17 marzo 2009

LAS TRES GARGANTAS en China


Los chinos nos envian a sus chinitas en adopción a España, pero a los niños los cuidan muy bien porque los necesitan para construir sus inmensas presas hidraúlicas.

Incluso para un país acostumbrado a las obras faraónicas, el proyecto para desviar parte del caudal del río Yangtzé a las sedientas ciudades del norte de China será el más ambicioso de todos cuantos se han acometido hasta la fecha.

Tanto en volumen, pues se trata de proporcionar 44.800 millones de metros cúbicos anuales de agua a 400 millones de habitantes, como en coste: tres veces el precio de la Presa de las Tres Gargantas, el anterior hito de China en ingeniería hidráulica. Eso, sin incluir la factura social, los cerca de 400.000 personas que serán desahuciadas en nombre del progreso.

Pero si grandes son las ambiciones, colosal también es el problema que éstas tratan de solucionar. Según los cálculos del gobierno, los recursos hídricos del país habrán llegado a su límite para 2030.

Pero la escasez de agua no es nueva para China, que debe dar de beber a una quinta parte de la población mundial con sólo el 7% de las reservas hídricas globales. El país se ha embarcado, además, en un viaje frenético al desarrollo que demanda aún más agua y recursos naturales.

Y también es un problema de reparto. Mao Zedong se percató de este punto en 1951 cuando ya sugirió el proyecto: "El sur tiene mucha agua, el norte poca Estaría bien que el sur prestase una poca", señaló el fundador de la nueva China. Sus planes quedaron aparcados por irrealizables, pero las siguientes décadas acumularían razones para llevarlos adelante.

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Medio siglo después de Mao, Pekín desenterró el proyecto. Lo que el Gran Timonel había esbozado tomó nombre en 2002, Proyecto de Trasvase de Aguas de Sur a Norte, y también forma: tres rutas que atraviesan los sistemas de cuatro ríos para nutrirse del Yangtzé. La ruta oriental tomará agua del curso bajo; la central, de un afluente, el río Han; y la occidental irá en busca del líquido elemento hasta la cabecera, en la meseta tibetana. Costará 62.000 millones de dólares y, si se completa en su totalidad, para 2050 podría estar inyectando 44.800 millones de metros cúbicos anuales a una treintena de sedientas ciudades.

Parte de la sección central entró en funcionamiento justo antes de las Olimpiadas, llevando agua a la capital desde la provincia vecina de Hebei. La ruta oriental, que se prevé terminar para 2014, aprovechará el diseño del Gran Canal Imperial, un intrincado sistema de canales construidos en el siglo VI y que conectaron río Amarillo y Yangtzé a lo largo de 1.770 kilómetros navegables.

Pero la occidental, que proyecta tres grandes presas en el altiplano centroasiático, sigue en el aire, en parte por las pegas que han expresado los ecologistas.

La presa de las Tres Gargantas será la más grande del mundo, y anegará las gargantas fluviales de Qutang, Wu y Xiling, alcanzando cerca de 200 kilómetros de longitud. La anchura de las gargantas varía desde los 300 a menos de 100 metros en la zona más estrecha. La estacionalidad de las lluvias en esta región provoca grandes cambios en los niveles del agua de dichas gargantas. El embalse producido por la presa anegará más de 250 km2 de terreno.

Tiene 183 metros de altura sobre cimientos y 2.310 metros de longitud.

Habría que mandar a la Maleni a que la vea en China y aprenda lo que es trasvasar agua en grandes cantidades, pero prohibiéndole que toque el Ebro o cualquier otro río español no vaya a ser que nos lo convierta en charco.
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