CARCEL REAL DE SEVILLA en 1598 |
La Cárcel Real de Sevilla era la más importante de la ciudad; se encontraba al comienzo de la calle de las Sierpes, muy cerca de la plaza de San Francisco. En ella había tres puertas. La de entrada o rastrillo era la llamada puerta de oro, por ser esta la más provechosa para los guardias, ya que, desde allí, se repartía a los delincuentes según el lugar que merecieran sus culpas y el mucho o poco dinero que pudieran pagar. En el interior, se encontraba la de plata, en la que los porteros cobraban por quitarles a los presos que tenían dinero las penas que ellos mismos les habían impuesto; en ella, una aldabilla avisaba cuando llegaba un recluso nuevo.
Por último, tras subir unas escaleras, se hallaba la de cobre, que conducía a varias galerías, donde de nuevo había que aflojar la bolsa. En la planta baja, había un patio rectangular con una fuente en medio, una galería y catorce calabozos, que eran de alquiler o de pago, para uno o dos presos y los huéspedes que estos admitieran, incluidas sus mujeres legítimas o sus barraganas.
Asimismo, disponía de cuatro tabernas y bodegones, dos tiendas donde, entre otras cosas, se podía comprar verdura, fruta, aceite, vinagre, papel y tinta, varias tablas de juego y algunas otras dependencias. A este patio podían bajar los de las galerías de arriba, salvo los que estuvieran incomunicados en los llamados aposentos fuertes. En él se formaban, durante el día, muchos corrillos para conspirar o conversar de sus cosas, y eran frecuentes las peleas.
La comida, por lo general, venía de fuera, por lo que continuamente acudian mujeres, familiares y amigos con la pitanza. Los visitantes podían entrar y salir sin necesidad de autorización quedando el asunto a la memoria del portero, que solía ser un gran fisonomista, pero que también podía equivocarse, a veces de manera deliberada. De ahí que en el zaguán hubiera siempre un gran trasiego, al menos hasta las diez de la noche, que era cuando cerraban las puertas, lo que facilitaba la huida de algunos presos y todo tipo de desmanes.
La Cárcel Real, como casi todo en Sevilla y en buena parte del reino, estaba controlada por La Garduña, a través de los llamados "valientes" o sicarios. Estos constituían la aristocracia del patio y de los aposentos de la cárcel, mientras que los pobretes, miserables y andrajosos eran la clase vil, al servicio de los primeros; fuera quedaban los bondadosos, los débiles y los encogidos, que solían ser víctimas de las extorsiones, desdenes y amenazas de los otros.
La hermandad de la Garduña (pura mafia como las de ahora) era la encargada de mantener el orden y la disciplina y de controlar y gestionar todo lo que entraba en ella, pues el alojamiento y la manutención corrían a cargo del preso. De modo que los que no tenían medios de fortuna se veían obligados a prestar algún servicio o a realizar algún trabajo para poder comer algo y tener un hueco donde dormir. Asimismo, los "valientes" cobraban por los derechos de limpieza y de alumbrado del patio;y, a los que podían permitírselo, les alquilaban la compañía de mujeres para juergas y dormidas.
Por supuesto,también tenían su propia cofradía religiosa y, con frecuencia, hacían procesiones en el patio, paseando una imagen de la Virgen y del Nazareno y pidiendo limosna a los demás presos a punta de cuchillo, que era algo muy digno de ver.
Cervantes cuando ingresó en la Cárcel Real de Sevilla, acababa de cumplir cincuenta años, una edad a la que muchos no llegaban, pues, por unas cosas u otras, la mayoría moría antes. Y, sin embargo, él había logrado sobrevivir a un duelo, varias campañas militares, cinco años de duro cautiverio, diversos ataques y agresiones, alguna que otra misión secreta y peligrosa en Orán y para Felipe II, por no hablar de las numerosas desgracias, desventuras y desilusiones que había padecido.
DON MIGUEL IMAGINANDO A DON QUIJOTE Y SANCHO |
Bárcenas no hubiera tenido problemas para una vida confortable.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarEn esa carcel, tal como comentas, el Bárcenas hubiera vivido a cuerpo de rey pagando, con dineros mangados, todos los caprichos de comidas, bebidas y puterío.
Esta prisión me recuerda a alguna de las que hay en México ahora mismo y en donde los presos conviven con sus familias al completo, y cada una tiene su chiringuito dentro de la carcel.
ResponderEliminarDON LUIS
EliminarEn México no sé si las hay pero sí en la Bolivia actual y en las que dentro no hay ni guardias ni vigilancia alguna, además de que los presos conviven con sus familias al completo.
Tengo un post al respecto en =
http://tellagorri.blogspot.com.es/2010/09/las-prisiones-del-indito-evo.html
La verdad es que vaya cachondeo. Al parecer ya entonces la carcel era un sitio donde los próceres y gentes bien surtidas de doblones, hacia lo que les salia del orto: igual que ahora!.
ResponderEliminarSe ve muchos males nos vienen muy de lejos.
SEÑOR OGRO
EliminarTal como lo comentas : nuestros peores sistemas de funcionamiento vienen ya de muy antiguo. Debemos de ser gente muy "conservadora" de hábitos y costumbres.
Tal como viven en las cárceles hoy Bércenas, Matas, y antes Mario Conde, con sus ordenadores y sus moviles y su comida a la carta, etc. no se diferencia gran cosa de esa Carcel Real en que estuvo Cervantes.
No nos creamos el preso comun no vive bien. Si tiene problemas medicos, no dude le atenderan antes que a los de la calle. Estudios gratis, menus a elegir, etc, etc.
EliminarEn ese sentido creo hemos involucionado, ahora todos los mangantes viven bien, aunque naturalmente los próceres aun mejor.
SEÑOR OGRO
EliminarComo afortunadamente aún no he sido apresado pero de todo puede suceder, no tengo ni idea de cómo viven los presos comunes aunque sospecho que vienen a ser tratados como antaño los niños de 12 años en los internados de frailes.
Si Cervantes entró en la trena después de cumplir los 50, ¿tendremos la suerte de ver a Pujolone entre rejas? Mucho me temo que el patriarca del saqueo institucionalizado no verá ni puerta de oro, ni de plata y mucho menos de bronce. ¡Por no ver, el tipo dice que no veía ni el dinero que tenía en casa!
ResponderEliminarDON HEREP
EliminarBuena pregunta y a mi entender no creo que el PUJOLONE pise ni a medio kilómetro de una prisión. Entre otras coas porque tiene 80 años. Y si no fuera por eso, tampoco entraría porrque podría exigir la compañía de demasiados catalufos implicados en variados pufos.
¿Un catalán que no sabe el dinero que tiene en casa? Eso no ha existido ni existe.
Lo que me ha parecido más interesante es que los presos pagaran alquiler. Aunque ignoro lo que sucede en nuestras prisiones (ni tampoco me interesa), parece una buena medida para evitar que los malhechores vivan del erario público.
ResponderEliminarDON BWANA
EliminarQué alegría volver a leer sus comentarios. Me alegro muchísimo de su vuelta. Y estoy echando de menos su investigaciones de inventos exóticos de los que gustan de hacer chinos, americanos y british.
Lo del alquiler, que comenta, era una buena medida. Claro que por lo que se describe también la comida se la tenian que agenciar cada uno de los "internados".