El 22 de julio de 1968, en pleno verano del año revolucionario, los lectores de 'The New York Times' se encontraron con un sorprendente artículo que denunciaba, a lo largo de tres abigarradas dobles páginas, los desmanes del bloque capitalista y soviético en uno de los momentos cruciales de la Guerra Fría, una alerta ante el precipicio nuclear al que estaba abocada.
El texto llevaba la rúbrica de Andrei Sajárov, uno de los científicos punteros de la URSS que en la década anterior había desarrollado el RDS-37, el primer dispositivo termonuclear de dos etapas.
Comenzaba por su crítica del estalinismo, “que había durado el doble que el fascismo” y “había mostrado un tipo mucho más sutil de hipocresía y demagogia, apoyándose no solo en un programa abiertamente caníbal como el de Hitler, sino también en una ideología progresista, científica y popular”. Pura cortina de humo “para engañar a la clase trabajadora y debilitar la vigilancia de los intelectuales y otros rivales”, así como para “utilizar la maquinaria de tortura, ejecuciones e informantes, intimidando y estafando a millones de personas”. Entre ellas, los millones de personas que habían sido torturados o asesinados por la policía secreta.
La tesis principal del artículo de Sajárov era que el progreso, la libertad individual y la paz debían ir de la mano, pues cualquiera de estas tres cosas sin las otras dos sería inútil.
No volvería a encontrarse con su esposa hasta cuatro años después, en 1984. Ella también había sido sentenciada al exilio interior. Por supuesto, la vida en Gorki estaba medida hasta el último detalle por la KGB. La posterior liberación de la pareja sería uno de los primeros gestos simbólicos de Mijail Gorbachov tras su llegada al poder en 1986. La perestroika que Sajárov había previsto 20 años antes por fin se estaba produciendo.
Recuerdo aquello muy bien y cierto es que la personalidad de Sajarov fue determinante para cargarse el destartalado sistema de los octogenarios mandatarios.
ResponderEliminarDON PLÁCIDO
EliminarEra el creador de las primeras bombas termonucleares rusas. Nada menos.
Me gusta la frase esa de SAJAROV = "el progreso, la libertad individual y la paz debían ir de la mano".
ResponderEliminarDON SILVESTRE
EliminarEs que es un principio básico para los seres humanos : sin libertad individual y en paz es imposible el progreso.
Valiente el más prestigioso y valioso científico ruso arremetiendo contra lo que venía tiranizando desde 70 años antes.
ResponderEliminarDON ARAMBURU
EliminarMuy, muy valiente.
Los prebostes comunistas no se atrevieron a cargarselo, dado su renombre mundial, pero lo aniquilaron obligándole a no salir de su domicilio en la ciudad de Gorki.
ResponderEliminarDOÑA SUSANA
EliminarEs lo que todas las dictaduras hacen con personas muy destacadas. Le sucedió antes lo mismo a Unamuno.
Hay gente que marca la diferencia. Lo que no tengo claro es si la maquina de propaganda que tenemos hoy, dejaria expresarse a un disidente.
ResponderEliminarSEÑOR OGRO
EliminarCierto, ciertísimo. Hay que tener mucha talla personal y renombre internacional destacado para cargarse a todo un régimen totalitario in extremis.
Bueno, él se expresó en un medio que se publicaba en New York.
Quince millones de personas, sí, quince millones, pasaron por los campos de exterminio (porque eso eran) soviéticos.
ResponderEliminarY todavía hay gente que defiende el estalinismo.
DON TRECCE
EliminarLos que defienden el estalinismo vienen a ser como los que defienden a los islamistas exterminadores de infieles. Unos descerebrados.
Los estalinistas se cargaron impunemente a más seres humanos que los nazis. Y eso está ahí. Jamás tendrán justificación ni los unos ni los otros.