El acento aragonés de Leopoldo Abadía es tan impecable que parece hecho aposta. Desde que publicó el libro 'La crisis Ninja y otros misterios de la economía actual' no ha dejado de salir en televisión para explicar los recovecos de la crisis y su blog cuenta ya con más de cinco millones de visitas.
A sus 82 años, ríe a carcajadas en cuanto le surge una oportunidad; tiene todo el aspecto de ser un hombre feliz. Su último libro se titula 'Yo de mayor quiero ser joven'.
- Yo me esperaba encontrar un libro sobre cómo envejecer bien, pero al leerlo he visto que parece el libro de un revolucionario. ¿No es algo mayor para eso?
- Bueno, yo no quería ser revolucionario. Igual sí, ¿no?, pero me ha salido sin querer. Hombre, hablo de la revolución civil, que es algo que digo hace tiempo, pero no en el sentido de salir a la calle a poner barricadas, sino en el sentido de que maduremos todos un poquito, que en cuanto algún cantamañanas diga alguna cantamañanada, tú, yo y el otro le podamos decir que no diga tonterías. El sentido de la revolución civil es que seamos un país con 46 millones de personas con criterio.
- ¿Llegaremos a verla?
- No lo sé, lo que sí es cierto es que me gustaría que la viéramos. Este año es de elecciones y me parece que estamos haciendo bastantes tonterías. A mí lo que me gustaría es que, cuando alguien haga una oferta de esas maravillosas, todos hagamos dos preguntas: cuánto cuesta esto y de dónde sacamos el dinero. No sé si lo veremos, pero yo me quedo tranquilo cada vez que lo escribo. Por lo menos si le convenzo a uno, pues uno menos o uno más, depende de cómo se mire. Hay que procurar que los demás tengan criterio. Así se hace la revolución.
- Lo que pasa es que todos pensamos que la gente son los demás y que la revolución la hagan los otros.
- Así es. Fíjese que siempre se mueren los otros, que hasta ahora es verdad.
- Eso no falla, es matemático.
- Lo de los otros pasa siempre. Si hay alguna noticia un poco espectacular, como lo de Panamá, todos tendemos a decir qué sinvergüenzas son todos esos, pero igual usted y yo somos sinvergüenzas en otras cosas y no hemos podido llevar nuestros millones a Panamá por falta de materia prima. Por eso, uno de los aspectos de la revolución civil es que seamos cada uno responsables de nuestros actos.
- Sea sincero. ¿Usted sale en los papeles de Panamá?
- No, hijo mío, no. Por falta de materia prima.
- Entonces es un don nadie. Hoy en día para ser alguien hay que salir en ellos.
- Pues mira, chico, es que soy un desgraciado, ya se ve que no me llega ni para salir en los papeles de Panamá. Ha habido mucha gente que se ha aprovechado de eso, y hablamos de los papeles de Panamá y no de los de Andorra, Suiza... Porque hay más papeles, no son los únicos, y seguramente no son los más importantes.
- ¿Todos somos honrados hasta que nos dan la oportunidad de dejar de serlo?
- Es que ser honrado cuesta, como cuesta ser leal o sincero. Hay una cosa que repito en el libro tres veces porque cuando me sale una frase bonita la exprimo.
- Exprímala otra vez.
- Lo peor de cosas como los papeles de Panamá es que la gente, los normalitos, lleguemos a pensar que eso es lo normal. Pues mira, no. Yo digo que la frase acertada es que lo anormal, cuando se hace muchas veces, no se convierte en normal sino en anormal frecuente, que es distinto. En estos momentos estamos viviendo muchas anormalidades pero hay que darse cuenta de que lo que está mal está mal, que no me digan a mí que esto lo hace todo el mundo.
- Una frase de su libro es 'la decencia se vive en casa' ¿Qué tipo de familia han tenido los que salen en todos estos papeles?
- O han tenido unos hogares de pena o han sido unos hogares muy bonitos pero los niños no se enteraban de nada o han tenido malas compañías. Si yo tengo un hijo que hace esas cosas me quedaría bastante chafado desde el punto de vista de padre. La educación de los hijos es responsabilidad única de los padres. Les llevamos a colegios que nos parecen buenos y ya está, pero a los niños no los educa el colegio.
- Yo no sé si llevaría a mis niños a una escuela de hijos de banqueros.
- Lo que dice es muy normal. Yo me lo plantearía, pero habrá que ver cómo es el hijo del banquero, porque igual resulta que es un chaval majo. Lo mismo que yo no llevaría a mis hijos a un colegio donde estudiaran los de Al Capone, tampoco los llevaría a otros sitios. Lo que pasa es que como creo que no hay colegios para hijos de banqueros sino que hay colegios a los que van algunos hijos de banqueros, pues unos se compensarán con otros.
- ¿Los gánsteres están integrados en nuestra sociedad?
- La respuesta es sí. Lo que pasa es que a medida que van apareciendo sus nombres los que se desintegran de la sociedad son ellos. Yo conozco a algún personaje de estos al que antes veía mucho por el barrio y ahora no le veo nunca. Pero sí que forman parte de nosotros, están integrados y a veces en puestos muy altos y con muchos tomando notas de lo que hacen porque son un ejemplo para la ciudadanía.
- '¿Hay algún ingenuo que se crea que los padres de la patria saben quién es su hija?'. Esta frase la ha escrito usted hace poco. ¿Somos un país huérfano?
