19 junio 2009

La derecha española del PP carece de BRÚJULA


Resulta curioso que un sector representativo del "centro", ese espacio donde debería reinar la moderación y la templanza, esté compuesto de personas con problemas de distorsión cognitiva, por así decirlo. Pero así son las cosas. Los seres humanos, en particular los modernos, nos creemos racionales y llevamos a la espalda más prejuicios que un campesino medieval. Hay quien ve un crucifijo y no puede dejar de santiguarse, como nuestros pasados habrían hecho ante una blasfemia.

Se dirá que el motivo fundamental de la existencia de esta franja un poco lunática es la ausencia de un modelo cultural ajeno al progresismo, debida a su vez a la incapacidad de la derecha política para apoyar y ofrecer una alternativa ideológica a la hegemonía progresista.

En lo sustancial, este problema consiste en la reacción automática que suscitan ciertas imágenes o ciertos hechos. Basta con que quienes forman parte de este sector sospechen que una propuesta está apoyada por instituciones como la Iglesia, o que tenga una justificación religiosa, por ejemplo, para que lo descarten sin más.

Así es como las grandes manifestaciones anti-ZP de la pasada legislatura habrían contribuido a desmovilizar el voto centrista. El Partido Popular ha creído encontrar la solución embarcándose en un nuevo viaje hacia el centro.

Desde las elecciones ,
se ha propuesto evitar a toda costa que se le pueda identificar con aquello que provoca la alergia inmediata de ese sector "progresista" cuyos votos corteja.

Los políticos tienen que bregar con realidades y ese es el estado de una parte importante de la opinión pública española.
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Y las realidades son que hoy las ideologias que el ciudadano europeo profesa son muy similares a las de los estadounidenses : buena economía, buena protección social (centros sanitarios públicos buenos, justas pensiones a los jubilados, atención a los perseguidos por terrorismo, etc. etc.), que los tribunales sean efectivos y ajenos a la política, que los chanchullos y mangancias de las clases políticas sean castigados de forma similar a la de los delitos de homicidio para cortar por la sano, que el dinero de los contribuyentes no se dilapide en fantasias y subvenciones a vagos y dilectantes, y que en resumen se busque el bienestar de los votantes y no el de los políticos.

El PP corre el riesgo de perder los votos que parece creer asegurados, los de la derecha social y cultural que puede sentirse huérfana e incluso traicionada.

Y nadie garantiza al PP que consiga a cambio ese voto de centro que pide, antes que nada, una alternativa clara al delirio de Rodríguez Zapatero.
De seguir cultivando la ambigüedad y la indefinición, parece difícil que el PP consiga atraer a esos votantes que buscan, justamente, claridad y rigor.

Desde el advenimiento de Zapatero, hemos importado la dictadura de la corrección política con décadas de retraso, pero sin ahorrarnos ni uno de sus rasgos más ridículos. Al contrario, como parvenus que son, nuestros políticos exacerban el celo vigilante y no se salvan de él ni las croquetas.
Y mucho menos el humor. El humor no es eximente; es más, está proscrito. En las bromas y en los chistes afloran con especial descaro esos erróneos modos de pensar que se propone erradicar de la mente colectiva un puritanismo de izquierdas, que ha encontrado aquí partidarios en la derecha. La tontería es contagiosa.

Las croquetas, ese producto tradicional, útil y familiar, han dejado de ser políticamente neutras. Ahora, puede resultar degradante hacerlas. Todo depende de quién las eche en la sartén. Si es "mi Puri", como ocurrió en ese spot del "Gobierno de España" que quisieron censurar las del Pepé en base a su feminazismo ejerciente (copiando a las Pajín y compañía) , se contribuye a perpetuar un horrible estereotipo. A quién se le puede ocurrir algo tan socialmente dañino cómo relacionar a la mujer con la cocina. Eso es anatema, señores.

"Probes", "probes" politiquillos en busca de la mantequilla sin disponer antes de tostada en donde untarla.

Por Tellagorri

Orio

4 comentarios:

  1. Sí.


    La verdad, a estas alturas no sé como alguien puede de verdad creerse que el PP es un partido centrista, porque a mí, desde luego, no me lo parece.

    Ya he dejado bastantes veces cual es, a mi parecer el único partido verdaderamente centrista en la política de este país.

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  2. Gracias VASCO ANÓNIMO por la visita.

    Un cordial saludo

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  3. Brujula perdida,mapa no tiene,se termina el agua y no sabe si quedan alimentos.
    Pues sera culpa del capitan que ese barco no llegue a puerto.



    Grandioso como siempre.

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  4. Empezaré haciendo amigos, Rajoy fuera YA. Este hombre arruina al pp, y lo peor es lo que viene detrás.

    Hablas de alternativa ideológica, sería bien sencilla: esfuerzo, familia y mercado, simplemente.

    Y si tienes miedo a que por ello te llamen facha o fascista te vas, te lo van a llamar igualmente.

    El PP falla en intentar escorarse, ya no al centro sino ligeramente a la izquierda (yo creo que en política el centro no existe), piensan que de ese modo conseguirán arañarle algunos votos al psoe, inocentes, ese voto nunca se irá a la derechona (que es como lo ven) y encima conseguirán que sus incondiconales les retiren su apoyo.

    Hay que perder el miedo a presentarse como lo que son, de derechas, liberales ... facha te lo van a llamar de todas maneras.

    Con la que está cayendo, a Aznar habría sido imposible soltarle de la pierna de ZP, lo engancha y no lo suelta, Rajoy sin embargo, un día de estos, le invita a té con pastitas (no vaya a ser que pierda su puestecito de Jefe de la Oposición, vamos, con lo que viste en una tarjeta de visita ese cargo)

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