coyunturales intrínsecos, requieren cierta esporádica contundencia.

Por eso allí al enemigo no se le llama enemigo, sino elemento incontrolado. O como mucho, cuando la ministra va a hacerse alguna foto y abrir telediario, diablillos traviesos y picaruelos gamberretes. Talibancillos díscolos que con una pizca más de democracia occidental serán pronto ciudadanos de provecho, con crédito en el banco y barbacoa los domingos.

Por su parte, los soldados que patrullan cada día jugándose los aparejos los llaman de otra forma. De hijoputas para arriba. Pero, cuando eso ocurre, la ministra no está allí pegando tiros y comiéndose el marrón. Comprendámosla. Está aquí, y no lo oye.

En cuanto a los pesqueros, ya digo. La ministra de Defensa (un día tengo que averiguar, por curiosidad, qué es lo que defiende, exactamente ) ha dicho a los armadores que, si sus barcos quieren seguridad, pesquen en grupo, todos amontonados en el mismo sitio.

De ello puede deducirse que no tiene ni remota idea de lo que es un pesquero faenando, pero eso no altera el concepto básico. Y el concepto indiscutible es que habrá, desde luego, más seguridad si los diecisiete atuneros españoles se quedan todos juntos en el mismo sitio, borda con borda, que si andan por ahí dispersos, a la buena de Dios, estropeando el dispositivo chachi que los protege.

Que luego pesquen o no pesquen es lo de menos, porque por encima de esos detalles está el de la securitas, securitatis. Y si además se amarran unos a otros y ponen en el centro del paquete a la fragata Canarias, perfecto. Más seguros, imposible.

A ver qué pirata se lleva por el morro un barco trincado de esa forma. Luego igual tocan a un atún por barco o vuelven todos a puerto con las bodegas vacías; pero, eso sí, protegidos de cojones. Lo que hace falta, como ven, es más voluntad constructiva, más ideas y menos demagogia.

Respecto al personal protector, tres cuartos de lo mismo. Dice la ministra, con buen juicio, que de soldados nada. Que los barcos lleven guardias de empresas privadas, si quieren.

Al principio era sólo con porras, esposas y cosas así. Perfil bajo. Discreto. Pero en vista de las protestas de los armadores (otros fascistas que te rilas ) el ministerio ha dicho bueeeno, vale. Transijo por esta vez. Ahora los autoriza a llevar escopetas.

Fusiles de largo alcance, ha dicho alguien, como si los hubiera de corto. Es verdad que, frente a los RPG y las armas automáticas de los piratillas traviesos, eso no sirve para nada. Para ese tipo de zafarranchos hay que estar al día en el asunto del bang, bang. Como la infantería de Marina, por ejemplo, que toca esa tecla desde antes de Lepanto (otra operación contra piratas, por cierto), y cuyo propio nombre lo indica.

Pero oigan. Es lo que hay. Si los seguratas no dan la talla, que los pesqueros se gasten la pasta contratando a mercenarios con experiencia bélica, como Bush en Iraq, y allá se las compongan. Y si no, que abanderen los barcos en Francia.

También la ministra tiene derecho a dormir tranquila, conciliando el sueño; y sólo imaginar que un soldado español se cargue a un negro anémico, aunque el tostado lleve un bazooka al hombro, se lo quita. Se le abren sus carnes morenas.

A ver qué iban a decir los periódicos y algunas oenegés al día siguiente, al enterarse de que el soldado Atahualpa Fernández, natural de Lima, y la cabo Vanesa Pérez, de San Fernando, infantes de marina de la Armada española destacados en el atunero Josu Ternera, le habían metido un par de cargadores de HK calibre 5,56 entre pecho y espalda a un somalí flaco y desnutrido que, para poder comer caliente y sin otra opción en la vida perra, no tenía más remedio que tirar cebollazos de lanzagranadas contra el puente del pesquero. La criatura.

ARTURO PÉREZ-REVERTE




6 comentarios:

  1. Excelente artículo, aunque yo me quedo con las palabras que le dediaba jose Luis de Valero en su último video, a las cosas hay que llamarlas por su nombre, y está claro que la ministra es una cosa.
    Saludos

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  2. lo mas inquietante es que este Gobierno dice que " la culpa es de los pescadores por salirse de la zona de seguridad y que no podían protegerlos " pero vamos a ver , si el ejercito español no protege a los españoles ¿ quien co.. va a hacerlo ? respecto a lo que defiende la sra. ministra , un político catalan dijo hace tiempo algo asi como " que se metan a España por su pu.. cu.. " y la sra. ministra no tuvo mejor ocurrencia que decir " esa persona creo que somos todos " supongo que asi podras hacerte una idea de lo que realmenre defiende...

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  3. CABALLERO ZP

    Sí la definición de José Luís es más VÁLIDA, de valer, de Valero, y es ESA COSA.

    RIDDICK

    Bienvenido al Blog después de tanto tiempo. Saludos cordiales

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  4. Y todavía nos sorprendemos de la incongruencia y la incapacidad manifiesta de nuestro, nunca suficientemente amado, gobierno.

    Viendo los anuncios del ejercito se te cae la cara de vergüenza al suelo, en lugar de salir diciendo, tenemos tantos tanques, tantos misiles (más que nada para bajarle los humos al bujarrón marroquí) y nuestros soldados le han volado la tapa de los sesos a centenares de terroristas.... NO, hemos llevado agua a las aldeas, hemos jugado al fútbol con los futuros terroristas, hemos plantado rosales y les hemos dado una sonrisa todas las mañanas.

    En la guerra se muere pero para no morir hay que matar

    Somos el hazmerreír, un ejército con tirachinas que a la menor ocasión sale por patas... lo mejor es ir dando pistas a posibles enemigos.

    Cuando veo al ejército francés, al británico o al yanqui siento una envidia tremenda de lo orgullosos que pueden levantar la cabeza sus compatriotas.

    Creo que en el desfile del 12 de octubre van a salir una brigada ligera del punto de cruz y una división de papiroflexia

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  5. El dia menos pensao nos encontramos con que nos han secuestrao una fragata...
    -!Mi capitán!...!Que los filibusteros nos abordan por el estribor!...¿Que hasemo? ¿Disparamo?...
    -!Ni se le ocurra!...!Seria una respuestta desproporsioná que haria subís la tensión en la sona hasta nivele desconsejable e improsedente!...
    -!Mi capitán!...!Que uno de lo negracos me amenasa con su arma naturás biológica...!Asutta el calibre que gasta!...!Espero de inmediato instrucsiones!...
    -!Me cagon dio! !La puta ministra!... !Puto Zapatero!...
    -!Ayy!...!Ayyy!...!Que dolós!...
    -¿Que ocurre marinero?...
    -!Na, mi cápitán !El cabo Lopes que está contribuyendo con su culo a la causa gubernamentás de la pas!...
    -!Dios que pais!...!Yo deserto!


    -

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  6. ISRA y CHARNEGUET

    Pobres soldados y pobres militares de Academia que han terminado siendo menos que las Damas de la Cruz Roja.

    Conociendo la mentalidad de los tenientes, capitanes y comandantes de Infanteria (que son los que dan el callo), me los imagino jugando a la ONCE todos los días para ver de dejar la plaza y dedicarse a vender enciclopedias.

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