- La ventaja que yo tengo es que todo lo que escribo pasa una censura: se lo doy a leer a mi mujer y si ella da el visto bueno sale. Yo creo que, tal y como están ahora los padres de la patria, primero no saben qué es la patria. Segundo, lo poco que saben les importa tres pitos y tercero, que lo que se espera de la gente del Parlamento, que intenten mejorar el país y demás, no es lo que se encuentra. Ves determinados espectáculos que te hacen preguntarte a qué han venido al Congreso estos tíos en vez de ir al circo Alegría y además en vez de pagar para ver los payasos hacen el payaso ellos.
- Según usted, 'la mayoría de los partidos políticos ha montado un tinglado de suciedad viscosa y pestilente a su alrededor'.
- La reconozco y es verdad. Yo por ejemplo creo que el Partido Popular ha sido un modelo de despilfarrar millones de votos. Un partido que funcionando normal podía haber salido normal ha conseguido estar desprestigiado absolutamente debido a la charca pestilente en la que se ha metido. La palabra todos no hay que decirla nunca, pero a mí me apetece decir que todos los partidos han creado charcas pestilentes. Puede haber alguno que no, pero lo que se ve es charcas alrededor de muchos.
- El problema de las charcas es que cuesta salir de ellas.
- Claro, cuesta mucho. Debe de costar porque en el momento en el que están pringados muchos, el despringue es difícil. Si me van dando unos eurillos majos al mes, es difícil decir que a partir de ahora no los recibo o que voy a denunciar todo eso.
- ¿Por qué no se prepara a bien morir en vez de hacernos perder el tiempo con sus planes de futuro?
- Ja, ja, qué asqueroso eres.
- Lo ha escrito usted, ¿eh?
- Y además ha debido pasar la censura. Yo creo que con mi trabajo actual, con la tele, con estas cosas que hago, atender a la familia, ocuparme de mis amigos y poniendo mi conciencia en paz con Dios ya me estoy preparando para morir. Esta conversación que ahora tengo con usted ya es preparación para morir, no se crea. Y planes de futuro, mire, yo no los hago porque ya queda poco. Cuando alguien me pregunta cómo veo mi futuro le respondo que corto, ¿cómo lo voy a ver? Para bien morir uno tiene que prepararse todos los días de su vida y cuando tiene 82 años uno se da cuenta de que trabajando y haciendo una vida normal te estás preparando. Y ya está, ya te mueres bien, con estilo.
JAVIER GUILLENEA
Un gusto leer estas perlas de sentido común, inmersos como solemos estar, en los actuales mares del horror. Cuanto cuesta y quien va a pagar esto, las preguntas que nos deberiamos hacer a cada instante en cuanto un politico asoma la cabeza.
ResponderEliminarEl problema que tenemos con eso es que no sirve para todos.... porque si todos pagáramos la fiesta, el saber cuanto cuesta nos haría reflexionar, pero nos encontramos que en el estado estamos unos pocos que pagamos la fiesta y unos muchos que simplemente la disfrutan, o que sino la disfrutan al menos como no les supone un coste les importa un pito donde se gasten nuestro dinero. Y no hablo de los ricos....
EliminarSEÑOR OGRO.
EliminarEs una delicia, como dices, leer a hombres cabales y con sentido común exponer sus básicos conceptos sobre la forma de vivir.
Lo importante, segú Abadía, es que la población llegue a tener a nivel individual CRITERIO PROPIO.
DON CSC.
EliminarSí, pero la mayoría no "semos" de los que no pagamos los costos de las propuestas de los PRIVILEGIADOS.
La mayoría de los que estamos aquí pagamos... o eso creo, el problema es que los que no pagan cada vez son más. En renta la gente que paga es la que está entre los 21.000 y 150.000 euros de base, especialmente los del tramo de 30.000 a 60.000.
EliminarPor encima de 150.000 hay muy poca gente, y aunque paguen poco cifran bastante, el problema real está en los de menos de 21.000 que son muchísimos, los cuales además suelen beneficiarse de becas y subvenciones un caldo de cultivo perfecto para el populismo y la demagogia. Máxime cuando muchos de estos que declaran 21.000 euros o menos de ingresos, en realidad están por encima.
DON CSC.
EliminarEstoy seguro que los datos que das son precisos y ciertos. Lo que nos lleva a una injusta duistribución de las rentas en relación a los impuestos.
Me había dejado que entre 30 y 150 estamos más o menos el 55-60% de las declaraciones.... de 150 para arriba hay más o menos un 5-10% de las declaraciones... y de 21 para abajo tenemos un 30%-35% de las declaraciones....
EliminarDON CSC.
EliminarLo que supone que a quien esquilman es a la más pura CLASE MEDIA.
¡Qué grande don Leopoldo!. tuve la fortuna de conocerle en persona una vez que vino a dar una conferencia al colegio de mis hijos. Me encanta lo que dice, verdades como puños, pero sobre todo cómo lo dice. Además, la cercanía de cómo habla, pareciera que le conoces de toda la vida. En ese me recuerda mucho a cómo era San Josemaría Escrivá pero de otra forma. Ambos, además de aragoneses, hacen reflexionar de una manera muy cercana.
ResponderEliminarDON JAVICHU
EliminarEfectivamente es un hombre que se hace seguir porque se muestra CERCANO y sencillo. Y porque nos induce a pensar en lo más elemental de la vida.